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Se respira paz allí. De camino a Santiago de Compostela, sus encantadoras calles están marcadas por las huellas de los peregrinos que encuentran en este pueblo un oasis en el que hacer un alto en su viaje espiritual. Todo acompaña al sosiego en Molinaseca, especialmente ... junto al cauce del río Meruelo, que atraviesa la localidad abriendo un remanso, una piscina fluvial, que atrae a los bañistas de la comarca en época estival. La visita del que suscribe se produjo fuera de la temporada alta, bien entrado el otoño. Pocos devotos hacían escala entonces tras atravesar las tierras de la Maragatería y quizá fue el mejor momento para respirar sin exceso de competidores el sabor medieval de esta localidad cercana a Ponferrada, en pleno corazón de El Bierzo, que, sin embargo, parece como aislada del mundo. Gran recomendación de la del amigo Manolo.
Tiene Molinaseca una estampa de postal y se aprecia en él un cuidado que deberían copiar en otros núcleos rurales de esta Castilla y León, que se desangra en población. Impresiona su puente romano y su Calle Real, una sirga de peregrinos con casas de piedra y palacetes blasonados. Al final de esta vía destaca el Crucero del Santo Cristo, hito jacobeo que se levanta sobre un pedestal de planta cuadrada al que se añadió una hornacina de cristal con un crucifijo pequeño adornado con flores.
Su nombre tiene su origen en la existencia de varios molinos que al estar construidos sobre el curso del río y debido a las cambios en el cauce de este, los dejaba temporalmente secos. Pero allí todo es frescura. El paraje que lo rodea y el propio pueblo. ¿Qué ver? Sin duda, el gran paso sobre el río impresiona. De sillería, cuenta con siete bóvedas de luces, de las cuales las tres primeras, con arcos de medio punto, pertenecen a un paso más antiguo y se encuentran semienterradas. Pero presume este municipio, como destacan en el propio Ayuntamiento de la localidad, de otros importantes atractivos como la iglesia de San Nicolás de Bari o el santuario de Nuestra Señora de las Angustias.
No puede faltar una visita al Monumento al Peregrino (1995) y, entre las curiosidades, destaca la talla de Kannon en árbol vivo, más conocida como el 'Buda de Molinaseca'.
El entorno es también un paraíso para el senderismo: el propio Valle del Meruelo, por donde los peregrinos entran al Camino de Santiago a su paso por El Bierzo, o los puentes de Malpaso, al suroeste del municipio, en la ruta que une esta localidad con Riego de Ambrós, ambos enclavados en esta escarpada 'V'. En sus numerosos mesones y bares se puede disfrutar de los manjares de la gastronomía berciana, como el botillo, o los embutidos, especialmente la cecina. Si usted no lo conoce, merece la pena la escapada, que un día nos recomendó el amigo Manolo y que ahora les aconseja este periódico.
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