El mejor sustituto del aceite de girasol

El aceite de girasol es, desde hace ya días, un bien escaso y caro. Su precio se ha incrementado hasta el doble desde antes del conflicto uraniano. Si bien la guerra influye en su subida no es la única causa. El afán por acaparar botellas -incluso personas que no usaban este tipo de aceite o no de manera habitual- ha llevado a la escasez en los supermercados. Algunos hasta han limitado la compra, aunque ahora se enfrentan a una denuncia de Facua por esto.

Hay que tener en cuenta que el aceite de girasol no solo tiene un uso doméstico sino que es muy utilizado en la industria alimentaria: dulces y conservas son dos de los sectores en los que su uso está muy generalizado. En cualquier caso, existen alternativas al aceite de girason que son sanas y, ahora mismo, más baratas.

Entre los diferentes aceites que se pueden encontrar en el supermercado uno de los que más se asemeja al de girasol es el de orujo de oliva. Comparte beneficios con su hermano mayor, el aceite de oliva.

El aceite de orujo es muy rico en ácido oleico que fortalece el sistema inmune mejorando nuestras defensas, alivia la inflamación. Además se recomenda para diabéticos ya que reduce la resistencia a la insulina. Este alto contenido en ácido graso monoinsaturado es bueno para la salud cardiovascular, y ayuda a reducir el colesterol LDL o malo y la tensión arterial.

En cuanto a sus características culinarias son similares al del aceite de girasol por eso su uso es muy parecido. Sirve para fritos, ya que no altera las propiedades de los alimentos durante el proceso de cocción. Su sabor es neutro, por lo que potencia el sabor original de los alimentos con los que se cocina. Eso sí, se recomienda no superar los 180ºC de temperatura.