J.M.L.
Toledo
Martes, 9 de junio 2020, 13:29
Los plaguicidas organoclorados, más conocidos como DDTs, que se utilizaron masivamente en la agricultura en la segunda mitad del siglo XX, siguen teniendo efectos negativos en la reproducción de las aves a pesar de que ya no se comercializan tras su prohibición en España hace más de cuatro décadas.
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Un estudio del Instituto de Recursos Cinegéticos (dependiente de la Junta de Castilla-La Mancha y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en colaboración con el Zoobotánico de Jerez (Cádiz) ha analizado los huevos de pagaza piconegra en la colonia de la marisma de Mesas de Asta, en la provincia de Cádiz, llegando a la conclusión de que esta contaminación química, aún presente en los ecosistemas, continúa provocando cambios en los pigmentos responsables de la coloración de los huevos.
Según esta investigación, la toxicidad de los DDTs afecta de forma adversa al sistema reproductivo de las aves, lo que también se traduce en una disminución del grosor de la cáscara de los huevos, haciéndolos más frágiles. Además, al modificarse su pigmentación, el huevo sufre cambios en la regulación de su temperatura y deja de cumplir su función de camuflaje en la naturaleza. Este estudio se ha centrado en la pagaza piconegra, un ave migrante de largo recorrido que viaja hasta la Península Ibérica durante la primavera y el verano para criar. La población de esta especie en España representa el 85 por ciento de las que usan la ruta migratoria occidental, por lo que el estudio de las que crían en España es de gran relevancia para la conservación de esta especie.
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