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RAQUEL MERINO
Málaga
Martes, 17 de enero 2023, 09:03
En países como México, China, India o Tailandia, el consumo de insectos es algo habitual, ya sea como ingrediente o como plato principal. En Europa, su consumo está estigmatizado. Aunque sea habitual comer gambas, ostras, langostinos..., incluso caracoles, los insectos siguen provocando cierta repulsión, a ... pesar de sus múltiples propiedades.
Como apunta el profesor de biología y experto en tecnología alimentaria Javier Morallón, el contenido proteico de los insectos en general es excepcionalmente alto (entre un 40 – 50%) y proveen más alimento utilizable por kilogramo que el pollo o la ternera. Poseen grasas buenas y tienen un elevado contenido en calcio, hierro y zinc. Además, desde el punto de vista medioambiental, destaca la sostenibilidad de la cría de insectos ya que no requiere de grandes extensiones de terreno o de insumos agrícolas como el agua.
Desde 2018, la distribución y venta de insectos para consumo humano están autorizados por la UE y, poco a poco, se han ido incluyendo insectos en la lista de los llamados 'novel foods' (nuevos alimentos). El último en incorporarse ha sido la larva del escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus) que, desde el pasado 5 de enero, engrosa la lista junto al gusano de la harina, la langosta migratoria y el grillo doméstico.
Los escarabajos del estiércol, también conocidos como escarabajos peloteros, se alimentan de los excrementos de diversos animales, de ahí su nombre. Además forman bolas de estiércol -que en ocasiones triplican su tamaño- y las esconden en nidos subterráneos para depositar en ellas su huevos y que las futuras larvas se alimenten de este desecho orgánico.
Para su uso y comercialización, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha autorizado las larvas de este tipo de escarabajos, después de un estudio que ha demostrado la seguridad de su consumo.
Según se especifica en el Reglamento de Ejecución (UE) 2023/58 de la Comisión de 5 de enero de 2023, fue la empresa francesa Ynsect NL B.V. la que solicitó en 2018 la comercialización en la Unión Europea de las formas congelada, en pasta, desecada y en polvo de las larvas de Alphitobius diaperinus (escarabajo del estiércol). Una solicitud a la que la EFSA ha dado ahora el visto bueno. En concreto, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria contempla el uso de estas larvas como ingrediente alimentario de varios productos, entre los que se encuentran «las barras de cereales, pasta, imitaciones de carne y productos de panadería».
El consumo de estas larvas del escarabajo del estiércol también tiene sus contraindicaciones. Como apunta la EFSA en su dictamen científico, la ingesta de larvas de Alphitobius diaperinus puede provocar reacciones a las personas alérgicas a los crustáceos y a los ácaros del polvo. Señala, además, «que otros alérgenos podían acabar encontrándose en el nuevo alimento si estaban presentes en el sustrato con el que se alimentaba a los insectos».
Asimismo, el dictamen apunta que los complementos alimenticios que contengan la forma en polvo de estas larvas «no deben ser consumidos por personas menores de 18 años» y así debe constar en el etiquetado de los productos que lo contengan.
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