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Las carreteras españolas, desde las autovías a los caminos rurales, son una infraestructura cuya existencia y funcionamiento le cuesta la vida cada año a miles y miles de animales de toda clase. Esta es una realidad conocida desde hace décadas, pero lo que no se ... sabía exactamente hasta ahora es cuántas vidas de vertebrados segaba, qué especies son las más afectadas, qué zonas acumulan mayores riesgos y qué factores o elementos de estas infraestructuras son los que más contribuyen a esta escabechina contra la biodiversidad y el medio natural. Muchas de estas incógnitas, unos conocimientos indispensables para diseñar soluciones, se han despejado gracias al esfuerzo coordinado sobre el terreno de técnicos de todas las administraciones, científicos y de centenares de voluntarios.
La plasmación del esfuerzo conjunto de años es un informe pionero publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) que, entre una larga lista conclusiones, desvela que las carreteras españolas, tanto por la invasión y fragmentación de los hábitat naturales que provocan como por el tráfico y los elementos estructurales que las componen, causan la muerte anual de no menos de 55 millones de vertebrados, desde un saltamontes a un jabalí o un lince.
La única información realmente contrastada sobre este problema hasta ahora la proporcionaban los arrollamientos que ocasionaban siniestros de tráfico y daños al animal, al vehículo o a sus ocupantes, que normalmente se notificaban a las autoridades y a los seguros. Algo más de 35.000 siniestros con animales muertos cada ejercicio, con el escenario mayoritario de las carreteras secundarias o de las de doble sentido de circulación, y con el jabalí, los perros y los corzos como decesos principales.
Sin embargo, las víctimas mayoritarias de las vías de comunicación españolas no son esos grandes animales ni otros como liebres, zorros, conejos o gatos que todos hemos visto tirados en alguna ocasión en cunetas o aplastados sobre el asfalto. Los millones de muertes achacables a las carreteras los engrosan las aves y mamíferos de pequeño tamaño, los reptiles de todo tipo y anfibios como los sapos y las ranas.
Muchos se deben a arrollamientos o atropellos de los vehículos en circulación, facilitados por la fragmentación que estas vías causan en el medio natural de los vertebrados, pero una parte sustancial están derivados del propio diseño y componentes de las infraestructuras. Son el resultado de las colisiones o atrapamientos de los animales con pantallas, cables y tensores, vallas, desagües y toda una larga lista de elementos y estructuras de riesgo.
El informe elaborado con la investigación sobre el terreno exhorta a las autoridades a adoptar «con urgencia» medidas de conservación y mitigación que protejan la biodiversidad y reduzcan la altísima mortalidad de fauna en las carreteras. Reclaman que las nuevas infraestructuras sean sostenibles y respeten al máximo los ecosistemas cercanos y que en las existentes, especialmente en los puntos negros y de riesgo detectados, se realicen las reformas y correcciones necesarias para minimizar estas muertes.
Esta ambiciosa radiografía del problema tiene su base en el proyecto SAFE (Stop Atropellos de Fauna Amenazada en España), financiado y promovido por el Miteco, pero puesto en pie por sociedades científicas e investigadores y, sobre todo, por el compromiso ciudadano. Cientos o miles de voluntarios censaron no menos de una vez al mes las muertes ocasionadas por las carreteras a partir de la observación de los decesos y su tipología en recorridos fijos, siempre los mismos, que hacían a pie o en bicicleta y menos veces en coche u otro vehículo.
Fueron coordinados y entrenados para la tarea por la Asociación Herpetológica Española (AHE), por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y por la Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Mamíferos (Secem) y sus datos fueron evaluados y analizados por los investigadores de la Estación Biológica de Doñana, la base del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el parque natural andaluz.
La notable contribución a la ciencia y a la defensa de la biodiversidad de este proyecto fue reconocida por el propio CSIC con la concesión del premio nacional de Divulgación Científica y Ciencia Ciudadana. La intención del Miteco es preservar la red de trabajo y colaboración puesta en pie por SAFE para poder realizar actualizaciones periódicas de este chequeo a las muertes y los elementos de riesgo.
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