El crimen de Teresa: su exnovio guardia civil le asestó 153 cuchilladas

César A., el exguardia civil en prácticas que se ha declarado culpable ante la jueza que instruye la causa, propinó a su exnovia 153 cuchilladas en cara y cuello, según recoge el informe de la autopsia de la joven enfermera. Uno de los 'flecos' que le quedan a los investigadores por aclarar es si el presunto autor del crimen, tras atacar a Teresa, saltó desde la ventana del quinto piso, donde residía la joven vallisoletana, o desde el segundo piso del inmueble y si lo hizo para intentar escapar tras cometer el asesinato o para quitarse la vida. En ese salto al vacío al callejón, el agresor sufrió una conmoción cerebral y se rompió el tobillo.

Otra incógnita que tal vez nunca se pueda despejar es el motivo por el que Teresa abrió esa mañana la puerta a su exnovio, pues, según indican fuentes próximas a la investigación, le había echado del apartamento porque se negaba a aceptar la ruptura. Tampoco ha trascendido si el agresor llevó un cuchillo y la atacó o lo cogió de la cocina en un arrebato.

Según el relato de hechos que ha trascendido del sumario, César A., con quien Teresa había decidido romper antes de irse a Bruselas, donde trabajaba en un hospital oncológico, compró un billete y se presentó en la capital belga con la excusa de que iba a pasar su cumpleaños «en cinco ciudades y dos países distintos». Eso fue el domingo antes del crimen, 23 de octubre. La joven intentó de nuevo hacerle ver que la relación había acabado pero, al parecer, él se ofuscó y comenzó a mostrarse violento de palabra, aunque luego le pediría perdón. No obstante, Teresa le permitió quedarse en su casa los dos días siguientes. Así, mientras el lunes y el martes ella se fue a trabajar, él realizaba su programa turístico por la ciudad. Pero el miércoles 26 de octubre, César se marchó a un albergue y por la tarde realizó varias búsquedas en Google sobre maneras de matar a una persona. También habría utilizado ese tiempo para realizar una nota de despedida pidiendo perdón a su familia («Espero que nos veamos en el cielo...», indicaba en el texto), un escrito que después modificó pero nunca mandó, han precisado fuentes del caso. Aquella noche, Teresa estuvo de cena con unos amigos desde las 19:00 horas y en torno a las 21:30 horas dieron por finalizada la velada porque al día siguiente trabajaban. Uno de los chicos acompañó a la vallisoletana hasta cerca de su casa y se despidieron en su calle. Fue la última vez que sus amigos la vieron con vida. Eran las 21:45 horas.

A las 6:40 de la mañana del jueves, César A. se presentó en el domicilio de la joven. Se desconoce si argumentó haberse olvidado algo para conseguir que ella abriera la puerta y si ya empuñaba el cuchillo con el que se ensañó: le asestó 153 puñaladas en la cara y el cuello a Teresa. Después se descolgó por una ventana y la policía tendrá que determinar si trató de saltar al tejado y huir o quitarse la vida. Lo cierto es que se cayó y se fracturó un tobillo. Empezó a pedir socorro y, simultáneamente, un vecino llamaba a la policía (la comisaría está a pocos metros del edificio). Eran las 7:30 cuando una ambulancia recogió al lesionado, quien en ese momento no mencionó lo que le había hecho a Teresa. Tras su intervención quirúrgica y una hospitalización de tres semanas, fue trasladado a la prisión de Saint Gilles, donde permanece a la espera de juicio.