El estigma frena a los enfermos mentales a la hora de buscar ayuda

A partir de un millar de encuestas a ciudadanos de entre 18 y 72 años, el informe indica que el 97% de los españoles reconoce el estigma social de los trastornos mentales, y una amplia mayoría, el 64%, cree que ese miedo a exponer su enfermedad les influye negativamente a la hora de pedir ayuda profesional. Por eso ocho de cada diez encuestados piensan que los problemas de salud mental no deberían ser escondidos, ni siquiera en el ámbito laboral (frente a un 7% que aboga por ocultarlos), y seis de cada diez creen que quienes padecen una enfermedad mental pueden llevar una vida normalizada.

«La estigmatización se da en la sociedad, pero también en el propio sujeto hacia sí mismo, lo que llamanos el autoestigma. Quien sufre un trastorno mental no se siente con la libertad de hablar de ello porque le da vergüenza, lo ve como un tabú, palpa el rechazo y siente que la gente le aísla», dice la doctora Rosa Molina, psiquiatra en el Hospital Universitario San Carlos, de Madrid y profesora en la Universidad de Comillas.

A su juicio, es muy importante que las enfermedades mentales «sigan saliendo del armario», pero no sólo las asociadas a cuadros leves de ansiedad o depresión o las ideaciones suicidas, sino otras de las que se habla menos, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia. «Si dentro de unos años podemos decir que el estigma ha bajado un 30% sería su equivalente al efecto farmacológico. Reducirlo tendría el efecto equivalente a un tratamiento con antidepresivos o psicofármacos en general», afirma.

En la presentación del estudio también participó el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas, del Hospital Clínico San Cecilio, en Granada, que advirtió del riesgo de «banalizar» los trastornos mentales, lo que sucede cuando, por ejemplo, una persona dice estar «deprimida», cuando está triste o angustiada por un problema concreto. Esa tendencia a distorsionar trastornos acaba afectando a la atención psiquiátrica en los servicios de la sanidad pública, donde se atienden a personas que llegan con «ansiedad» o «estrés» y que acaban en altas médicas inmediatas, y a veces «no se detectan los casos graves». «La vida te da palos, afrontar el dolor es también una experiencia de vida, pasarlo mal o estar triste por algo puntual no significar sufrir una depresión», recuerda el psiquiatra granadino.

Con todo, la encuesta refleja el 41% de los españoles considera que el Sistema Nacional de Salud no presta una buena atención a las patologías mentales, si bien una mayoría (74%) opina que, tanto el tratamiento farmacológico como el psicoterapéutico, son eficaces y útiles para hacer frente a las patologías psiquiátricas, un dato «muy positivo», dice Gutiérrez Rojas, pues la curación de las enfermedades mentales «está muy relacionada con la confianza en el especialista y en el tratamiento».

Cuando se habla sobre enfermedades mentales, casi la mitad de los encuestados menciona en primer lugar a aquellas que afectan al estado de ánimo, como la depresión. Le siguen las enfermedades graves e incurables como la esquizofrenia (32%) y, en tercer lugar, las enfermedades relacionadas con el estrés, como la ansiedad (15%).

El 80% de los españoles cree que el origen de las enfermedades mentales es muy complejo, puesto que en ellas influyen factores psicológicos, biológicos y sociales. La mitad considera que se trata de enfermedades subjetivas y muy difíciles de tratar.

Y una tendencia que va a más es que casi la mitad de los españoles declara haber buscado información sobre salud mental en internet, especialmente los menores de 35 años (69%) y las personas con estudios universitarios (47%). Y muchos lo hacen en blogs y webs de origen desconocido y de dudosa credibilidad, «algo muy preocupante», según el doctor Miguel Ángel Álvarez de Mon, psiquiatra del Hospital Universitario Infanta Leonor y profesor de la Universidad de Alcalá, en Madrid.

Álvarez de Mon pide a los enfermos que si quieren asesorarse en las redes sociales, lo hagan siempre en cuentas de profesionales especializados. «Me preocupa mucho que, especialmente los jóvenes, no sepan discernir que un profesional tiene mucha más autoridad y credibilidad sobre temas de salud mental que un usuario cualquiera de internet que decide publicar contenido sobre esta materia sin formación especializada», señala el psiquiatra, que echa de menos una mayor implicación de los hospitales y los propios especialistas en las redes sociales. «Deberían ser mucho más activos» para combatir la desinformación y ayudar a divulgar los problemas de salud mental. En este sentido, alabó el papel de los medios de comunicación a la hora de divulgar las enfermedades mentales e incluso al hacerse eco de los suicidios. De hecho, la encuesta recoge que el 90% es partidario de que el suicidio se trate en los medios de comunicación, aunque uno de cada 6 advierte de que ha de hacerse de manera adecuada.

Álvarez de Mon recordó que el número de suicidios en España –casi 4.000 personas en 2021– es casi 2,5 veces más que los fallecidos en accidentes de tráfico. «Sin embargo, la presencia de los suicidios en los medios es muy escasa. Hemos de pensar que es difícil concienciar a la población sobre un tema si se le oculta. Los problemas no se solucionan tapándolos».