![Ciegos de oro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201909/25/media/cortadas/ciego1-kSZ-U90234255788msC-984x608@El%20Norte.jpg)
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darío menor
Miércoles, 25 de septiembre 2019, 07:37
Antes de perder la visión hace cinco años debido a un glaucoma, Iván López era «un paquete» jugando al fútbol, según él mismo reconoce. Gracias al afán de superación, el esfuerzo y a la valentía, este alicantino que está a punto de cumplir 27 años se subió ayer a lo más alto del podio junto a los otros 9 jugadores de la selección española de fútbol para ciegos en el campeonato de Europa disputado en Roma. La Roja derrotó por 3-1 a Francia sumando así un nuevo título a su imponente palmarés. Cuenta ya con ocho títulos continentales. Haberse colado en la final del torneo disputado estos días en la capital italiana le ha permitido además obtener un billete para los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020, próxima meta para un combinado que está entre los más poderosos del mundo.
Entrenado por Jesús Bargueira, está formado por dos porteros videntes y ocho jugadores de campo con ceguera total. La mayoría de ellos combinan el deporte con sus trabajos, principalmente como vendedores del cupón de la Once. Solo dos pueden dedicarse al fútbol de manera profesional gracias a unas becas FER, promovidas por Juan Roig, presidente de Mercadona, para deportistas valencianos. Se trata de López y de Sergio Alamar, que a sus 18 años es el benjamín del grupo y una de las estrellas del equipo.
«A mí el fútbol me ha dado la vida entera. Jamás podía imaginarme que iba a pasarme esto». Sentado con la espalda apoyada en una de las barreras metálicas que delimitan el campo, el menorquín Miguel Ángel Sánchez trata de recuperar el aliento tras el esfuerzo del partido contra Francia mientras sus compañeros celebran a voz en grito la victoria. «Es mi primer europeo y estoy muy orgulloso de haber llegado hasta aquí. Yo no soy ciego de nacimiento. Perdí la visión a los 17 años un 31 de diciembre. Estaba en mi casa y me desmayé porque me reventó el nervio óptico. Cuando me desperté después de la operación que me hicieron ya no veía nada. Hace tres años que empecé a jugar al fútbol y me ha brindado una oportunidad maravillosa. Ha supuesto un cambio estupendo en mi vida. Es increíble todo lo que estamos viviendo». Miguel Ángel, al que los otros miembros de la selección llaman 'Miki', no puede seguir hablando porque sus compañeros le reclaman para que acuda al centro del campo a festejar el título. «¡Campeones de Europa!», gritan todos enfervorecidos dando saltos.
El fútbol para ciegos gusta hasta a quien no suele interesarle demasiado el balompié convencional. Protegidos los ojos con unas vendas, sobre las que colocan una máscara que también cubre la nariz, los jugadores se orientan en el campo gracias a las indicaciones que reciben de sus guías. En el tercio de defensa es su portero quien les habla, en la zona media el entrenador, mientras que en el área de ataque ofrece sus indicaciones un miembro del equipo técnico vidente colocado tras la portería rival. Cuando hay jugadas a balón parado, este asistente golpea los palos con un objeto metálico para que los cuatro futbolistas de campo de su equipo sepan dónde se ubican los límites de la portería. Durante el resto del juego, va gritándoles los metros a los que está colocado el guardameta rival, que no puede salir del área pequeña. El balón cuenta con una suerte de cascabeles en su interior para que los jugadores puedan ubicarlo, aunque en días de lluvia, como en la semifinal contra Inglaterra, a la que España venció en los penaltis, resulta más difícil seguirle el rastro.
Pese a contar con estas ayudas, al espectador profano le resulta tan increíble como admirable la capacidad de los jugadores para orientarse y tener tanto éxito a la hora de meter la pelota entre los tres palos. En la segunda parte del partido de ayer contra Francia, España solo disparó tres o cuatro veces a puerta, pero en dos de ellas consiguió marcar.
«Entramos con todo»
«En este deporte te marca la efectividad», explica Sergio Rodríguez, de 32 años, portero titular ayer después de que el otro guardameta, Pedro Gutiérrez, se lesionara durante las semifinales contra Inglaterra. Tuvieron que sacarlo en camilla del terreno de juego después de recibir una patada en la ingle de un jugador británico. Aunque no vean, estos deportistas van con todo cuando están en el campo, sin miedo a recibir un golpe de un rival o a chocar contra una de las barreras o contra un compañero. Es lo que le ocurrió ayer al jugador estrella de la selección francesa, que acabó con una sangrante brecha en la cabeza por un impacto fortuito de otro futbolista galo. «Claro que entramos con todo, porque si no vas fuerte es cuando te haces daño. Cuando hay un balón dividido y no vas fuerte, el otro al final te lesiona. Tienes que ir con el cuerpo tensionado y sabiendo que vas contra un muro», explica el malagueño Antonio Martín, al que en la selección todos conocen como 'El Niño'. Es uno de los mejores jugadores del Europeo, que ha acabado como máximo goleador al lograr seis tantos.
Dos profesionales. Solo dos de los diez jugadores del combinado de nuestro país puede dedicarse al fútbol de manera profesional gracias a las becas. El resto lo combinan con sus trabajos, principalmente la venta del cupón de la Once.
8 títulos de Europa de fútbol, cinco para ciegos, posee ya España tras el campeonato ganado ayer en el torneo disputado en Roma. La Roja venció por 3-1 a Francia después de derrotar el domingo en las semifinales a Inglaterra en los penaltis, lo que la valió además un billete para los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020.
6 goles logró en el torneo el malagueño Antonio Martín, al que en la selección todos conocen como 'El Niño'. Fue el pichichi del Europeo. Otro de los jugadores destacados del combinado español fue Youssef el Haddaoui, al que llaman 'El Moro' por su origen marroquí, que marcó dos de los tantos de la final. Numeroso público aplaudió a rabiar a los dos equipos.
El futbolista más veterano de La Roja es Vicente Aguilar, que a sus 49 años se colgó ayer del cuello por sexta vez una medalla de oro en un campeonato continental. Ciego desde los tres años debido a un tumor, cuenta que siempre ha tenido «en las manos y en los pies» un balón y que el fútbol le ha dado mucho. «Han sido muchas alegrías y muchos sacrificios. También he conocido a mucha gente y muchos lugares del mundo a los que seguramente no habría ido por mi cuenta. Y aplicado a la vida diaria te da autonomía, te hace ver una serie de esfuerzos que te vienen muy bien. Pierdes miedos y te atreves a ir a por todas, como en el campo, en el que no te puedes dejar nada». A su lado, Alamar le echa un trago a la botella de cava que acaban de descorchar para celebrar la victoria. «¿Pero tú puedes, eres ya mayor de edad?», le pregunta bromeando uno de sus compañeros. «¡Que sí, que ya he cumplido los 18 años!», responde el benjamín.
«Me lo ha dado todo»
«Yo jugaba al fútbol de niño con mis padres, pero con el tiempo te das cuenta de que no puedes hacerlo como el resto de tus compañeros. Entonces vas empezando a entender y a superar todo lo que es el proceso de la ceguera y buscas alternativas», explica Alamar. «En la Once me informaron de las opciones deportivas que había y comencé con 15 años. A mí el fútbol me lo ha dado todo: viajes, victorias, y aprender que no siempre puedes conseguir lo que quieres, lo que te hace esforzarte más». La enseñanza es también para los que no tienen problemas de visión, ya sean los miembros del público o los técnicos que acompañan a los jugadores de la selección, como cuenta Bargueira, el entrenador: «Trabajar con personas ciegas es un ejemplo de superación. Son gente que carece de la visión pero no lo ven como un problema, pues se pueden sentir libres e iguales cuando están dentro de un campo de fútbol y dedicarse a lo que más les gusta». Lo confirma Ángel Luis Gómez, presidente de la Federación Española de Deportes para Ciegos, quien destacó cómo la práctica de un deporte logra que la persona que cuenta con alguna discapacidad sea «mucho más independiente, autónoma e integrada».
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