Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
El AR-15 es fabricado por diferentes marcas desde que su patente caducó en 1977. AFP
El AR-15, una silenciosa arma de destrucción masiva

El AR-15, una silenciosa arma de destrucción masiva

La proliferación de fusiles semiautomáticos en Estados Unidos incrementa los tiroteos masivos y la facilidad con la que se puede atentar contra un expresidente

Martes, 16 de julio 2024, 18:26

Thomas Matthew Crooks no tenía edad suficiente para tomarse una cerveza en Estados Unidos. Pero sí para adquirir legalmente el fusil semiautomático AR-15 con el que trató de matar a Donald Trump en Butler, Pennsylvania. Según la investigación, quien lo adquirió fue su padre, pero él también podría haberlo hecho. Lo único que necesitaba era su carné de conducir y rellenar el formulario 4473, en el que se preguntan cosas como si se adquiere el arma con intención de llevar a cabo atentados terroristas o si el comprador está fugado de la justicia.

El establecimiento solo tendría que comprobar que Crooks no estaba en ninguna lista negra antes de darle a este joven de 20 años un rifle que va camino de convertirse en un arma de destrucción masiva. Porque la versión más básica cuesta apenas 500 euros. Y si es fácil comprarla, más sencillo aún es hacerse con munición para sus cargadores: en Estados Unidos ya tienen hasta máquinas expendedoras de balas.

El AR-15 nació en la década de 1950 como fusil de uso civil en la fábrica de Armalite, de la que el modelo toma sus dos letras. Pero, en 1959, la empresa vendió el diseño a Colt, que lo modificó para crear una versión militar: surgió así el icónico M-16. Un informe del Pentágono lo describió entonces como «una magnífica arma con letalidad fenomenal», y el Ejército lo puso en práctica en su versión automática en la guerra de Vietnam, donde al principio no se ganó una buena reputación. Mientras tanto, el hermano semiautomático AR-15 -que no dispara ráfagas, sino que hay que apretar el gatillo para cada bala- tardó en abrirse hueco en el mercado doméstico, porque, como explica el Washington Post, «no servía para cazar y parecía exagerado como elemento de defensa propia».

El AR-15. Colt

Su patente caducó en 1977, diferentes fabricantes decidieron producirlo con diferentes nombres -Colt mantiene la exclusividad de la denominación original-, y ahora es un superventas. Del fusil atraen su diseño agresivo y sofisticado, un peso reducido -en torno a tres kilos-, su versatilidad y potencia, y su sencillez de uso. En páginas web especializadas se hace hincapié en la facilidad con la que un niño puede dispararlo. Y algunos lo hacen.

Protagonista de tiroteos masivos

Uno de cada 20 adultos estadounidenses tiene al menos un AR-15 en propiedad, según una encuesta de Ipsos. La Universidad de Georgetown estima que hay 44 millones de unidades en manos de los ciudadanos. Y su existencia es trágica: diez de los diecisiete tiroteos más graves de Estados Unidos, en los que han muerto un total de 207 personas, se han cometido con uno de ellos. En comparación, el AK-47 soviético -el fusil de asalto más vendido de la historia- solo ha estado presente en una de esas tristemente habituales masacres.

Detalle del formulario que hay que rellenar para adquirir un arma.

La letalidad del AR-15, debida en gran medida a la gran velocidad que adquieren sus balas, ha provocado que once estados -todos en las costas del país, menos Illinois- hayan prohibido su venta. Sin embargo, los defensores del derecho a tener armas -recogido en la segunda enmienda de la Constitución estadounidense-, señalan que ese veto no tiene sentido porque la mayoría de los crímenes se cometen con armas cortas. O sea, con pistolas y revólveres para cuya adquisición sí que hay que tener al menos 21 años.

Es un dato que corrobora el FBI con las cifras de 2020: esas armas se utilizaron en el 59% de los asesinatos con arma de fuego. Rifles de la categoría del AR-15 provocaron solo el 3% de las muertes, mientras que el 1% se achacó a escopetas. No obstante, en el 36% del total los expedientes se cerraron con un «tipo de arma no especificada», y las propias Autoridades americanas reconocen que cada vez se ven más fusiles semiautomáticos. «Su explosión llegó tras la elección del primer presidente negro, y ahora son el símbolo que une a la ultraderecha», escribe The Trace, una organización que analiza el problema de las armas en Estados Unidos.

Una epidemia interminable

En 2021, 48.830 personas fallecieron en Estados Unidos por heridas provocadas con armas de fuego. Un 54% se suicidó. Un 3% sufrió un accidente. El resto murió asesinado. Casi 21.000 personas, un número similar al de los soldados que Ucrania pierde cada año combatiendo a los invasores rusos. Curiosamente, los estados que tienen prohibidos fusiles de asalto son los que cuentan con menores tasas de asesinatos con arma de fuego. La media nacional está en 10,6 muertos por cada 100.000 habitantes, 18 veces más que España.

Una de las máquinas expendedoras de munición que se han inaugurado en Estados Unidos.

Afortunadamente, las estadísticas apuntan a que las crecientes restricciones en la venta de armas impuestas por diferentes estados están teniendo reflejo en las calles. Después del repunte de violencia tras la pandemia, en 2021 y 2022, el año pasado el número de tiroteos se redujo sustancialmente. En 175 ciudades que participan en una recopilación de datos estandarizada los asesinatos cayeron un 13%. No obstante, sigue siendo una epidemia que pone a Estados Unidos en el puesto 20 a nivel mundial en muertes por arma de fuego.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El AR-15, una silenciosa arma de destrucción masiva