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DAVID S. OLABARRI
Miércoles, 3 de agosto 2022, 09:25
Javier Meana llama a la tranquilidad ante la oleada de denuncias por pinchazos que se están produciendo en las últimas semanas en Euskadi y en el conjunto de España. El catedrático de Farmacología de la UPV/EHU no resta importancia a estos ataques, sobre todo ... por la gran alarma social que generan. Pero cree, en base a su experiencia científica, que los agresores no están inoculando nada a las víctimas.
- ¿Qué opina de la oleada de pinchazos en discotecas?
- Creo que se pretende generar una cierta sensación de inseguridad. Probablemente detrás de todo esto no hay más que gamberros con muy mala leche creando una situación de alarma. Quizá lo hacen con agujas finas o chinchetas.
- ¿Por qué piensa eso?
- Por varias razones. La administración de una sustancia mediante un pinchazo necesita unos segundos. Se necesita tiempo para pinchar, pero también para que esa sustancia actúe. Si el pinchazo se produce en capas muy superficiales la sustancia tarda en absorberse y va a ser más difícil de detectar. Tampoco en capas profundas llega inmediatamente a la circulación sanguínea ni va a ejercer efectos tan inmediatos como para pinchar a alguien y que se caiga. La única forma de que alguien pierda el control o la conciencia rápidamente es que sea una administración por vía endovenosa, como en el hospital.
- Es decir, ¿no cree que estemos ante episodios de sumisión química para violar a mujeres o cometer robos?
- Yo separaría la alarma de los pinchazos de lo que se denomina sumisión química. Es una opinión personal, pero creo que son dos asuntos que no están relacionados. Otra cosa es que los análisis posteriores muestren sustancias que estas personas no habían ingerido.
- Pero de momento no han aparecido sustancias.
- Recordarás que hubo una época en la que se hablaba mucho de la sumisión química basada en la burundanga. Es lo mismo. Lo que se comprobó es que en escasísimos casos se utilizó esta sustancia. Lo que había era sedantes y alcohol. Mucho alcohol.
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- ¿Quiere decir que ahora todo el mundo habla de los pinchazos como antes de la burundanga?
- Creo que volvemos a la misma historia. Posiblemente con un modelo de imitación. Lo que transmitiría es tranquilidad. Si hay por ahí sinvergüenzas que se están dedicando a pinchar a gente hay que localizarlos. Pero tranquilidad, porque posiblemente no se estará inyectando nada. Ni agua. Cualquier producto que inyectes se quedaría debajo de la piel. Y eso provocaría picor y escozor y se detectaría en una urgencia. El mayor daño es la psicosis que se está generando. Sobre todo, entre las mujeres.
- ¿Alguien puede sentirse mareado o que ha perdido el control por una especie de efecto placebo tras sufrir un pinchazo?
- Sí. Pero tampoco se puede afirmar que en estos casos se haya producido eso porque podría ser malinterpretado por las víctimas. Pero sin duda el efecto placebo puede estar jugando un papel muy importante. Lo que no se puede es señalar a las víctimas. Porque tampoco hay que pasar por alto cómo se han producido esos pinchazos. De hecho, puede haber riesgo de transmisión de otro tipo de enfermedades.
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