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Agustín Remesal, en un teléfono en el que se reproduce el vídeo de la entrevista.

Agustín Remesal | Periodista y columnista de El Norte de Castilla

«La nostalgia es el pecado del periodista pusilánime que creyó tener madera de héroe»

El veterano corresponsal de TVE advierte: «Jugar a la baza de la vejez no conduce más que a la imposición de la pretendida autoridad del anciano sabiondo»

J. I. Foces

Valladolid

Martes, 28 de marzo 2023, 00:01

Es una autoridad en el periodismo. Lo avala su trayectoria, de lustros en el extranjero como corresponsal de TVE. Su rostro fue habitual en todos los telediarios de la cadena pública todos los días durante un cuarto de siglo entre finales del siglo XX y principios del XXI. Vivió en persona en varios países acontecimientos que han cambiado el devenir del mundo y los detalló y explicó como nadie. Desde hace más de un decenio los analiza en las páginas de opinión del decano de la prensa diaria en España.

-Zamora, Madrid, París, Nueva York, Londres, Lisboa, Jerusalén, Madrid y Zamora. ¡Toma periplo vital!

-Cuatro continentes, una docena de países, centenares de viajes, miles de crónicas y 28 años dando tumbos por el mundo. ¡Un largo viaje! Hay pocas profesiones más ambulantes que la del periodista.

-La especialización en información internacional, ¿le convierte en ciudadano del mundo?

-Sí, en cierto modo. El periodismo descubre caminos y puntos de vista globales. Los idiomas, indispensables, te abren ventanas. Ciudadano del mundo se puede ser pensando, escribiendo o cantando.

-Está el planeta como para no necesitar de quien nos oriente...

-Sufrimos un aluvión de información internacional, sobre todo en estos momentos, provocado por el frenesí de las nuevas tecnologías y sobre todo las crisis, que no cesan. Es como en una competición de atletismo: más rápido, más alto, más lejos. ¡Una pesadilla!

-¿Es verdad que un estornudo en Japón acaba en tsunami en Grecia?

-¡Sí! Ese fenómeno, que es el del aleteo de una mariposa, capaz de mover una galaxia, demuestra que vivimos en un mundo regido por la regla universal de los efectos en cadena.

-¿El columnista está condenado a la soledad periodística, como el corresponsal?

-Hace unas décadas, el columnista analizaba un hecho utilizando su sabiduría y calidad literaria y trabajando en soledad. Hoy, el corresponsal colgado de la red es un icono de credibilidad de la información que da y nunca se siente solo, nunca.

-¿La de columnista es la actividad periodística en la madurez?

-No necesariamente. Los medios solían antes aparcar a los periodistas de prestigio para escribir editoriales. Pero esa regla se ha roto. Hoy la mayoría de los columnistas son escritores o investigadores. De cualquier edad, eso sí.

-¿El columnista tiene prohibido sentirse viejo?

-Jugar a la baza de la vejez en esta profesión no conduce más que a la asfixia solitaria y a la imposición de la pretendida autoridad del anciano sabiondo. O sea, el engañoso camino de la melancolía.

-¿Siente nostalgia del corresponsal que fue?

-¡Nunca! Visitar por eso al psiquiatra es caer en un pozo sin profundidades. La nostalgia es el pecado del periodista pusilánime que creyó tener madera de héroe. Mal asunto.

-¿Le ha llamado alguna vez un lector para ampliar información y análisis?

-A veces me llama gente extraordinariamente notable, sobre todo amigos que he encontrado por las embajadas españolas. Sobre todo también profesores de universidad y alumnos de periodismo que aspiran a ejercer la profesión en países lejanos. ¡Mejor para ellos!

-¿Cómo se ve de mayor el periodista Remesal?

-Me siento un privilegiado en mi carrera profesional. Atento, aunque sin obsesiones, a la actualidad internacional para escribir todas las semanas y dispuesto a no tirar la toalla hasta que los lectores me soporten.

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