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La normativa europea y española, que entró en vigor en 2020, tiene una trampa que algunas empresas utilizan para cambiar el país de origen del producto. La norma obliga a indicar los lugares concretos de origen en todas las mieles que se envasan en ... España. Pero los productos pueden indicar como país de origen aquel donde han sufrido la última transformación. Esto quiere decir que si una miel procede de China, pero se mezcla con una procedente de otro país (en una proporción al 50%), se puede indicar que proviene de esta última nación.
Si ninguna de las mezclas llega al 50% se puede indicar como nacionalidad el país donde se ha hecho la mezcla. Por ejemplo puede haber miel de China, Suiza y Alemania, pero si la mezcla se hace en Italia, se puede marcar este último como su nacionalidad. Si el producto sufre alguna transformación justificada, el país donde se realiza también se puede marcar como su origen.
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El sector apícola de COAG (Coordinadora de Agricultores y Ganaderos) y la OCU presentaron este noviembre una investigación después de notar que el origen China había desaparecido en muchas etiquetas de miel en muchos productos y cadenas de distribución. En España, la miel llega principalmente de Portugal y China. Pero estas entidades han comprobado que en los supermercados se ha reducido notablemente los productos que tienen estos dos países como origen. Si bien las organizaciones destacan que no se trata de una ilegalidad, sino de una aplicación de la ley que ayuda a enmascarar el verdadero origen.
Por ello, COAG y OCU piden a la Unión Europea y al Gobierno español que modifique la normativa en torno al etiquetado y el origen de la miel para evitar este presunto engaño a los consumidores.
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