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Una visitante admira los tesoros de los reyes sajones expuestos en el Palacio Real de Dresde. El Norte
Golpe al joyero de Europa

Golpe al joyero de Europa

Dos ladrones roban en la Bóveda Verde de Dresde, la cámara del tesoro de los reyes de Sajonia, piezas «de valor incalculable»

juan carlos barrena

Martes, 26 de noviembre 2019, 07:49

De valor incalculable y composición inigualable. Así han definido las autoridades alemanas las joyas robadas en la madrugada de este lunes por dos desconocidos en la Bóveda Verde, la cámara del tesoro de los reyes de Sajonia en la ciudad de Dresde. Tras cortar la reja que protegía una de las ventanas y romper su cristal, dos desconocidos consiguieron acceder a la sala blindada del Palacio Real, enclavado en el centro de la capital sajona, y tras romper una vitrina, se llevaron tres conjuntos de joyas, en total cerca de 100 piezas, muchas de ellas con valiosos diamantes y rubíes.

El robo duró escasos minutos. Aunque los intrusos hicieron saltar las alarmas nada más entrar en el edificio un minuto antes de las cinco de la mañana, cuando llegaron las primeras patrullas policiales y el personal de seguridad al lugar de los hechos, los dos desconocidos habían desaparecido con su botín. Toda la operación fue grabada por las cámaras de seguridad.

La espectacular sala bautizada como Bóveda Verde alberga las piezas más valiosas del tesoro. El Norte

Marion Ackermann, directora general de los museos de Dresde, subrayó en rueda de prensa que las piezas sustraídas tienen «un valor artístico, histórico y cultural incalculable», pero también un valor material millonario que no se atrevió a precisar. «No podemos calcularlo por la simple razón de que son invendibles», dijo Ackermann. El jefe de la Policía de Dresde, Jörg Kubiessa, confirmó que los asaltantes fueron capaces de cortar en muy poco tiempo la reja de seguridad y romper el cristal de la ventana. Seguidamente se dirigieron con precisión a una vitrina en concreto de las varias con que cuenta la sala del tesoro y rompieron violentamente su cristal para coger rápidamente las joyas y desaparecer por donde habían entrado.

Asimismo, señaló que la primera alarma se disparó coincidiendo con el incendio de un transformador eléctrico cerca de la Theaterplatz, ante el palacio donde se produjo el robo. El fuego provocó un apagón en toda la plaza. Volker Lange, jefe del equipo policial que lleva el caso, comentó que tratan de dilucidar si existe relación entre ambos hechos y la manera en la que los delincuentes reventaron una ventana que se consideraba blindada en tan poco tiempo. Igualmente se investiga el incendio, en un aparcamiento subterráneo a diez minutos del lugar del robo, de un vehículo que pudo ser utilizado para la fuga.

'La Gioconda', 'El grito' y 'Duque de Wellington'. El Norte

Robos que son obras de arte

:: A. Corbillón

Las obras de arte son una de las piezas más codiciadas por los ladrones, y sus métodos para hacerse con ellas les acercan en algo a sus autores: solo están a la altura de artistas del delito, capaces de convertir su objeto de deseo en un reto. Y más a medida que mejoran los sistema de vigilancia y, por tanto, el desafío logístico.

Algunos de los robos más espectaculares se han producido en este siglo XXI. Aunque, si se confirma el valor de lo sustraído en Dresde, habría que viajar hasta 1990 para encontrar algo similar. El 18 de marzo de ese año se descubrió la desaparición de 13 cuadros del Museo Isabella Stewart Gardner de Boston (EE UU) por un valor de unos 500 millones de dólares (unos 450 millones de euros). Dos hombres se hicieron pasar por policías, redujeron a dos vigilantes y se llevaron joyas de autores como Edgar Degas (5), Rembrandt (3), Manet o Vermeer. El FBI americano todavía lo tiene en el primer lugar de su lista de robos de arte.

En 2010 se llevaron del Museo de Arte Moderno de París cinco obras de Picasso, Modigliani, Braque y Fernand Léger. Su valor podría acercarse a los 200 millones de euros. Dos años antes, le tocó al Museo de Zurich (Suiza), del que sustrajeron cuatro obras de Cézanne, Monet, Van Gogh y Degas. Entre las cuatro superaban los 112 millones, aunque dos de ellas fueron recuperadas. En un montante similar se catalogaron las siete pinturas de Monet, Picasso, Gauguin y Matisse que robaron en el Museo Kunsthal de Rotterdam (Holanda) en 2012.

'El grito', de Edvard Munch, es un cuadro particularmente maldito. Fue robado en 1994 en Oslo a plena luz del día. Desapareció de nuevo diez años después y volvió a recuperarlo la Policía noruega.

Ni siquiera 'La Gioconda', la obra más famosa de Leonardo da Vinci, se libró de la codicia ajena. Se la llevaron del Louvre parisino en 1911. Apareció dos años después cuando el ladrón trató de cobrar un rescate de 500.000 libras de la época. A veces el objetivo no era económico. En 1961, un jubilado británico se llevó el retrato que Francisco de Goya le hizo al duque de Wellington. A cambio solo quería que bajaran las tasas que pagan los pensionistas por ver la televisión.

Las salas del palacio que guardan los tesoros de la corona de Sajonia están protegidas por modernos sistemas de seguridad y alarma. Según el tabloide 'Bild', los ladrones provocaron el incendio en un transformador situado bajo el puente de Augusto para interrumpir el suministro eléctrico del Palacio Real, situado a escasos metros. Kubiessa reconoció que la operación para localizar a los autores del audaz robo ha sido hasta ahora infructuosa. La Policía desconoce aún su identidad y paradero, así como los medios utilizados y la ruta elegida para su fuga.

El primer ministro de Sajonia, el cristianodemócrata Michael Kretschmer, se mostró consternado. «No solo han robado en las colecciones estatales de arte, sino a todos nosotros, a los sajones», declaró Kretschmer, quien subrayó que las piezas sustraídas «son producto del trabajo de los ciudadanos de Sajonia durante muchos siglos. No se puede entender la historia de nuestro Estado libre sin la Bóveda Verde y nuestras colecciones artísticas», añadió el político conservador.

La Bóveda Verde, la más espectacular de las salas que albergan los tesoros reales de Sajonia, se encuentra situada en el ala occidental del Palacio Real, un histórico edificio cuya reconstrucción y restauración finalizó en 2006. La cámara del tesoro debe su nombre a los adornos de malaquita que decoran sus paredes y fue construida en el siglo XVI.

Augusto el Fuerte (1670-1733), príncipe de Sajonia y rey de Polonia, convirtió la Bóveda en sala del tesoro entre 1723 y 1729. Durante su reinado, Sajonia se convirtió en un país muy rico tras el descubrimiento del caolín como materia prima de la porcelana. La porcelana de Meissen, localidad próxima a Dresde, fue la única competencia en Europa durante décadas de las piezas que llegaban de China y que se vendían a precios astronómicos. El 'oro blanco' permitió a Augusto el Fuerte, máximo promotor del barroco sajón, acumular riquezas y tesoros, muchos de los cuales se exponen en la Bóveda Verde y otras salas del Palacio Real. El histórico edificio sufrió, sin embargo, graves daños por los bombardeos de la II Guerra Mundial y sus tesoros fueron incautados tras el conflicto bélico como botín de guerra por la Unión Soviética, que no los devolvió a la ya extinta República Democrática Alemana hasta 1958.

Sin salida en el mercado

Ocho salas o gabinetes albergan las más de 3.000 obras de arte en oro, plata, piedras preciosas, marfil y ámbar que conforman los tesoros de la casa de Wettin, la dinastía de príncipes y monarcas sajones. El público que acude a visitarlas debe pasar una esclusa de seguridad, que también sirve para evitar que el polvo y la porquería entren en el recinto. La mayoría de los objetos no se encuentran encerrados en vitrinas, sino a la vista sobre consolas, pequeñas estanterías y mesas. Solo en la sala de las joyas, la Bóveda Verde, las preciadas piezas son expuestas tras el cristal de las vitrinas. Las joyas de la corona sajona son tan conocidas que dificilmente podrán ser vendidas en el mercado negro.

Expertos en la recuperación de obras de arte temen que los ladrones destruyan las piezas al extraer las piedras preciosas y fundir el oro. En declaraciones a Spiegel Online, Arthur Brand, detective holandés especializado en localizar arte robado, explicó que los delincuentes profesionales son conscientes de que joyas como las del tesoro de los Wettin no tienen prácticamente mercado. «Tienen la opción de chantajear al seguro o las autoridades», señaló Brand, para quien más probable aún es que desmonten las piezas y vendan piedras y metales preciosos por separado.

Los investigadores peinan la zona en busca de pruebas. EFE

En ese sentido, recordó el robo hace dos años en el Bode Museum de Berlín de una moneda de oro de 100 kilogramos de peso y con un valor material de 3,75 millones de euros. «Se acabó deteniendo a los autores del robo, miembros de una familia árabe mafiosa, pero para entonces el oro había sido fundido y la moneda se había perdido», dijo el detective.

«Con frecuencia los ladrones cuentan con ser identificados. Entonces se les detiene, se les condena a dos o tres años de cárcel, pero saben que cuando salgan de prisión les sigue esperando su botín», señaló el experto, que hasta ahora ha recuperado más de 200 obras de arte robadas. Lo que no pudieron llevarse los asaltantes en Dresde es la joya más valiosa de la colección, el llamado Diamante Verde, una rarísima gema de 41 kilates que casualmente se encuentra en Nueva York, cedida como la pieza más destacable de la exposición 'Creando maravillas: ciencia y esplendor en las cortes de Europa'. La corte Wettina de Dresde ha perdido lamentablemente una buena parte de su esplendor con el robo de las joyas de la corona.

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