Mariano Barbacid (Madrid, 1949) se doctoró en Ciencias Químicas con solo 24 años y a los 32 publicó en 'Nature' un análisis que supuso un gran avance en la investigación sobre el cáncer. En EE UU, en 1978, formó su propio grupo de investigación en ... el Instituto Nacional del Cáncer, y diez años más tarde pasó a ser vicepresidente de oncología preclínica en la multinacional Bristol-Meyers Squibb. Regresó a España en 1998 para asumir la construcción y dirección del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Miembro de numerosas academias, galardonado con premios de gran relevancia internacional, es uno de los científicos españoles más importantes y reconocidos en todo el mundo. De estudios, recursos, avances y esperanzas habla en esta entrevista mantenida en el CNIO, del que fue máximo responsable durante trece años.
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- ¿Qué pasa con la ciencia en España? Hemos retrocedido en recursos económicos y en producción científica.
- Ha sucedido a partir de 2009, con la crisis económica. En este momento hay menos recursos para los proyecto científicos que había entonces, mientras en otros países han aumentado tanto la inversión de sus gobiernos como la privada. Y en las campañas electorales que hemos vivido no se ha hablado de ciencia. El incremento de financiación para I+D que tanto se ha pregonado está prácticamente dedicado en su totalidad para digitalización, que si bien es algo muy necesario no se puede considerar como I+D. La nueva Ley de la Ciencia prevé alcanzar en 2030 una inversión pública del 1,25% del PIB cuando en otros países europeos en muy superior.
- ¿Cómo trabajan en esas condiciones?
- Es imposible trabajar solo con la financiación del Ministerio. Si podemos hacerlo aquí es gracias a la financiación europea y al apoyo de la Fundación Cris. En nuestro campo la investigación es muy cara. La ciencia en España, como decíamos en la Universidad con las asignaturas menos relevantes, se está convirtiendo en una 'maría'.
- Usted ha dicho que quizá se deba a que en los sucesivos gobiernos desde la Transición apenas ha habido científicos.
- También responsabilizo a la Historia. España es un país humanista, que colonizó América y ha dado extraordinarios pintores, escritores y artistas. Así, la cultura se iguala con las Humanidades. Si alguien ignora quién fue Calderón queda como un inculto, pero eso no pasa con quien no sabe qué es la mitosis, por poner un ejemplo. Y solo el 12% de la población considera relevante la inversión en ciencia.
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- Suele decir que es muy importante que los políticos den recursos a los investigadores y los dejen trabajar en paz. ¿Sucede así en EE UU?
- El sistema funciona de una manera muy parecida. El investigador presenta proyectos y pide financiación. El problema es que aquí las cantidades recibidas son muy inferiores. Nos hemos quedado muy atrás en la inversión y eso hace que sea muy difícil ser competitivos. Es como vivir en Suiza con un salario español. Con los 150.000 euros que recibimos del Ministerio cada año no es suficiente ni para gestionar las colonias de ratones.
- ¿Lo que acaba de decir es una forma de hablar o es literal?
- Literal. Con ese dinero no tenemos para pagar la estabulación y el genotipado de nuestros ratones genéticamente modificados.
- Con la pandemia vimos que destinar grandes recursos a un fin, en este caso la vacuna, logra resultados espectaculares. ¿No hemos aprendido la lección?
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- Las dos vacunas que funcionaron fueron posibles por un descubrimiento anterior de una científica húngara. La inversión mundial que se hace en la investigación sobre el cáncer es muy superior a la que se hizo para esas vacunas.
- ¿Eso significa que no es tanto un problema de dinero?
- Cuanto más dinero, más avances, eso es cierto. Pero si ahora se multiplicara por veinte la inversión no es seguro que fueran a curarse los cánceres que hoy no tienen cura. En este momento, el 70% de los tumores se curan. Yo me intereso sobre todo por los tumores que aún suponen un reto mayor para la ciencia. Como problema biológico, el de la pandemia no era complicado. Sin ese descubrimiento del que le hablaba, quizá se habría tardado un año más en obtener la vacuna, pero se habría llegado a ella. Y lo digo sin desmerecer el descubrimiento.
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- Los investigadores hablan de lo importante que es la prevención. Pero a veces los mensajes son contradictorios. Pasa con el consumo moderado de alcohol. ¿Eso no frena los esfuerzos por la prevención?
- Hay cosas que se saben con toda certeza. Todo lo que represente una inflamación continuada aumenta el riesgo de cáncer, como el helicobacter para el cáncer de estómago o la pancreatitis para el de páncreas. Todo eso influye. En cuanto a los alimentos, teniendo una dieta como la nuestra y sin excesos ya estamos actuando en la prevención. No creo que una copa de vino al día o un chuletón de vez en cuando generen problemas siempre que tengamos variedad en la comida.
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- Pues hay ya una cierta prevención con eso.
- En Japón, donde comen tanto pescado como aquí, está creciendo el cáncer de estómago. ¿Por qué? Puede ser por varios factores. Yo no me preocuparía tanto por la dieta si se sigue la mediterránea y no se cometen excesos. Lo que sí tiene una incidencia tremenda en el cáncer es el tabaco. Toda la disminución de muertes por cáncer de pulmón debidas a dejar de fumar equivalen casi a las evitadas por los avances de la ciencia. Y si hoy mismo la Humanidad dejara de fumar bajaría muchísimo la incidencia total del cáncer por la disminución del de pulmón, el más común de todos los tumores y uno de los más malignos. Aunque es cierto que hay tumores de pulmón en gente que no ha fumado, sobre todo mujeres y orientales. Luego por supuesto, hay tumores que tienen un alto porcentaje de supervivencia como el cáncer de mama (excepto el triple negativo) y de próstata, del que se dice que los hombres moriremos con cáncer de próstata, pero no de cáncer de próstata.
- Es rara la semana que no se anuncia algún avance importante en este campo. ¿Debemos ser optimistas o prudentes?
- Prudentemente optimistas. Estamos ya en un 66% de supervivencia a los cinco años con grandes oscilaciones, porque como le comentaba antes, el cáncer de próstata llega al 95% de supervivencia mientras que el de páncreas está en el 5%. Pero se ha avanzado mucho. Hace 25 años había cirugía -y en eso también se ha avanzado muchísimo-, radioterapia y quimioterapia. Ahora tenemos protonterapia y tratamientos personalizados e inmunoterapia. Además de las células CAR-T para el tratamiento de los tumores hematopoyéticos. ¿Qué habrá en los próximos 25? No le puedo decir, pero seguro que mejoraremos. Y ya se habla de vacunas.
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- El cáncer es una enfermedad que aumenta a medida que envejecemos. ¿Podemos sospechar que habría un mayor esfuerzo científico si afectara a gente joven? El sida, que a tantos jóvenes mató, ya está controlado.
- Hay pocas enfermedades que afecten a las personas de 30 años, salvo las infecciones. El sida, una vez conocida la causa, puede prevenirse evitando las transmisiones por sangre contaminada ya sea en la práctica del sexo o en el uso de las jeringuillas. En el caso del cáncer, su incidencia comienza a partir de los 60 o 70 años. Los países occidentales se están interesando cada vez más en potenciar investigaciones que consigan ralentizar el envejecimiento, considerándolo como si fuera una enfermedad. Inversores privados han creado Los Altos, una compañía con laboratorios en San Diego y en Cambridge que está contratando a científicos de élite en este campo. Ojalá, se avance en esta área, si bien le confieso que yo soy un poco escéptico, no soy muy optimista al respecto.
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- ¿El cáncer es una enfermedad que en el futuro podría ser ralentizada y que al mismo tiempo eso sea inasumible para un sistema público de salud?
- Depende de lo que queramos que sea la sanidad del futuro. Si ponemos al Dr. Joseph Mengele al frente de Sanidad ahorraríamos mucho (se ríe). Pero el objetivo de nuestra Sanidad es que vivamos cuanto más tiempo mejor, por lo tanto, es inevitable (y por supuesto deseable) que en nuestra sociedad cada vez haya más personas mayores aunque esto genere más enfermedades como el cáncer que tengan que ser atendidas.
- ¿Con tratamientos que solo podrán pagarse personas ricas?
- Le voy a contar un caso. Hay un medicamento aprobado en EE UU y en Europa que en España no ha sido aceptado. No prolonga la vida de quien padece ciertos tipos de cáncer pero sí mejora mucho su calidad de vida. Cuesta 5.000 euros. Quien gana 20.000 euros al año no puede pagarlo, evidentemente. Y eso es una injusticia. No olvidemos que España dedica a Sanidad menos que la media europea.
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- El cáncer también está afectado por la guerra cultural. Mucha gente rechaza que se hable de 'lucha' o de 'derrota' cuando alguien muere. ¿Qué opina de ello?
- No tengo respuesta para eso. Es más un tema sociológico. Sucede también con el propio nombre de la enfermedad. Hace 40 años nadie moría de cáncer sino de una 'larga enfermedad'.
- Se elude el nombre pese a que no hay un estigma sobre la enfermedad, como si lo hubo con otras, como el sida.
- Ojalá fumar se considerara un estigma. Y lo cierto es que se fuma más en las clases menos favorecidas económicamente.
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- ¿Por qué tenemos la impresión de que, pese a que las estadísticas hablan de muchas más curaciones, cada vez más gente a nuestro alrededor muere de cáncer?
- Creo que esa es una opinión no profesional. Cuando te dicen que alguien ha muerto de un ictus o un infarto te cuentan algo que ya pasó. Con el cáncer vas viendo cómo evoluciona la enfermedad, el sufrimiento del enfermo. Nos impacta más por eso.
- Las estadísticas de supervivencia se hacen a cinco años. ¿Cambiarían mucho las cifras si se hicieran a diez años?
- En algunos tumores sí habría cambios.
- En 'Desmontando a Harry' de Woody Allen, uno de los personajes dice que las dos palabras más bellas no son 'te quiero' sino 'es benigno'. ¿Qué opina?
- (Sonríe) Woody Allen ha sido mucho tiempo mi cineasta favorito, el que mejor refleja la vida de Nueva York. Pero, ya sobre la pregunta, depende de la edad. Pienso que entre los 20 y los 40 años es mucho más importante que te digan 'te quiero'. Con 70 creo que aprecias más lo de 'es benigno'.
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