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Un ciclista sortea las ruinas de Miyako tras el gran terremoto de marzo de 2011, al que siguió un devastador tsunami. Kyodo/toru hanai
De desastre en desastre

De desastre en desastre

Japón sabe que Tokio sufrirá un gran seísmo antes de 2050. La ciudad se ha blindado para soportarlo

Javier Guillenea

Domingo, 1 de septiembre 2019, 10:44

Tal día como hoy, en 1923, la tierra comenzó a temblar a la hora del almuerzo en la región japonesa de Kanto. El seísmo, de magnitud 7.9, derrumbó miles de edificios y los hornillos de las cocinas volcaron, lo que provocó un incendio que un tifón contribuyó a avivar. Las llamas tardaron dos días en apagarse y mataron a decenas de miles de vecinos que habían sobrevivido al terremoto. La estimación oficial fue de 105.000 muertos y 37.000 desaparecidos en Tokio y en la ciudad portuaria vecina de Yokohama, que quedó arrasada.

El 11 de marzo de 2011 la tierra comenzó a temblar en la costa de la isla Honshu, la mayor del país. El seísmo, de magnitud 9.0, desplazó el eje de la Tierra unos 25 centímetros y la acercó a Estados Unidos 2,4 metros. El terremoto generó un tsunami que causó graves daños en la central nuclear de Fukushima. El temblor, el más grande que ha registrado Japón desde que se tienen datos, mató a 15.000 personas.

Algún día no muy lejano la tierra volverá a temblar en Japón. Los expertos calculan que la probabilidad de que antes de 2050 se produzca un terremoto de magnitud 7 en Tokio es del 70%. Según las estimaciones oficiales, un seísmo de esta categoría podría causar 9.700 muertos y casi 150.000 heridos. Además, más de tres millones de personas tendrían que ser evacuadas un día después de la catástrofe y otros 5,2 millones se quedarían sin hogar.

Desde 1960, los japoneses celebran cada 1 de septiembre el Día nacional de prevención de desastres, una jornada que les recuerda que tarde o temprano sufrirán un gran seísmo como los de 1923 o 2011. Es algo que todos dan por hecho, como bien se encarga de repetir el Gobierno en manuales en los que explica a los ciudadanos lo que tienen que hacer para hacer frente al «día X». La única incógnita que les queda por resolver es cuándo llegará el momento.

Los vecinos de la capital participan desde niños en simulacros de catástrofes

Japón sufre periódicamente los efectos de terremotos, tsunamis, tifones, inundaciones e incluso erupciones volcánicas. Sus habitantes se han acostumbrado a vivir con la certeza de un inminente desastre y no dejan de prepararse para ello. Desde niños participan en simulacros de emergencia y reciben continuas instrucciones de las autoridades sobre lo que tienen que hacer en caso de una catástrofe. En Tokio, las autoridades recomiendan a los ciudadanos que tengan siempre en sus despensas comida enlatada y agua embotellada, así como kits de supervivencia con linternas, radio, baterías y medicamentos. Viven como si el cielo fuera a caer sobre sus cabezas.

Minimizar daños

A la espera del día del fin del mundo, Japón se prepara activamente desde hace años para minimizar al máximo los daños de una catástrofe natural venga de donde venga y parece que están haciendo bien los deberes. Por de pronto, casi nueve de cada diez edificios de Tokio cumplen con todas las normas antisísmicas modernas, como lo atestiguan los 634 metros de Skytree, la torre de radiodifusión más alta del mundo. En su estructura destaca el pilar central, que se mueve de forma diferente al resto del edificio en caso de terremoto.

Para hacer frente a inundaciones como las de septiembre de 1991 tras el paso del tifón Mireille, Tokio cuenta con un gigantesco tanque principal, cinco silos de contención y una red de tuberías subterráneas de más de seis kilómetros y 10,6 metros de diámetro. En caso de crecidas, este sistema recoge las aguas de cuatro ríos y las redirige a otro más alejado de zonas habitadas.

Alrededor de Tokio hay diques, silos y compuertas, los rascacielos se balancean sin desmoronarse cuando la tierra tiembla y el Metro ha sido reforzado para resistir seísmos. La ciudad está blindada contra el desastre. Cuando llegue el día se sabrá si es verdad.

Prevención de desastres

  • Dinero. Existe una relación inversa entre el número de víctimas de un terremoto y la riqueza del país. En 2010 un temblor de magnitud 7.0 causó en Haití 225.000 víctimas. En el seísmo del 11 de marzo de 2011, de magnitud 9.0, perdieron la vida 9.700 japoneses.

  • Daños mínimos. El pasado mes de junio, un temblor de magnitud 6,7 hirió a 21 personas en el noroeste de Japón.

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