El pasado sábado se hizo realidad uno de los mayores temores de los pasajeros al viajar en avión. El vuelo de Alaska Airlines procedente de Portland, en Oregon, perdió parte del fuselaje y una de las puertas con 174 pasajeros a bordo y seis tripulantes ... .
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El incidente sucedió apenas 20 minutos después de comenzar el trayecto. El piloto, como respuesta, solicitó el permiso para regresar a tierra «por un problema de presurización» y hacer un aterrizaje de emergencia. Por suerte, los viajeros llegaron sanos y salvos, aunque con un buen susto; sobre todo los ubicados en las proximidades de la puerta afectada, aunque no había ningún viajero ubicado lo suficientemente cerca como para sufrir daños.
Sin embargo, el efecto de succión provocado por la despresurización de la cabina absorbió un teléfono móvil que se encontraba cargando cerca de la zona afectada dentro de la aeronave. El teléfono, de marca Apple, se precipitó al vacío desde unos 5.000 metros de altura.
Al parecer, una persona ha encontrado prácticamente intacto el teléfono móvil en una carretera cerca de Portland, en el estado de Oregon. Tal y como el usuario de X (anteriormente Twitter) @SeanSafyre dio a conocer, el móvil se encuentra «aún con batería, en 'modo avión' y muestra en la pantalla un correo electrónico sobre el equipaje del vuelo». Además, en las imágenes, se puede observar que quedan fragmentos del cargador en el puerto 'Lightning' del terminal.
La historia de este hallazgo ha llegado hasta Jennifer Homendy, directora de la agencia estadounidense de Seguridad en el Transporte (NTSB) y a cargo de las investigaciones sobre lo sucedido en la aeronave, quien ha solicitado contactar con el usuario de la red social.
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Además, recientemente se ha encontrado la puerta desprendida en el patio trasero de una vivienda particular en Portland.
El espectacular incidente ha llegado a provocar una crisis de reputación en Boeing, la compañía fabricante de la aeronave. El del pasado sábado se une a una lista de fallos registrados en estos modelos.
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Las autoridades han abierto una investigación para esclarecer los hechos y, como respuesta, los reguladores federales han ordenado a las aerolíneas estadounidenses que dejen de usar temporalmente los Max 9. Esto, a su vez, ha afectado a diferentes aerolíneas, como Alaska Airlines, que cuenta con 65 aeronaves, y United Airlines, que posee 79 unidades de este polémico modelo de avión.
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