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Imagen de los agentes de la Guardia Civil metiéndose en el zulo para inspeccionarlo. G. C.
Descenso al infierno en el zulo de 'El Puma'
Crónica Negra

Descenso al infierno en el zulo de 'El Puma'

La Guardia Civil cree que el tipo que secuestró, violó e hizo abortar a golpes a su propia novia en un pueblo de Madrid preparaba un largo cautiverio lleno de vejaciones

Sábado, 3 de febrero 2024, 10:55

Los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Madrid, curtidos en mil batallas, todavía siguen sobrecogidos por las condiciones infectas del minúsculo zulo en el que Luis Ángel R.C., 'El Puma', secuestró a su propia novia después de violarla y maltratarla. Ellos saben que el pasado jueves 25 de enero en la infravivienda llena de basuras de este individuo en un pueblo de Madrid estuvo muy cerca de iniciarse una larga pesadilla digna del peor libro de terror.

Una macabra historia que ha conmocionado esta semana a todo un país, y que, por un golpe de suerte, acabó cuando apenas se habían escrito los primeros párrafos de un relato truculento, en cuyo prólogo, no obstante, ya se agolpaban abusos sexuales, agresiones físicas y puro sadismo.

Imagen de la entrada al zulo. G. C.

Los atestados de este caso, a los que ha tenido acceso este periódico, permiten reconstruir la historia. Eran exactamente las 18:20 horas del 25 enero cuando el 112 recibió una llamada desesperada. Una mujer de 38 años, de origen búlgaro, pedía ayuda. Estaba malherida y sangrando. Aturullada explicó que estaba en una finca en la localidad de Pezuela de las Torres, un pueblo de 800 habitantes al este de Madrid, muy cerca ya de Guadalajara. Afirmaba que su propia pareja, 'El Puma' -un español de 50 años, toxicómano y con antecedentes- con el que llevaba saliendo desde abril, llevaba varios días golpeándola y abusando sexualmente de ella, hasta el punto de que había perdido un bebé, y la había encerrado en un minúsculo sótano.

Pero la historia, era aun si cabe mucho más dura. Cuando los agentes del cercano puesto de Vilalvilla llegaron a la finca, la mujer los esperaba en el exterior, incapaz de saltar la tapia, el último obstáculo que le separaba de la libertad. Allí, entre montañas de basuras y una decena de perros abandonados (uno de ellos, ya muerto) les contó que horas antes, 'El Puma', en el enésimo acceso de ira después de haber abusado de ella le había propinado todo tipo de golpes en la cabeza y el cuerpo. Luego, la había atado con unas bridas las manos y pies y la había lanzado a la 'mazmorra' que Luis Ángel R.C. tenía bajo su dormitorio. Se trataba, según los describen los informes, de un habitáculo de 1,70 x1,70 x 1,60 lleno de «trastos» e «inmundicia», como toda la finca.

«Miccionar y defecar»

Sin agua y sin nada de comer, la mujer quedó allí atrapada mientas su captor «intentaba miccionar y defecar encima de ella», según recogen los atestados. 'El Puma', para evitar que su víctima pudiera abrir la trampilla que sellaba el zulo, puso encima de la portezuela una bombona de butano y un microondas y luego se marchó... sin decir si iba a volver.

La mujer intuyó –como creen los investigadores- que aquello era solo el principio de un larguísimo cautiverio de futuro incierto y decidió tratar de escapar antes de que 'El Puma' pudiera perfeccionar la seguridad del improvisado calabozo. La secuestrada, como pudo, golpeó la trampilla con las manos atadas hasta lograr desplazar las bombona y el horno y, una vez fuera, encontró un cúter con el que cortó las bridas antes de llamar a la Guardia Civil.

Los agentes del puesto de Vilalvilla, todavía conmocionados por el estado de la mujer, pidieron de inmediato ayuda los expertos de Policía Judicial para reclamar de inmediato una orden de registro, que consiguieron esa misma tarde, para entrar en la infravivienda. Allí, entre la inmundicia, encontraron de inmediato el zulo, las bridas… todo casaba con el relato de la mujer, también las numerosas heridas de las ligaduras y de los golpes.

Pero por si fuera poco, cuando los funcionarios acompañaban a la víctima al hospital pudieron comprobar en directo como 'El Puma', que ya había vuelto a la casa y había comprobado que su cautiva había huido, le enviaba mensajes de audio de WhatsApp en los que lamentaba no haberla «atado mejor».

Momento de la detención. G. C.

'El Puma', tras detenido por la Guardia Civil, no abrió la boca en el cuartelillo. Ya en sede judicial, ante el Juzgado de Instrucción 3 de Alcalá de Henares, afirmó que había embridado a la mujer para «evitar que autolesionara» y que fue ella la que bajó «voluntariamente» al zulo. El juez no le creyó y le envió el 28 de enero a la cárcel, poniendo fin a una historia de terror que solo estaba iniciando.

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