Sentado ante un enorme ventanal que se abre a Madrid en lo alto del edificio de IE University, justo al lado de las cuatro torres, Diego del Alcázar Benjumea (Madrid, 1984) habla de los retos y los límites a la ingeniería genética y de lo ... que tiene que ver la educación en todo ello. Del Alcázar es CEO de IE University y ha publicado 'La genética del tiempo' (Ed. Espasa), en la que da un salto temporal de medio siglo para dibujar un mundo en el que algunas personas han sido editadas genéticamente y reciben una enseñanza muy especial para poder desarrollar las inmensas capacidades que tienen. Licenciado en Derecho y ADE por la Universidad Complutense, máster MBA por Insead y galardonado con una beca David Rockefeller para participar en la Comisión Trilateral en reconocimiento a su liderazgo en asuntos de índole pública y cívica, es un apasionado de la tecnología y el campo. Y ambas cosas se juntan en su novela, que en su mayor parte transcurre en un pequeño pueblo de Ávila.
- ¿Cómo se le ocurrió para su primera novela acudir a un tema que queda en principio lejano a su formación académica y su ejercicio profesional?
- Tuve algo así como una llamada romántica a la escritura a raíz de ser padre y luego por el covid. Primero escribí unos cuentos, después leí una biografía que me adentró en una trama fascinante por los dilemas éticos, las contradicciones y hasta la existencia de 'biohackers'… Ahí surgió la idea, hice algunos capítulos, pasé la travesía del desierto, reescribí, hice un curso y finalmente di con mi estilo.
- Estamos ante una novela sobre la manipulación genética, los límites de la ciencia y la importancia de la ética. ¿Estamos legal y socialmente preparados para lo que se nos viene encima en ese terreno?
- Soy optimista al respecto. En 2018, un científico editó genéticamente a dos bebés para que no tuvieran VIH y el Gobierno chino lo condenó a prisión. El ser humano es sensible a los riesgos y los asume, eso sí. Aunque el cambio tecnológico es muy acelerado.
- Hay debates éticos en la novela que están en la calle. Por ejemplo, que por un hijo terminaríamos por aceptarlo todo, aunque fuera ilegal o alegal. ¿Juzgamos con demasiada severidad a los demás cuando llega un caso de esos?
- Todos asumimos los vientres de alquiler como una realidad, nos parezca mejor o peor. Pero cuando llega un caso como el de Ana Obregón ya no es todo blanco o negro. Es mucho más complejo. Estaremos de acuerdo sin dificultades en curar la ceguera de un niño, pero en la posibilidad de diseñar un bebé rubio de ojos azules igual ya no lo estamos. En cuanto pisas algunas líneas, el juicio es diferente. He tratado de que el lector empatice con los personajes de la novela y compruebe que veríamos las cosas distintas si cambiáramos de gafas.
- ¿Cuáles deberían ser los límites?
- Hay uno lógico y es el que está entre usar la modificación genética para curar enfermedades y mejorar caprichosamente la naturaleza. La protagonista de mi novela toma decisiones en ese sentido y lo que el corazón quiere la cabeza termina por razonarlo, porque además hay una extensa gama de grises.
Manipulación genética
«El riesgo mayor está en el control de la clandestinidad»
- ¿Jugamos a ser Dios?
- Es la gran pregunta. Si tenemos las herramientas para editar seres humanos, podemos jugar a ser dioses. Pero eso ya se hacía al trasplantar un riñón. El ser humano no es capaz de responder a todas las preguntas y al hacerse esa en el fondo se evade de un mundo que le produce incertidumbre. Cree que podrá eludir la muerte.
Cuestión de riesgos
- ¿Y el problema de quienes no aceptan límites? ¿Cómo se afronta ese riesgo?
- El riesgo existe. Ya hay científicos haciendo modificaciones genéticas al margen de las normas, probando en sí mismos. Luego están las grandes biotecnológicas, que frenan el proceso para intentar beneficiarse con ello. Todo esto genera muchos interrogantes, sin olvidar la posibilidad de que algunos países flexibilicen sus valores para permitir ciertos experimentos y lograr gracias a los resultados ser más competitivos.
- ¿Podríamos enfrentarnos a una Humanidad dividida entre superdotados física e intelectualmente y todos los demás, de manera que los primeros acumularan riqueza y poder?
- Creo que ni siquiera el dinero tendría un rol muy importante. Es más bien una cuestión de valores. Habría algo así como una lucha de clases, pero de otra naturaleza.
- Hablemos de libertad. Nacer superdotado determina la vida. Quienes ahora son así resultan fruto del azar. En el futuro podrán serlo por decisión de sus padres o de otras personas. ¿Cómo puede determinar eso su trayectoria, cómo limita su acción?
- Demos la vuelta al argumento: si puedes hacerlo con tus hijos y no lo haces quizá ellos también te juzguen por eso. Debemos aplicar el sentido común: si tenemos un menú que permite curar enfermedades, la sociedad querrá aplicarlos. Será más conflictivo a la hora de mejorar genéticamente a esas mismas sociedades.
- ¿Tendrán los estados o las organizaciones supranacionales capacidad para regular todo eso, o terminarán por imponerse intereses empresariales o individuales?
- Ya hay limitaciones muy claras. Se puede usar para curar enfermedades, no para otras cosas. La clonación, por ejemplo, está prohibida. El problema no es ese sino si existe la capacidad para hacer cumplir esas normas.
Límites
«Si tenemos las herramientas para editar genéticamente, podemos jugar a ser dioses»
- Algunas cosas que aparecen en la novela son llamativas, como la capacidad de conectarse con la Inteligencia Artificial a través de las lentillas o el uso de drones como vehículo habitual. Otras también lo son, como la referencia a la inutilidad de los paneles solares. ¿Son recursos narrativos o cree realmente que todo eso puede suceder?
- Son recursos narrativos. He tratado de dibujar el mundo dentro de 50 años y que sea verosímil. En cuanto se resuelva el problema de las baterías el transporte aéreo cambiará por completo. Otra cosa es que exigirá regularlo con rigor, claro. ¿Paneles solares? Serán mejores y más eficientes, pero no sé si el hidrógeno verde acabará con ellos. Y las lentillas ya se están probando. O gafas, que en el fondo no cambia demasiado.
- Sin embargo, continúan algunas cosas de siempre: buenos vinos, cocina tradicional, etc. Llama la atención que los protagonistas no vean la TV, no vayan al cine ni a conciertos… ¿Cree que eso no existirá en medio siglo?
- Van a seguir yendo a conciertos y con más capacidad de experimentar, de entrar en el corazón de la música. La TV cambiará mucho y los hologramas, que salen muchas veces en la novela, se acabarán imponiendo.
-Por concretar este aspecto: ¿dónde está el riesgo mayor de la manipulación genética?
- En el control de la clandestinidad. Un aspecto crucial es la educación. Debemos formar a los jóvenes en el pensamiento crítico, en la humanidad propia y la de los demás. Para eso están la Historia, el Arte, la Música, la Filosofía… Es eso lo que nos hará poner límites como sociedad y como comunidad política. El riesgo es que haya gente que no se cuestione cosas tan relevantes como las que están sucediendo y van a suceder en este ámbito.
Inercias
- Acaba de hablar de educación, que es su ámbito profesional. En la novela se habla mucho de eso y de la necesidad de amar el cambio. Usted dirige una universidad. ¿Se están haciendo bien las cosas?
- En la novela se cita un libro que para mí es muy relevante desde su título: se trata de Nuccio Ordine y 'La utilidad de lo inútil'. En este momento, le habla alguien que lidera un centro que teóricamente es muy bueno. Y creo que hay que abstraerse de la idea transaccional de la educación, de la regla de que inviertes en formarte para conseguir luego un buen trabajo. No deberíamos alejarnos de los filósofos, los literatos, los historiadores…
- Pues lo estamos haciendo.
- Son necesarios para aprender a pensar. Pero soy consciente de que hay muchas inercias. Una muy poderosa es la que acabo de citar: en nuestra sociedad, tener un trabajo y ganar dinero es importante y nos esforzamos para ello. Otra es que vivimos un capitalismo de seducción en el que unas narrativas se imponen a otras cosas. Hace un tiempo estuvo aquí el fundador de ChatGPT y nos dijo que en el futuro una empresa de buena dimensión será dirigida por una sola persona y el resto se dedicará a pensar. La cuestión está en cómo se hace eso, cómo se piensa, si no se tiene un dominio de las tareas previas porque las está haciendo un algoritmo. Debemos repensar cómo enseñamos a pensar.
Formas de enseñar
«La enseñanza es una experiencia vital que pasa por el contacto entre los alumnos y estos y sus profesores»
- Algunos pasos dados en el ámbito de la digitalización de la enseñanza, tanto en la universidad como en niveles inferiores, están revirtiéndose. ¿Confundimos la herramienta con el espíritu del cambio y la modernidad?
- Soy optimista también en este asunto por nuestra demostrada capacidad de entender que hay que dejar de hacer ciertas cosas si no salen. No podemos dar por bueno todo lo que hacemos. Por ejemplo, es cierto que el latín no será útil para la mayoría, pero no podemos dejar de impartirlo porque para algunos sí lo será. Los lingüistas están de moda… Sucede que venimos de una etapa muy utilitarista en la educación y es posible que necesitemos otro tipo de formación ante todo lo que va a llegar.
- En su novela aparecen clases con alumnos presentes y otros que asisten mediante un avatar. ¿La enseñanza presencial seguirá siendo relevante?
- La enseñanza es una experiencia vital que pasa por el contacto entre quienes la reciben y estos y sus profesores. Ahora, la línea entre digital y físico se difumina. Y en el fondo lo digital tiene la capacidad de reunirnos. Por eso ahora es posible irse a vivir a un pueblo, tener otras experiencias distintas a las de estar en una capital, y seguir formándose. Puede ser bueno que un alumno asista a sus clases por la vía digital si durante unos meses se ha trasladado a una comunidad con la que va a conseguir experiencias imposibles en una ciudad.
- Muchos alumnos se quejan de que sus profesores se desvincularon hace mucho tiempo de la profesión. ¿Cuál cree que debería ser esa combinación para afrontar mejor esos retos de cambio de los que habla tanto en la novela?
- El mundo académico debe estar en contacto con la realidad profesional y social. También somos partidarios de romper la endogamia de la que tanto se acusa a la Universidad. La gran mayoría de nuestros profesores tienen doctorados en universidades internacionales de primer nivel. Y es necesario transferir la investigación y sus resultados a la práctica.
Formación
«El mundo académico debe estar en contacto con la realidad profesional y social»