Jesús López-Terradas
Vermú de domingo ·
Cuarta generación de relojeros, confiesa que no le importaría dar las campanadas cuando se jubile «con alguien competente al lado»Secciones
Servicios
Destacamos
Jesús López-Terradas
Vermú de domingo ·
Cuarta generación de relojeros, confiesa que no le importaría dar las campanadas cuando se jubile «con alguien competente al lado»Contesta a las preguntas de forma precisa, como un reloj. Probablemente sea porque los muchos años de oficio han ido moldeando la personalidad de Jesús López-Terradas, el relojero que se ocupa de mantener en marcha el reloj de la Puerta del Sol junto a ... sus compañeros de la relojería Losada, fundada en 1981. Lo que no sabían entonces, cuando bautizaron su negocio con el nombre del relojero que creó y donó el reloj más emblemático de España al ayuntamiento de Madrid, es que acabarían convirtiéndose en los encargados de su mantenimiento. Entre ruedas, engranajes y pesas, este toledano con acento castizo, de cuyo trabajo depende que nos tomemos las uvas el 31 de diciembre sin que haya ningún problema, habla quitándose importancia, y con un temple y una resolución envidiables. «La experiencia, que ayuda mucho», dice.
-¿Cuántos años lleva sin tomarse las uvas?
-Pues mira, son 27 años, desde el 97.
-No será usted supersticioso.
-Yo, en absoluto. ¿Por?
-Porque dicen que da mala suerte no tomar las uvas en Nochevieja.
-Esas no son precisamente cosas a las que les haga mucho caso, afortunadamente.
-¿Qué es lo más difícil que han de hacer para mantener este reloj en perfecto estado?
-¿Lo más difícil? No, no hay cosa difícil. Aquí lo importante es estar y ver que el reloj está funcionando y que no tiene defectos, y si tiene algún defecto, corregirlo. La dificultad de un reloj, de este reloj o de cualquiera, va en función de lo que tengas que hacerle: no es lo mismo cambiar un tornillo que hacer una rueda, pero, afortunadamente, hasta ahora este reloj no tiene esos problemas. Eso no quiere decir que, si dentro de cuatro días hay que desmontarlo, pues se hace y se acabó. Tú vas viendo y dices «pues interesa hacer esto ahora», y así evitas que ocurra eso otro.
-Vienen todas las semanas a revisarlo.
-Sí, sí. Es que, si no se viene, llegan las pesas al suelo, se posan y se para el reloj.
-Se conocerá las tripas de este reloj mejor que la palma de su mano.
-Jajaja. Supongo que sí.
-Aunque cada Nochevieja su trabajo es el centro de atención de todo el país, veo que los nervios los lleva bien.
-Eso creo. Los primeros años tenías una cierta emoción, pero después de 17 años. nosotros venimos a hacer aquí una cosa fundamental, que es hacer el trabajo y hacerlo bien.
-Cuando empezó ¿tenía pesadillas pensando en que algo pudiera fallar?
-No. Porque hay una cosa que se aprende en este oficio mío, y es que el reloj funciona o no funciona. Si funciona y tú estás seguro de que está todo bien y correcto, no sueles tener pesadillas. La pesadilla es cuando tienes un reloj que no va, pero este no es el caso.
-¿Les desconcentra mucho el alboroto que se forma esa noche?
- No, porque nosotros estamos en la torre. Y es justo al contrario: escuchamos el jaleo de todas las personas que están abajo y, cuando dan la última campanada, oír los gritos de alegría ayuda mucho, reconfortan. Por lo menos a mí.
-¿No sueña con el día que pueda pasar la Nochevieja en casa?
-No, cuando llegue el momento se hará y ya está, sin más historias. En esta vida, según van pasando los años se va cambiando de una cosa a otra, y cuando me toque estar en mi casa, pues estaré tan a gusto.
-¿Le gustaría que le llamaran para presentar las campanadas?
-Dicen que en misa y repicando no se puede estar. O estoy en la torre o estoy allí.
-Me refiero a cuando deje de ocuparse del reloj.
-Pues, si hace falta, yo encantado, sin ningún problema.
-¿Con quién le gustaría presentarlas?
-Uy, no lo sé. Yo, con cualquier persona competente, encantado de la vida.
-¿Cuándo comenzó en este oficio?
-Pues teniendo en cuenta que mi bisabuelo fue relojero, mi abuelo fue relojero, mi hermano relojero, mi tío relojero y que yo nací en la relojería, pues creo que estoy con los relojes desde que nací.
-¿Tiene sucesor?
-No, mi niño es arquitecto.
-¿Y cómo ve el futuro de su profesión? Lo pregunto porque cada vez utilizamos menos el reloj y más el móvil para mirar la hora.
-Bueno, todos los oficios tienen su bolsa y su baja, y llegará un momento. lo que pasa es que, salvo excepciones de un cierto tipo de reloj, la mayor parte de los relojes mecánicos van a desaparecer porque se han cambiado por los relojes de pilas, aunque los relojes históricos seguirán conservándose.
-Dicen que se conoce a un hombre por sus zapatos. ¿Usted es capaz de conocerlo por su reloj?
-Pues si veo el reloj, inmediatamente sé qué calidad y qué precio tiene, entonces una de dos: o se lo han regalado, y el que se lo ha regalado tiene mucha pasta, que dicen los castizos, o la pasta la tiene él.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.