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Las drogas afectan a la conducción de diversa manera: ralentizan los movimientos, reducen las sensaciones de riesgo, provocan alucinaciones, etc. Generalmente se cree que las únicas drogas que afectan a la hora de ponerse al volante son las 'duras', como la cocaína, la heroína, las ... anfetaminas, el éxtasis, el cannabis o el alcohol; pero hay que prestar especial atención a aquellas legales como la teína, la cafeína, los ansiolíticos o la nicotina. Esto se debe a que cualquier alteración en el organismo puede reducir la seguridad para el consumidor y para el resto de usuarios de la vía, según advierten desde la Dirección General de Tráfico.
Las drogas ilegales más consumidas en España son el cannabis, la cocaína, el éxtasis y las anfetaminas. Pese a que su ingesta no está tan popularizada como la del alcohol, se calcula que están relacionadas con el 10% de los accidentes de mayor gravedad.
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La Dirección General de Tráfico clasifica las drogas, tanto legales como ilegales, en tres grupos diferentes y especifica sus efectos a la hora de ponerse al volante tras su consumo.
En este grupo, se incluyen aquellas que disminuyen las funciones del Sistema Nervioso Central: el alcohol, la heroína, la morfina, la metadona, los ansiolíticos, los hipnóticos o los relajantes musculares. Entre sus efectos están los siguientes.
Alteran la percepción, por lo que el cerebro no recibe la información adecuada para actuar ante las situaciones del tráfico.
Aumentan los niveles de distracción y de sueño.
Retrasa la toma de decisiones.
Provocan una falsa sensación de control y no se percibe el peligro.
Reducen la velocidad de los movimientos.
En este apartado, se agrupan aquellas que aceleran el funcionamiento habitual del cerebro y provocan euforia: las anfetaminas, la cocaína, el speed, la nicotina, la cafeína, la teína y la teobromina. Éstas causan los siguientes comportamientos.
Generan impaciencia e impulsividad, debido al exceso de actividad.
Reducen la sensación de fatiga, lo que aumenta la horas de conducción.
Más confiado para afrontar situaciones de riesgo.
Comportamiento más peligroso al volante.
En este cuadro, aparecen aquellas que alteran gravemente el funcionamiento del cerebro: el LSD, la mescalina, el peyote, el cannabis, el éxtasis o MDMA y las colas o disolventes. A continuación los efectos secundarios.
Alteración grave de la percepción, la atención y del pensamiento, que llevan a tomar decisiones equivocadas.
Disminución de los reflejos y de la coordinación motora.
Alteración de los estados de conciencia.
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