Ocho años a la espera del nacimiento de un bebé en un pueblo de la 'España vaciada'

Por eso se entiende que este alumbramiento se haya vivido en Valdemanco «como un acontecimiento histórico que todo el pueblo celebra». «Vamos a cuidarla muchísimo», anuncia su alcaldesa, que confía en que las demás parejas jóvenes del municipio, que no son demasiadas, «se animen para que Alba no juegue sola por las calles del pueblo porque aquí se vive muy tranquilo y los niños crecen sanos». La pequeña tenía prisa por ver el mundo: ha nacido a los 8 meses de gestión tras una cesárea practicada a su madre, Noelia Sánchez, de tan sólo 21 años, que se muestra «muy agradecida a todo el pueblo». «Todos somos como una familia y tenemos el sentimiento de criarla aquí», apunta la madre, que hace años emigró pero decidió volver después junto a su pareja a una localidad «donde se vive muy bien».

«La niña está en casa de la abuela, junto a su madre, y todo el pueblo está pasando por allí para darle la enhorabuena y algún regalito», relata la alcaldesa de este pueblo que representa a la perfección a la llamada 'España vaciada'.

El rostro le cambia a la regidora Juliana Manzano cuando habla del futuro y de las necesidades de su pueblo, que llegó a contar con cerca de mil habitantes en los años 60 del pasado siglo. «En esos años mucha gente emigró a Barcelona y a Madrid en busca de sueldos estables porque vivía del campo y cuando venía alguna tormenta o una mala cosecha se quedaban sin nada. Ahora aquí el problema para vivir es el trabajo. Sobrevivimos gracias a las ayudas de la Diputación Provincial de Ciudad Real y de la Junta de Castilla-La Mancha con los planes de empleo». De hecho, un reciente estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha que había encargado la Diputación revelaba que Valdemanco del Esteras es el pueblo de la provincia de Ciudad Real más afectado por el problema de la despoblación.

«Tenemos miedo a desaparecer», reconoce Juliana, que cita dos graves obstáculos para que Valdemanco resucite: «Desde hace ocho años no tenemos autobús y sólo se puede salir del pueblo a hacer gestiones o a comprar a pie o en coche y eso quien lo tenga o pueda conducir porque la mayoría de la población es muy mayor». Además, no hay cobertura de internet en las calles y sólo es posible navegar en la red si se dispone de red wifi en casa.

A corto plazo, el problema de la despoblación podría frenarse, según la alcaldesa, atrayendo a los recién jubilados que se marcharon hace décadas. Pero a medio y largo plazo la solución parece pasar por el turismo rural. «Estamos en un enclave paradisíaco, rodeados de árboles y arroyos, y podrían abrirse casas rurales y organizar rutas de senderismo». Una de estas rutas, la que hace años discurría por los molinos harineros del pueblo, es hoy impracticable «porque habría que limpiar los caminos».

Tampoco la diversión está asegurada hoy en el pueblo. De los tres bares que tuvo Valdemanco sólo queda uno abierto «y la gente joven sólo viene en fiestas y los fines de semana para ver a los padres y abuelos, pero cuando éstos falten ya ni vendrán».

Así es la vida en esta localidad fundada en la Edad Media por ganaderos y colmeneros que en pleno siglo XXI vive el nacimiento de Alma como una fiesta. De momento, no podrá jugar con niños de su edad por las calles de Valdemanco y cuando esté en edad escolar tendrá que desplazarse al vecino pueblo de Agudo (Ciudad Real) para dar clase en el taxi que recoge a los demás niños de lunes a viernes. Es la «España vaciada».