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«Esta es una bellísima sorpresa en directo. ¡Está llegando el Papa Francisco!» El comentarista de Vatican News, el canal informativo del Vaticano, no podía ... contener la emoción cuando, poco antes del mediodía de este domingo, Jorge Mario Bergoglio hacía su aparición en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde presidía la misa con motivo del Jubileo de los enfermos y del mundo de la salud el arzobispo Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización y organizador de los eventos del Año Santo. El Pontífice, que fue dado de alta hace dos semanas tras pasarse 38 días ingresado en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis que derivó luego en una neumonía bilateral, hacía así su primera aparición entre los fieles, que le recibieron con un aplauso, en la plaza que marca el epicentro del catolicismo.
Lo hizo siendo llevado en silla de ruedas por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, y con unas cánulas nasales en las nariz por las que recibía suministro de oxígeno. Delante del altar, el Papa bendijo a los fieles y tomó la palabra para decir: «Buen domingo a todos. Muchas gracias». Tuvo que repetir dos veces la frase debido a que, la primera vez, no se le escuchó bien. Aunque todavía se le notaban las dificultades para hablar, eran menores que las que mostró hace dos semanas cuando recibió el alta hospitalaria en el Gemelli. También la expresión del rostro mostraba menos sufrimiento que entonces y se le veía feliz de encontrarse entre los fieles. Antes de regresar a la Casa Santa Marta, la residencia vaticana en la que vive y donde según los médicos, debía permanecer «al menos dos meses» en convalecencia, haciendo reposo y reduciendo al mínimo los contactos, Francisco saludó a algunas de las personas que se encontraban en la zona más cercana al altar, entre ellas varias religiosas.
Según informó el Vaticano, antes de salir por sorpresa para saludar a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa se confesó dentro de la basílica vaticana, donde permaneció un tiempo en oración y también atravesó, como un enfermo más, la Puerta Santa del templo. Más de 20.000 personas hicieron lo mismo durante este fin de semana con motivo del Jubileo del mundo de la salud. Al final de la misa, fue leído un mensaje de Bergoglio en el que «saludaba con afecto» a quienes participaron en la celebración y les daba las gracias «de corazón» por las oraciones pidiendo su pleno restablecimiento.
En el texto preparado por el Pontífice para el Ángelus dominical, distribuido por el Vaticano, aseguró que reza «por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones». También pidió que se inviertan «los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres». Aprovechó además Francisco para invitar a los fieles a que recen «por la paz» en la «martirizada» Ucrania y en Gaza, «donde la gente se ve obligada a vivir en condiciones inimaginables, sin techo, sin comida, sin agua potable».
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