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La DGT dispone de diferentes medios para controlar el tráfico y multar a los conductores que incumplen la ley. Los radares, los coches camuflados, los agentes de tráfico o los controles de alcoholemia son algunas de las herramientas que utiliza Tráfico de manera habitual.
Pero además de estos métodos, la DGT también usa tecnología avanzada a la hora de vigilar el buen estado del tráfico: los drones. La DGT tiene 39 drones distribuidos por todo el país. La mayoría de ellos, quince, están en la base central de Madrid, mientras que la base de Valladolid tiene dos drones.
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Su rango de acción es de entre tres y diez kilómetros. Así que, aunque no se vean cerca del vehículo, también se puede recibir una multa. Otro aspecto importante es su autonomía, porque pueden volar durante 40 minutos sin necesidad de ser recargados.
El protocolo que utiliza la DGT contempla que no pueden cruzar la carretera -salvo autorización expresa- ni volar por encima de los 120 metros. Cuando el dron sobrevuela las inmediaciones de la vía en el punto en que se solicita su vigilancia, un operador de cámara observa y vigila las maniobras de los conductores, que quedan grabadas en un soporte informático.
De los cuatro modelos de drones de la DGT, dos de ellos tienen un zoom digital y un zoom óptico, por lo que les resulta más fácil sancionar a los malos conductores a una distancia más lejana.
Una de las infracciones que más detectan los drones de la DGT es el uso del móvil al volante, una acción peligrosa que está penada con 200 euros de multa y la pérdida de seis puntos del carnet de conducir. El uso incorrecto del cinturón y los adelantamientos a ciclistas también son especialmente vigilados por los drones.
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