Borrar
Los monjes copistas de la Edad Media fueron los que crearon la grafía de la Ñ, al llegar al final de la línea y convertir la NN del latín (por ejemplo, annus) en una N con otra pequeñita encima (año). R. C:
Contiene la... Ñ

Contiene la... Ñ

La letra que mejor representa 'lo español' no tuvo sillón en la RAE, fundada en 1713, hasta 1983... ¡y solo en minúscula! Los correos electrónicos siguen sin contemplar el uso de una grafía castellana, vasca, gallega y asturiana

isabel ibáñez

Lunes, 10 de febrero 2020, 07:13

Perdonen, pero esto se ha convertido en una cuestión personal, así que permítanme el empleo de la primera persona. Me apellido Ibáñez y también Dañobeitia, y mi familia paterna proviene de la ciudad vizcaína de Orduña. Yo, que tanto disfruto tomando una caña y perdida entre las viñetas de un cómic, huraña a veces, poco ñoña y aun menos tacaña, o eso creo... Pues cada vez que tengo que decir mi dirección de correo, y son varias al día por mi trabajo, debo repetir como un mantra este añadido: «sí, Ibanez, con n de Navarra (y sin tilde)», eliminando sin miramientos el signo de distinción (y me refiero a distinguir) más evidente de mi apellido,ya que las cuentas de correo electrónico no la incluyen. Ni se espera. Cuenten las Ñ de este texto y verán que hay un puñado. La Ñ de España, de ese precioso pueblo vasco llamado Salinas de Añana y de Pamplona-Iruñea. De esa Malasaña madrileña que me produce tanta añoranza en castellano, morriña en gallego y 'herrimina' en euskera, porque en este idioma la I junto a la N (seguida de vocal) se pronuncia Ñ, que como grafía también existe. Al igual que en el bable asturiano, diañu (diablo ).

Con la Ñ todo es extraño. Cuando aprendemos el abecedario en castellano, al llegar a la letra decimoquinta –la niña bonita precisamente– llevamos generaciones y generaciones citando cosas que empiezan por ella (79 palabras según la Real Academia Española, RAE, la mayoría de origen americano) que, si se fijan, nos quedan muy lejos. Veamos: A de avión, B de burro, C de casa, Z de zapato, ¿pero Ñ de ñandú, de ñame, de ñoqui, de ñora...? Explícale tú a un crío de cuatro años lo que es eso. ¡Si lo más cercano es el ñu de la sabana africana! Pues se ha convertido en la mejor representante de 'lo español'; curioso, porque estamos hablando de una letra que no tuvo sillón en la RAE hasta 1983, y eso que la institución que limpia, fija y da esplendor al castellano lleva en danza ¡desde 1713!

No queda ahí la cosa, es la única que solo tiene sillón de minúscula; aunque es cierto que los asientos correspondientes a letras en realidad no son más que una excusa, una forma de nombrarlos, y que los académicos que los ocupan no tienen por qué tener relación con su letra, ni ser los que más saben de ella. Ni tampoco hay explicación, según fuentes de la RAE, a por qué hay letras que carecen de sillón, como la W y la Y. En cuanto a la V, la X y la Z, están representadas únicamente en mayúscula. Visto lo visto, en un rápido análisis, lo que se observa es que las letras 'cojas' (con solo un asiento) o que sencillamente no están reflejadas no son la A o la M, sino otras menos 'relevantes', lo cual podría hacer sospechar, seguramente de forma injustificada, que fueron 'marginadas'.

Quien ocupa en la actualidad el sillón de la ñ minúscula es Luis María Anson, que también exhibe una rara particularidad en su apellido; lo escribe sin tilde, pues explica que es de origen británico, aunque castellaniza su pronunciación al decirlo con acento en la o. Bien. Anson, que sucedió en el sillón al primer ocupante, José López Rubio (entre 1983-1998), informa: «Lejos de ser una reliquia, como un resto arqueológico que arrastra el castellano de forma tórpida, la Ñ es todo lo contrario. Se trata de un avance idiomático que nos sitúa en la vanguardia de la lengua». Se refiere al nacimiento de esta letra, que sustituyó a una doble del latín: NN de 'annus' pasó a año –aunque la Ñ tiene otra procedencia, cuando a la N le seguía una I, como en 'vinea' (vid), que derivó en 'vinia' y de ahí viña–.

Para la Ñ, el portugués utiliza dos letras, NH (banheira-bañera);que en el caso del francés son GN (cromagnon-cromañón), al igual que el italiano (lasagna-lasaña). Cataluña utiliza NY (Catalunya). Un dos en uno conseguido con la Ñ, que no existía en el latín del que procede el castellano, pero que se encuentra en este idioma, en el euskera, el bable y el gallego, además del araucano (lengua de los mapuches, habitantes de Chile y Argentina), el zapoteco (sur de México), el tagalo (Filipinas), el guaraní (Paraguay y Argentina), el aymara (Bolivia, Perú, Argentina y Chile), el quechua (siete países de América del Sur), el chamorro (isla de Guam y en las Marianas del Norte)...

Volviendo a casa, imaginen un mundo sin la Ñ. ¿Cómo vivir huérfanos de ese concepto exportado por los gallegos al mundo entero, la citada morriña? ¿Qué hubiera sido de Juan y Junior sin 'Anduriña'? Y resulta curioso que los críos de la EGB nos refiriéramos a la profesora como 'la señorita', o 'la seño', y que los niños que hoy estudian en euskera la reclamen como andereño, también con Ñ. ¿Cómo llamar o a los amigos con nombre vasco, Iñaki, Begoña, Beñat, Garbiñe...? ¿Sabían que Miguel de Unamuno dejó recogido que el nombre de España, «según algunos paisanos» suyos, provenía del euskera 'ezpaina' (pronunciado, españa), que significa labio, porque recordaba a la situación geográfica de la península en Europa? «Era una creencia bastante extendida en su momento, aunque falsa (viene de Hispania)», explica Xabier Kintana, secretario de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca.

Una N sobre la otra

«La Ñ se desarrolló en la Edad Media, en el caso del castellano, desde la NN del latín (también a partir de NI). Y como había problemas al escribir a mano cuando llegaba el final de la línea, si tocaba escribir 'canna', los monjes copistas ponían 'cana' y encima de la N colocaban la otra en pequeñito. Para ahorrar, pues el pergamino era costoso. Así nació la Ñ. Iñigo, por ejemplo, proviene del nombre vasco Enneko», recuerda el académico Kintana.

El sonido de la Ñ en euskera surge cuando encontramos las letras IN seguidas de vocal, como en 'baina' (pero), pronunciado 'baña', y además aparece tal cual en nombres propios como Orduña/ Urduña y apellidos como Dañobeitia. También se emplea en los diminutivos como 'andereño' (señorita) que proviene de 'andere' (señora), ilustra el experto vasco. Como en Francia no existe la grafía Ñ, los residentes del País Vascofrancés no pueden poner a sus hijos nombres en euskera con esa letra, como Beñat. Hace solo un par de meses, y tras una batalla jurídica de dos años, la Justicia del país vecino autorizó a un niño llamado Fañch a conservar la Ñ, que sí existe en los nombres bretones. Esto podría servir para la reivindicación de un montón de ciudadanos vascofranceses que esperan su oportunidad para poner nombres vascos con esta letra. «Euskaltzaindia envió una nota a la administración francesa sobre la necesidad de la Ñ, pero no hubo ninguna respuesta», recuerda Kintana.

También España tuvo que quejarse en 1991 ante la pretensión de la Comunidad Económica Europea (germen de la UE) de que permitiéramos la libre importación de ordenadores sin Ñ en el teclado. El mismísimo Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura 1982, que a saber cómo hubiera escrito sus 'Cien años de soledad' sin ella, puso el grito en el cielo: «Es escandaloso, por decir lo menos, que la Comunidad Económica Europea se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la letra Ñ de nuestro alfabeto, y peor aún, solo por consideraciones de comodidad comercial. Los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la Ñ no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas romances sigue expresándose todavía con dos letras. Por consiguiente, lo lógico no es que España tenga que renunciar a nada menos que a una de las letras de su propio nombre, sino que otras lenguas del paraíso europeo se modernicen con la adopción de la Ñ». Se puede decir más alto pero no más claro.

Anson trata hoy de tranquilizar a los que tememos por lo que nos pueda deparar el futuro: «Los ordenadores han incorporado la Ñ porque 500 millones de hispano-hablantes así lo han exigido. La letra más emblemática del alfabeto castellano no peligra. La Ñ que tengo el honor de representar en la Academia está más firme que nunca».

Las famosas guitarras españolas de Salvador Ibáñez han perdido la Ñ. R. C.

Contratado gracias a la Ñ

Si no es por meter cizaña, cierto, los ordenadores tienen Ñ y en 2007 los dominios de Internet acabados en '.es' abrieron la puerta a esta letra, pero hoy sigue sin poder usarse en el correo electrónico. Y miren lo que pasó con las famosas guitarras Ibanez, que eran las de Salvador Ibáñez hasta que un fabricante japonés se hizo con ellas y eliminó el Salvador... y la Ñ.

Así que imagínense llamarse Ñaco Goñi, como el reputado bluesman español: «Mi nombre es Ignacio, que después de pasar por Iñaki y por Iñako se quedó en Ñaco. Goñi es mi apellido, proviene de Navarra y es antiguo. Hay a quien le cuesta quedarse con lo de Ñaco y me llaman cosas tipo ñoqui, pero me suelo reír. Como anécdota, la Embajada de España en Marruecos me contrató para una mini gira y cuando le pregunté al delegado porqué nos habían elegido me dijo: «Estamos con lo de la Ñ, tu nombre lleva dos, y como te vi en Zaragoza y sabía que érais buenos no me costó mucho elegirte». En fin, que eso fue gracias a la Ñ. Y orgulloso de ella, es la letra que nos diferencia de los herejes», bromea. Pues que no nos engañen. Leña con la Ñ.

La Habaña, capital de Cuba

En el libro publicado en 2014 por la RAE 'Al pie de la letra. Geografía fantástica del alfabeto español', el académico Luis María Anson dejó recogida en el capítulo dedicado a la Ñ una anécdota protagonizada por el periodista español Julio Camba cuando era corresponsal del diario 'Abc' en Berlín. Fumador de puros, un día fue a comprar una caja de habanos: «Aquí tiene lo que desea. Puede usted comprobar que son genuinos habanos», le dijo el estanquero. Y mostrándole la etiqueta, Camba leyó: 'La Cabana. Habana'. «Los genuinos habanos 'La Cabaña' se fuman con 'tilde'», le dijo entre risas al dependiente refiriéndose a la Ñ. Días después, el vendedor le abordó eufórico: «Han llegado, por fin, habanos genuinos. Aquí los tiene. Esta vez sí son auténticos». Y Camba soltó la carcajada al leer lo que el dueño del estanco había ordenado imprimir en la etiqueta:'La Cabaña. Habaña'.

En su alegato final, Luis María Anson escribe: «Nos acompañan en la afirmación de la Ñ los pueblos hermanos de América. Basta consultar los diccionarios propios de Ecuador, Chile, Bolivia, Paraguay, Cuba o Colombia para advertir hasta qué punto desde tierras americanas se está enriqueciendo esta letra. Asistiremos en el futuro, qué coño, a la marcha triunfal de la Ñ, sonriente y segura entre las luces de las pantallas informáticas encendidas y parpadeantes de todo el mundo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Contiene la... Ñ