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En la resaca de Reyes imagino unos hogares repletos de inclusivas 'barbies' mestizas o en silla de ruedas, 'baby pelones' en homenaje a los menores con cáncer, primorosas cocinitas para los niños y balones de reglamento para las niñas... Todo ello a la espera de que esas criaturas construyan algún día un mundo ideal que tenga la diversidad y la falta de prejuicios por bandera. Mientras tanto, en el Congreso, chavales ya creciditos (que a saber a qué jugaban de niños) se insultan y se pelean, se faltan al respeto y se discriminan como bandas callejeras de los tiempos en los que aún no se había inventado lo políticamente correcto.
Me pregunto qué les traerían a estos los Reyes Magos de Oriente (e incluso los de Occidente). Supongo que lo mismo que a los demás, solo que a ellos les hizo más mella... La mayoría tiene pinta de haberles arrancado la cabeza a muchas muñecas.
Da igual lo educativo o edificante que sea el juguete, lo que verdaderamente cuenta es el uso o la lectura que se hace de él. Pero hoy parecen estar de moda aquellos que (igual que los atuendos de Pedroche en Nochevieja) dejan muy poco margen a la imaginación, cuando lo mágico de jugar era convertir una simple caja de cartón en un bólido de carreras o un larguísimo collar (como fue mi caso) en el cable de un imaginario micrófono con el que imitar a los cantantes de la época dorada de Eurovisión.
En mis remotos tiempos de niña (año 10 antes del nacimiento de Barbie, en España) los muñecos carecían de órganos sexuales, salvo quizás un rudimentario orificio por el que algunos hacían pipí. Luego esto se consideró retrógrado, ñoño y poco educativo y aparecieron bebés de juguete con todos sus atributos para que las pequeñas aspirantes a mamás los manipularan sin remilgos. Hoy aquel hiperrealismo explícito podría resultar hiriente y de nuevo la tendencia es borrar las diferencias de género para respetar todas las opciones y que nadie se sienta excluido. Tal como está la política, no me extraña que hayamos depositado nuestras esperanzas de un mundo mejor en los fabricantes de juguetes... Pero me temo que siempre seguirá habiendo gente capaz de ver una pistola en un delfín de plástico o un pene en la nariz de Peppa Pig.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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