Secciones
Servicios
Destacamos
¿Quién no ha oído hablar en alguna ocasión de la leyenda del Yeti? Esa criatura similar a un simio gigante que, se dice, vive en las montañas de Asia. La leyenda de este extraño animal se alimenta de restos de pelo, figuras sospechosas que ... huyen entre los árboles de aquella zona... una serie de historias que tuvieron su punto álgido en 1951, momento en el que una expedición del Everest fotografió huellas de un pie gigante impresas sobre la nieve que se asoció al Abominable hombre de las nieves, nombre con el que también se conoce a esta criatura. Pero lo cierto es que solo las evidencias científicas pueden confirmar si se trata de ser real o tan solo hablamos de una leyenda.
Con este objetivo, un equipo internacional de investigadores ha analizado el ADN de restos de nueve supuestos especímenes del Yeti que se conservan en museos y colecciones privadas. Hablamos de huesos, dientes, piel, pelo e incluso heces encontradas en el Himalaya y la meseta tibetana. Entre ellas, un trozo de piel de la mano o una garra y un fragmento de fémur encontrado en una cueva en la meseta tibetana. Todas estas muestras fueron proporcionadas por la productora británica Icon Films. La cadena Animal Planet emitió en 2016 un especial sobre esta leyenda del Abominable hombre de las nieves que tenía el nombre 'Yeti o no', según informa el diario ABC.
Pero las pruebas hablaron por sí solas, y lejos de tratarse de restos de este extraño animal las muestras pertenecían, mayoritariamente, a osos negros asiáticos, osos pardos del Himalaya u osos pardos tibetanos e, incluso, una de las pruebas era de un perro. Con los resultados en la mano, los expertos lo tienen claro: «Nuestros hallazgos sugieren fuertemente que los fundamentos biológicos de la leyenda del Yeti se pueden encontrar en los osos locales», explica Charlotte Lindqvist, profesora de biología en la Universidad de Búfalo (Nueva York, Estados Unidos).
Este estudio «representa el análisis más riguroso hasta la fecha de muestras que se sospecha derivan de criaturas anómalas o míticas 'homínidas'», explican Lindqvist y su equipo.
Pero esta no es la primera vez que la ciencia pretende resolver la misteriosa historia del Yeti. Hace varios años Bryan Sykes, profesor de genética en la Universidad de Oxford, ya lo hizo y concluyó que los restos analizados que se atribuían al Abominable hombre de las nieves coincidían con los de un oso polar encontrado en Noruega que vivió hace entre 40.000 y 120.000 años. La conclusión que se sacó de todo esto es que una especie desconocida descendiente de ese oso prehistórico vivía en el Himalaya. Pero esta hipótesis fue refutada a posteriori por dos investigadores, Eliécer E. Gutiérrez, biólogo evolutivo en el Instituto Smithsonian, y Ronald H. Pine, zoólogo del Instituto de Biodiversidad y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas. Para ello tuvieron que recurrir al ADN mitocondrial de las muestras y las atribuyeron a un oso ordinario del Himalaya.
La experta Lindqvist considera que el uso de la ciencia puede ser muy útil para indagar en mitos similares al del Yeti, relacionados con criaturas misteriosas. De hecho, esta herramienta ya se empleó a principios del siglo XX para explicar la leyenda occidental de un «unicornio africano». Los investigadores británicos concluyeron que se trataba de un okapi de carne y hueso, un pariente de la jirafa que parece una mezcla entre ese animal, una cebra y un caballo.
Aprovechando el estudio, Lindqvist ha indagado sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos. «Los osos en esta región son vulnerables o están en peligro crítico desde una perspectiva de conservación, pero no se sabe mucho sobre su historia pasada», asevera. «Los osos pardos del Himalaya, por ejemplo, están en gran peligro. La clarificación de la estructura de la población y la diversidad genética pueden ayudar a estimar los tamaños de las poblaciones y elaborar estrategias».
Para realizar este análisis fue necesario secuenciar el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos (incluido el supuesto Yeti) con el objetivo de comparar estos datos genéticos con los de otros osos en todo el mundo. De ello se desprende que los osos pardos tibetanos comparten un ancestro común cercano con sus parientes norteamericanos y eurasiáticos pero los osos pardos del Himalaya pertenecen a un linaje evolutivo distinto que divergió de todos los demás osos pardos hace unos 650.000 años, durante un período de glaciación. Fue la expansión de los glaciares y la geografía montañosa de la región lo que pudo haber originado el aislamiento de los osos del Himalaya, lo que llevó a un camino evolutivo independiente.
Por otra parte Lindqvist cree ques estas investigaciones sobre animales extraños «pueden ayudar a iluminar la historia ambiental de la región, así como a tener una historia evolutiva en todo el mundo, y muestras adicionales de 'Yeti' podrían contribuir a este trabajo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.