Juan Villa
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Juan Villa
Escultor
«La fantasía nos permite asomarse a lo desconocido»Victor M. Vela
Lunes, 29 de julio 2024, 00:03
Juan Villa (Luarca, 1978) es un friki. «Siempre lo he sido, desde pequeño». Desde que en sus libretas infantiles pintaba «bestias, alienígenas, el monstruo del Lago Ness» hasta que en la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid, mientras sus compañeros trabajaban la escultura clásica, ... él modelaba un Han Solo, en barro, de tamaño natural. Suyas son las maquetas y criaturas que saca Íker Jiménez en su 'Cuarto milenio' de televisión. Y suyo es también el impulso de dos museos abiertos en pequeños municipios de Valladolid, donde alimenta ese alma friki. El primero es un castillo encantado. El segundo, Puerto Espacial, un paraíso para los amantes de 'La guerra de las galaxias'.
–¿Recuerda la primera vez que vio 'Star wars'?
–Pues no.
–¡Pero bueno!
–La primera película que recuerdo haber visto en el cine, de crío, es 'La historia interminable'. Pero 'Star wars' creo que ya la conocí en casa, en la tele, con el vídeo en VHS. Luego sí que la pude ver en pantalla grande, en un cine al aire libre.
–¿Y?
–Asombroso, apoteósico. Es una película que me ha acompañado toda la vida.
–O sea, que la ve a menudo.
–La última vez, hace un par de meses. Estamos haciendo ahora una nueva pieza para Puerto Espacial. Y por mucha documentación que busques por Internet o en tropecientos libros, lo mejor es ir a la fuente original y refrescarte la película.
–¿Y qué están preparando?
–Un halcón milenario de tamaño casi natural para que la gente se pueda meter dentro, pilotar la nave. Va a estar muy chulo.
–¿Por qué le dedica un museo a 'Star wars'?
–Porque 'La guerra de las galaxias', como 'La historia interminable' y 'ET', sembraron en ese crío de Asturias la base de lo que soy ahora, de a lo que me dedico.
–¿Y a qué se dedica?
–Unos dicen que hago muñecos, otros que soy escultor. Yo me considero un artesano que hace esculturas para el mundillo audiovisual. Desde teatro y musicales hasta televisión y producciones de cine.
–¿Artesano mejor que artista?
–Sí, sí. Un artesano tiene algo característico y por bandera que es el oficio, el conocimiento de muchas técnicas y del uso de los materiales. Tradicionalmente, ese saber se pasa de generación en generación.
–¿Es su caso?
–Nadie de mi familia se dedicaba a esto, así que tuve que absorber el conocimiento de otras fuentes. Entre mis mentores, Colin Arthur, que ha trabajado en '2001, una odisea del espacio'. El artista puede pensar la pieza y luego otro se la ejecuta. El artesano lo hace todo él.
–Sus museos están en Trigueros del Valle y Valoria la Buena, pueblos de 300 y 600 habitantes. ¿La España vacía es un universo muy, muy lejano?
–No, aunque para muchas personas pueda parecerlo.Cuando me preguntan por qué he abierto aquí...
–¿Por qué?
–... Contesto y por qué no. No todo tiene que estar en Madrid. Y al final, la gente viene, va llegando. No es el público que puedes tener en el centro de Madrid, pero tampoco son los costes que eso requiere. En Madrid tienes que pegar un pepinazo tremendo. Si no, las cuentas no salen. Aquí nos podemos permitir lo que estamos haciendo y que la exposición sea viva. Además, que en el centro de Madrid no puedes tener un castillo medieval tan bonito como el de Trigueros.
–¿Y dentro que hay?
–Dragones, pasadizos secretos, unicornios, salas dedicadas a la magia al estilo 'Harry Potter'...
–¿Por qué nos facina la fantasía?
–Porque nos permite asomarnos a lo desconocido, evadirnos del día a día, de la rutina... La imaginación es una vía de escape fantástica.
–¿Y la tenemos anestesiada con los móviles?
–Yo noto que cuando estoy mucho tiempo en redes sociales o con el móvil tarda en prender esa chispa de creatividad. Se te queda un poco embotada, abotargada. Pero también puede pasar lo contrario, que ves el trabajo de otros artistas en Internet y te entran ganas de hacer otras cosas... o también te desplomas y dices, ¿qué voy a hacer yo entre tanta gente tan brillante?
–Demasiadas dudas.
–Lo que hay que hacer es olvidarse de todo esto. Hacer tu camino. Darle rienda suelta a la creatividad. Lo mejor es tener la cabeza como un bombo siempre llena de proyectos.
–¿Y qué hay ahora en ese bombo?
–Quiero hacer en el castillo un laberinto de mitología, con medusa, el minotauro...
–¿Dan más miedo los monstruos originarios o los demonios reales?
–Los imaginarios son divertidos. Lo puedes pasar mal o bien, pero se quedan ahí. Hay una barrera con el mundo real y eso es divertido. El problema son todas esas cosas duras y crueles que, desgraciadamente, hay en nuestro mundo. Por eso la necesidad de evadirse. Es lo que intento con mis piezas... que las personas que las vean (no solo los niños) salgan de la exposición y se hayan creído, por un momento, que los dragones existen.
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