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Los videojuegos provocan adicción. Y la adicción a los videojuegos es comparable a la de drogas duras como la heroína. Es una teoría que el psiquiatra militar chino Tao Ran ha mantenido desde hace más de una década, cuando comenzó a tratar a niños y adolescentes en la clínica que gestiona en Pekín. «Hemos probado que los efectos del uso excesivo de videojuegos en el cerebro son similares a los de las drogas, y que también provoca síndrome de abstinencia», explicó Tao hace un lustro a este periodista.
El Gobierno chino terminó dándole la razón y, finalmente, después de una intensa campaña a nivel internacional, también la Organización Mundial de la Salud decidió clasificar la adicción a Internet como un trastorno mental en la nueva clasificación que entrará en vigor en 2022. Aunque la inclusión en el listado CIE-11 ha sido polémica, algunos países han comenzado a tomar medidas para proteger a la infancia. Pero ninguno ha ido tan lejos como China, que acaba de aprobar una nueva ley que regula el uso de los videojuegos entre los menores de edad.
Según la nueva normativa, revelada en una entrevista de la agencia oficial Xinhua con un portavoz anónimo de la Administración Estatal para la Prensa y las Publicaciones, todos los jugadores deberán registrarse con su identidad real para determinar su edad. Y los menores de 18 años tendrán limitado el tiempo que pueden dedicar a los videojuegos de forma estricta. De 10 de la noche a 8 de la mañana estará absolutamente prohibido, y durante el resto del día no podrán jugar durante más de 90 minutos al día. Se hace una excepción con los días festivos, en los que el ese período se duplica hasta las tres horas.
«En los últimos años, la industria de los videojuegos ha crecido muy rápido, se ha convertido en una opción de entretenimiento para muchos, y ha enriquecido la vida cultural de la gente. Pero también ha provocado graves problemas de adicción entre niños y adolescentes. Esta coyuntura es una amenaza para la salud de los niños, tanto física como mental, y una mala influencia para su desarrollo formativo», justificó el portavoz de la institución china.
854 millones de ciudadanos se conectan a Internet en China, el país que lidera el mundo en esta variable. Unos 170 millones, en torno al 20% del total, son menores de edad.
640 millones de chinos son usuarios de videojuegos. Unos 565 millones lo hacen en sus teléfonos móviles. Sin embargo, las restricciones han lastrado el desarrollo del sector.
Aumento de la miopía La agencia estatal de noticias Xinhua criticó el año pasado el abuso de los videojuegos por contribuir a la miopía en los niños chinos, un argumento más de presión a la Administración para que controle a la industria.
600 millones de chinos realizan pagos 'on-line'. Niko Partners estima que el sector de los videojuegos moverá casi 40.000 millones de euros en 2023.
El funcionario también incidió en el aspecto económico. Afirmó que los niños gastan demasiado dinero en juegos, y por ello China regulará también los pagos 'on-line' que se hacen dentro de estos programas. «Las empresas no podrán ofrecer ningún servicio de pago a niños menores de 8 años. De 8 a 16, cada pago no podrá exceder los 50 yuanes (6,4 euros) y en un mes no se podrán superar los 200 (25 euros). Los mayores de 16 podrán realizar transacciones de hasta 100 yuanes (13 euros) y dispondrán de un límite mensual de 400 (50 euros)», detalló el portavoz de la institución que vela por el contenido al que acceden los ciudadanos chinos.
El Gobierno ha advertido de que las empresas que se salten la regulación podrán ser clausuradas, y también ha anunciado una clasificación por edades que muchos desarrolladores de videojuegos reclaman desde hace tiempo. No obstante, la Administración advierte de que esa clasificación se parecerá poco a la de Occidente. «Estarán siempre prohibidas la pornografía (que en China engloba también al erotismo y, en ocasiones, la sensualidad), la violencia gráfica y las apuestas», especificó el funcionario que habló con Xinhua.
La nueva regulación tendrá un impacto directo en una industria que el año pasado movió casi 30.000 millones de euros en el gigante asiático. Pero líderes del sector como Tencent han dado la bienvenida a la medida «porque ofrece una guía clara» que antes no existía, y diferentes analistas citados por la Prensa china han asegurado que se trata de un cambio que va a suponer un punto de inflexión en la protección de la infancia y que debería ser adoptado por otros países.
Sin embargo, también hay dudas sobre su implementación. En las redes sociales del país ayer ya había multitud de mensajes sobre cómo saltarse las limitaciones, y empresas como la propia Tencent han anunciado que podrían utilizar el reconocimiento facial que ya está disponible en algunos de sus juegos para evitar que los niños utilicen las cuentas de otros adultos, sobre todo las de sus padres. En cualquier caso, la consultoría especializada Niko Partners resta importancia al efecto económico que pueden tener las restricciones. «Los menores suponen una parte muy pequeña de los ingresos de los desarrolladores de juegos», aduce.
No en vano, algunas de las productoras ya incluyen limitadores de actividad. Y no solo en videojuegos, sino también en aplicaciones especialmente adictivas como la de vídeos cortos Tik-Tok, de Bytedance. Fabricantes de teléfonos móviles como OnePlus han desarrollado un modo Zen para desconectar por completo de todas las distracciones de Internet, y Tencent incluso advierte a los padres de un jugador menor si detecta que está invirtiendo un tiempo excesivo en los juegos. Aunque algunos chavales han regresado a los cibercafés que hacen la vista gorda para saciar su ansia frente a la pantalla, cada vez van a tener más difícil escapar a las restricciones.
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David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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