Secciones
Servicios
Destacamos
pedro muñoz
Martes, 10 de diciembre 2019, 07:16
Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver». La frase, atribuida erróneamente a James Dean –en realidad la pronuncia uno de los protagonistas de la película 'Llamad a cualquier puerta', de Nicholas Ray–, señala el camino hacia la gloria que todo ídolo de masas que se precie debe transitar. Un sendero jalonado por las tumbas de artistas famosos y desconocidos que sucumbieron a la leyenda de las drogas, los excesos y la violencia. El último de esta larga lista es el rapero Juice Wrld, que murió el domingo a los 21 años después de haber sufrido una «emergencia médica» en el aeropuerto Midway de Chicago.
El artista, que acababa de volar desde Los Ángeles en su jet privado, se desvaneció a su llegada a la terminal. Aún estaba vivo cuando los paramédicos le atendieron, pero fallecía poco después en el Hospital Christ Medical Center de Oak Lawn. Aunque la causa exacta de la muerte la desvelará la autopsia, todo apunta a un paro cardíaco, según el forense que confirmó su fallecimiento.
El rapero se había convertido en una figura emergente dentro del género, con una carrera tan fulgurante como corta. Juice Wrld, nacido en Chicago con el nombre de Jarad Anthony Higgins, saltó a la fama desde la plataforma SoundCloud, donde comenzó a subir canciones en 2015, mientras estaba en el instituto. Una de esas canciones, 'All girls are the same' (Todas las chicas son iguales), captó la atención de la discográfica Interscope Records, que le ofreció un contrato de tres millones de dólares cuando solo tenía 19 años. El tema fue incluido el año pasado en su disco de debut, 'Goodbye & Good riddance' ('Adiós y buen viaje'), que incluía otro éxito: 'Lucid Dreams' ('Sueños lúcidos').
Ríos de sangre
En marzo, su álbum 'Death Race for Love' ('Carrera a muerte por amor') alcanzó el primer puesto de la lista Billboard 200, que determina semanalmente los discos más vendidos en Estados Unidos. Y a principios de esta semana, Spotify anunció que el rapero ha sido uno de los cinco artistas masculinos más escuchados este año en EE UU.
La muerte es un tema recurrente en las letras del rap, algo inevitable en una música vinculada a las pandillas, la rebeldía ante un futuro marcado y la delincuencia juvenil. Son muchos los raperos de biografías orilladas por el consumo desaforado de drogas, y más aún los que sucumbieron acribillados por las balas de bandas rivales. Entre 1987 y 2018 se han documentado en Estados Unidos 68 raperos asesinados, dos por año. Mitos como Stretch, que cayó en el distrito neoyorquino de Queens en 1995; Fat Pat, disparado a bocajarro tres años más tarde en Houston, Texas; o su hermano Big Hawk, que corrió su misma suerte ocho años más tarde; Jam Master Jay, asesinado en el estudio de Queens donde grababa en 2002; Proof, abatido en Detroit en 2006; Magnolia Shorty, rapera de 28 años asesinada a tiros en Nueva Orleans en 2010...
La mayoría de estas muertes sigue sin resolverse, incluidas las de los más famosos: Tupac, asesinado en septiembre de 1996 a los 25 años;The Notorious B.I.G., tiroteado seis meses más tarde, con 24 años, al salir de una fiesta en Los Ángeles; o Big L, a quien el 15 de febrero de 1999 le dispararon nueve veces en la cara y el pecho en Harlem. El destino está escrito en letras de rap.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.