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Turistas que se dirigen a la plaza del Pesebre y la basílica de la Natividad por la calle de la Estrella. Mikel Ayestaran
El nuevo camino que lleva a Belén

El nuevo camino que lleva a Belén

La ayuda de Rusia permite rehabilitar la calle de la Estrella, por la que llegaron al portal María y José hace más de 2.000 años

mikel ayestaran

Domingo, 15 de diciembre 2019, 08:29

No hay un minuto que perder. El reloj avanza, se acercan los días más importantes del año en Belén y las obras no se han terminado ni en la calle de la Estrella, la ruta que según la tradición siguieron José y María hasta llegar al portal donde nació Jesús, ni en la basílica de la Natividad, conjunto declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. El trabajo de los últimos años ha hecho que el organismo internacional los saque de la lista de 'patrimonio en peligro' en el que ingresaron en 2012 tras la solicitud de protección especial por parte de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Los trabajos avanzan con rapidez y la fuerte afluencia de turistas ha obligado a los responsables a ampliar el horario de apertura de la Natividad hasta las ocho de la tarde para intentar dosificar las visitas y regular las colas de visitantes. El Ministerio de Turismo palestino se muestra optimista y piensa que puede cerrar el año con una cifra que supere los 1,5 millones de visitas de 2018.

La mayoría de grupos de turistas llegan en autobuses. Los vehículos aparcan junto a la plaza del Pesebre, presidida ahora por un enorme árbol de Navidad, los peregrinos bajan, entran directos a la iglesia, hacen la cola pertinente para ver la gruta del nacimiento y se van. «En la inmensa mayoría de casos se trata de una visita de apenas cuatro horas en total en la que el turista solo nos deja basura, porque el touroperador israelí no les permite ni parar en las tiendas para comprar recuerdos, de tal forma que hacen todo el gasto al otro lado del muro», lamenta Fadi Kattan, responsable de Hosh Al Syrian, una antigua casa restaurada en plena ciudad vieja convertida en restaurante y mini hotel de 12 habitaciones. Kattan califica Belén de «prisión» debido al impacto que tiene el muro de separación y la expansión sin freno de los asentamientos israelíes, ilegales desde el punto de vista de una legislación internacional impotente en esta parte del globo.

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Las autoridades de Belén, ciudad elegida para ser capital de la Cultura Árabe el próximo año, trabajan para que este tipo de turismo exprés cambie. En la calle de la Estrella los operarios colocan nuevos adoquines, pintan las persianas metálicas de las tiendas y se esmeran por mejorar las fachadas de piedra blanca de estas casas levantadas en el siglo XIX. Es la tercera vez en las últimas dos décadas que se restaura un lugar que antes de 2001 contaba con un centenar de tiendas. El estallido de la Segunda Intifada y el descenso del turismo hicieron que la mayoría cerrara sus puertas. Los primeros que apoyaron las obras fueron los españoles a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (Aecid); después, llegó el turno para la cooperación estadounidense y ahora es Rusia quien sufraga el coste de la que se espera sea la definitiva restauración de este lugar emblemático para la ciudad y el cristianismo.

Falta de presupuesto

Algunos grupos se aventuran por esta ruta en obras y en algunos tramos deben ponerse en fila de a uno para poder avanzar. Se trata de un recorrido de unos minutos que desciende de forma suave hasta la plaza del Pesebre. La primera parte transcurre en absoluta calma y silencio, pero el tramo final atraviesa una zona comercial en la que el peregrino está rodeado a derecha e izquierda por comercios de todo tipo desde los que recibe las llamadas de los vendedores. En la plaza espera el punto fuerte de la visita a Belén: la Natividad.

Los andamios ya han desaparecido del exterior del templo. Después de seis años de intensos trabajos, el final previsto para las obras era este mes de diciembre, «pero no ha podido ser». «Calculo que apenas nos queda un 15%, pero necesitamos 2,5 millones de euros más para concluir y hasta que tengamos el dinero no podemos establecer una nueva fecha. Esperemos que no tarde mucho y que las gestiones de nuestras autoridades den frutos rápido», confía Imad Nassar, que forma parte del equipo encargado de la restauración de este templo que data del siglo IV después de Cristo, levantado por orden del emperador romano Constantino I.

En cifras

  • 1,5 millones de turistas esperan superar este año Belén. La fuerte afluencia de peregrinos ha obligado a ampliar el horario de la basílica de la Natividad.

  • 23 asentamientos israelíes, que no existen desde el punto de vista de la legalidad internacional, rodean Belén. En ellos residen 165.000 colonos. Las autoridades judías planifican construir 25.000 nuevas viviendas en la próxima década.

  • 2,5 millones de euros más precisan las obras de restauración de la basílica de la Natividad para poder finalizar. El plan inicial marcaba este mes de diciembre como fecha final de unos trabajos que arrancaron en 2013, pero la falta de presupuesto obliga a ampliar el plazo.

La Natividad ha sobrevivido a quince terremotos, invasiones, incendios, disputas entre sus tres inquilinos (Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa griega y la Iglesia apostólica armenia), y al encierro durante 39 días de 200 palestinos en 2002. Ahora sale a luz una procesión de ángeles bizantinos que durante siglos fueron los encargados de señalar a los recién llegados el pesebre, donde tradicionalmente se cree que nació Jesús, y que recuperan su esplendor en pleno siglo XXI con sus tonos dorados, verdes, rosas… Gracias al trabajo minucioso de seis años los mosaicos relucen como nuevos y vuelven a marcar la dirección a la gruta. «Cuando logremos el dinero y cerremos las obras, lo único que quedará pendiente de restaurar será esta gruta. Se trata del lugar más sagrado y en este caso serán las tres Iglesias las que se encarguen de llevar adelante los trabajos, aunque siempre nos tendrán a su lado en caso de que necesiten ayuda o asesoramiento», apunta Nassar, para quien, como cristiano, es un honor inmenso poder formar parte del proyecto.

El flujo de visitantes es continuo. Un malhumorado religioso griego pide silencio a los grupos. Fotos y más fotos de los mosaicos. Fotos y más fotos a las pinturas descubiertas en las columnas de la nave principal. Todos hacen cola pacientemente para llegar hasta la estrella en el suelo que marca el lugar donde nació Jesús. Luego se dirigen a sus autobuses y cruzan de nuevo el muro para regresar a Jerusalén. Un viaje de apenas diez kilómetros que es más sencillo de realizar para un turista llegado de Singapur que para cualquier palestino nacido en Belén, que requiere el permiso de Israel para poder superar el puesto de control.

Cerco de colonias

La bíblica localidad que vio nacer a Jesús es hoy una ciudad de 225.000 habitantes, incluidos los 20.000 refugiados de los campos de Dheisheh, Aida and Beit Jibrin, cercada por 23 asentamientos en los que residen 165.000 colonos . Y las autoridades israelíes planean construir 25.000 nuevas casas en la próxima década. Aquí fue donde se levantaron las primeras colonias tras el inicio de la ocupación en 1967 y la expansión prosigue, lo que ha convertido a Belén en «un lugar devastado, una cárcel turística de la que emigra todo aquel que puede, porque la cifra de desempleo es una de las más altas de Cisjordania y el precio de la tierra se ha disparado por culpa del muro y del crecimiento de las colonias», informa Suhail Khalelieh, director del Settlements Monitoring Department.

Esa emigración afecta de manera especial a la minoría cristiana, que se siente olvidada por Occidente. Los cristianos de Belén han pasado de representar el 80% de la población en los años cincuenta, a estar en torno al 10%. «Estamos cansados de dirigentes como Donald Trump que repiten una y otra vez que protegen a los cristianos en Oriente Medio, pero nunca nos ha escuchado, nos ignora. La iglesia occidental es parte de nuestro problema, especialmente la evangélica. Nosotros somos cristianos y somos una parte más de la sociedad palestina y sufrimos los efectos de la ocupación como el resto de la comunidad», apunta el pastor luterano Munther Isaac. Una opinión que comparte Xavier Abu Eid, responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), para quien «no hay relación entre los que dicen defender a los cristianos de Oriente Medio y lo que pasa sobre el terreno. La ocupación afecta a la vida de todos los palestinos y que Estados Unidos apoye la colonización es algo que no solo afecta al proceso de paz sino que particularmente complica la vida de la población palestina cristiana».

El lamento de los cristianos y el avance de la ocupación no son parte del programa de los grupos de turistas. Los más afortunados tendrán la oportunidad de alargar su visita y recorrer la reformada calle de la Estrella, pero la mayoría formará parte de esa marea que llega y se va a bordo de grandes autobuses, sin sufrir mayor molestia que el atasco que les puede tocar en los puestos de control de entrada a Jerusalén.

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