![«El aire está para volar»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201909/13/media/cortadas/avioin-kOGE-U901356814817fF-984x608@El%20Norte.jpg)
![«El aire está para volar»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201909/13/media/cortadas/avioin-kOGE-U901356814817fF-984x608@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
javier guillenea
Domingo, 15 de septiembre 2019, 08:33
Cástor Fantoba (Sangüesa, 1966) se proclamó el pasado día 1 subcampeón del mundo ante decenas de miles de personas en la localidad francesa de Châteauroux-Déols, cuyos habitantes le trataron a él y a sus contrincantes como dioses caídos del cielo. Si fuera futbolista, tenista o similar, en España le pondrían velas en los altares del deporte pero, no hace falta decirlo, ocurre todo lo contrario. En nuestro país es un desconocido que hasta no hace mucho se veía obligado a buscar debajo de las piedras el dinero necesario para volar.
Fantoba es uno de los mejores pilotos acrobáticos del mundo y cuenta con un palmarés impresionante. No es que se codee con los mejores, es que los mejores se codean con él. Habla de su avión como si fuera un instrumento de música, una máquina a la que la carne acaba amoldándose. Encajado en una estrecha cabina en la que apenas puede mover brazos y piernas encuentra la libertad.
– ¿Qué tiene de especial volar ?
– Yo creo que no hay que explicarlo. El ser humano quiere volar desde que existe, no hay más. Si el cielo está ahí, ¿por qué no usarlo? Es como el mar. Está el mar y hay que cruzarlo. Está el aire y hay que volar, para eso está.
– ¿Qué le llevó a un chaval de Sangüesa a mirar tan alto?
– Algo tiene que ver el aeródromo que teníamos en el pueblo. Lo hicieron los propietarios de una fábrica de pañuelos y siempre pasaba algún avión que otro aunque se veía un poco lejos. Conforme me fui haciendo mayor me acerqué cada vez más al vuelo, primero con aeromodelismo, luego siendo piloto privado e incluso estudiando ingeniería, hasta que al final vi que lo que yo quería era volar, no estar diseñando o manteniendo aviones. Lo que me gustaba era la acción.
– Desde entonces ha volado en todo tipo de aviones.
– En todo lo que he podido.
– ¿Qué es más agradecido, un Boeing 737 o un avión de acrobacia?
– Para mí, uno de acrobacia. Es agradecido desde el punto de vista de que te devuelve el esfuerzo que haces y a mí me lo ha dado todo. El avión de trabajo es una gran máquina que es fácil de llevar y está muy bien diseñada, pero no es para disfrutar.
– Hará falta tener dinero para dedicarse a este deporte.
– Hace falta pero hay que buscarlo, nada te viene dado gratis en esta vida. A mí no me cayó el dinero del cielo, tuve que trabajar mucho, no he podido tener una hipoteca hasta hace tres años, hasta entonces todo el dinero se lo comía la acrobacia. Todo mi trabajo y el de mi esposa iba para eso, porque era un proyecto de familia. Gracias a Dios he tenido mucha suerte y hemos conseguido llegar.
– ¿Vive de la acrobacia?
– Ya me gustaría. Mantengo mi trabajo de piloto en una línea aérea de transporte de carga y también doy clases de piloto acrobático para poder encontrar el extra de dinero que me hace falta aparte de los patrocinadores, sin los cuales no podría competir a alto nivel.
– ¿Qué avión tripula como piloto de carga?
– Un Boeing 757.
– ¿Cuando vuela con él no le dan ganas de vez en cuando de hacer una acrobacia?
– Ni de coña.
Un avión bronco y difícil
– ¿No le deprime dedicarse a un deporte desconocido?
– Sí, pero el objetivo tampoco es hacer algo que sea conocido, para eso me habría dedicado al fútbol, aunque no hubiera pasado de tercera regional. Afortunadamente descubrí algo que hacía bien y tengo la suerte o la desgracia de que es un deporte poco conocido. No puedo quejarme, a mí me ayuda a realizarme y eso es lo más importante.
– ¿Ha tenido que domar a su avión de acrobacia?
– Absolutamente.
– Es un Sukhoi 26.
– Un avión que tiene fama de ser bastante bronco desde el punto de vista del manejo.Al contrario de los más modernos, que se dejan llevar muy bien, es muy duro, el pilotaje tiene que ser muy preciso y eso solo se gana con tiempo, pero una vez que lo tienes en la mano no hay nada que no puedas hacer con él.
– ¿El avión también doma al piloto?
– Pues sí. Yo no sé si al final el avión se ha hecho a mí o yo a él. No le digo que no, normalmente la carne se acaba amoldando al metal más que al revés.
Palmarés Ha sido nueve veces campeón de España, en 2014 fue campeón absoluto de Europa y se ha clasificado en tres ocasiones en tercer lugar en un campeonato del mundo. El pasado día 1 se proclamo subcampeón del mundo en 'freestyle'.
450 kilómetros por hora es la velocidad máxima que alcanza el Sukhoi 26, el avión de Fantoba. Este aparato fue desarrollado para el equipo nacional de la URSSa finales de la década de los 70.
El equipo Cástor Fantoba, Anselmo Gómez y Juan Velarde son los integrantes del equipo Bravo3 Repsol, que tiene su base en Casarrubios del Monte (Madrid). Los tres pilotos, que tienen el nivel ilimitado, el máximo de vuelo acrobático, participan en competiciones y realizan exhibiciones
Los estilos En las competiciones de vuelo acrobático hay dos modalidades. En la clásica, los aviadores tienen que ceñirse estrictamente a un programa de vuelo. En el 'freestyle' se utiliza música y humo y se intenta sorprender al jurado.
150.000 personas presenciaron a finales de agosto el campeonato del mundo que se celebró en Châteauroux-Déols (Francia). Los 61 pilotos que participaron en la competición fueron recibidos como héroes en la localidad.
– Su especialidad es el 'freestyle'.
– Tristemente he acabado ahí. Y lo digo porque el 70% del tiempo de mi entrenamiento lo dedico a clásico y el resto a 'freestyle'. Mi esfuerzo va principalmente al clásico, que desde mi punto de vista es lo más puro y lo más difícil, pero he ganado más competiciones con el otro.
– ¿En 'freestyle' se pone música?
– Bailas con la música, usas el humo para darle plasticidad al vuelo.Bailar es la palabra.
– ¿Un aviador acróbata es un bailarín?
– En cierta manera sí. En 'freestyle' totalmente y en clásico quizás no tanto, pero al final hay mucho ritmo en todos los vuelos. Sí que es un bailarín.
– ¿Qué música pone usted cuando vuela?
– Suelo trabajar mucho con música clásica. En el Mundial de 2015, en el que quedé tercero en 'freestyle' y clásico, usé fragmentos de 'Carmen', el año pasado y el anterior estuve con 'El Danubio azul', que es un ritmo bastante lento que puedes compaginar tanto con alta como con baja energía, y este año he usado 'La danza de los caballeros', de 'Romeo y Julieta'.
– ¿Oye la música cuando está en el avión?
– Claro, claro, pero la pregunta no va desencaminada porque los pilotos tuvimos que presionar mucho para que nos pusieran la música por radio. Hasta hace cuatro años podías poner la que quisieras pero no la oías, lo que era un sinsentido.
– ¿Tenían que tararearla?
– Si le digo la verdad, ni eso porque al final daba lo mismo. Hacías tu programa pero si te hubieran puesto la música de otro piloto ni te habrías dado cuenta.
– ¿A qué suena un avión cuando hace una acrobacia?
– Sientes sus vibraciones. Va fino, como si fuera una melodía, todo totalmente armónico. El problema es cuando empiezas a oír disonancias, pero normalmente es pura armonía.
–¿Y las disonancias?
– Vienen cuando tienes algún fallo mecánico o cuando te equivocas. Con los problemas mecánicos, ahí se acabó y es el momento de aterrizar, y si te equivocas también, porque este es un deporte muy poco amigo de los errores.
«Nadie quiere morir»
– ¿Un error significa que el avión se estrelle contra el suelo?
– Hablamos de errores deportivos que no suponen un riesgo para ti porque antes de cada figura siempre chequeamos la altura, velocidad y la energía que tenemos. Si estás por debajo de la altura requerida no vas a hacer nada porque nadie quiere morir.
– Alex McLean murió en 2010 al estrellarse durante un entrenamiento. Vitas Lapenas perdió en 1989 una mano y una pierna en una competición. Ambos eran amigos suyos. ¿No teme ser el siguiente?
– Si tuviera miedo lo dejaría, pero no le puedo negar que pienso en ello con cierta frecuencia. Tengo un buen número de amigos que ya no están; intentas aprender de eso, analizar por qué pasó y tratar de que no te pase a ti. Sé que te puede ocurrir porque todo deporte de motor tiene un peligro, pero por eso nos atrae también, por el riesgo.
– Y todo dentro de una caja de zapatos.
– En un receptáculo muy pequeño con mínima movilidad donde solo puedes mover brazos y piernas en unos determinados sentidos, no mucho más, pero tampoco sufres de claustrofobia. Al final la libertad es máxima, te mueves por el espacio con mucha facilidad y con bastante energía.
– ¿Vuela con paracaídas?
– Por supuesto.
– ¿Ya le daría tiempo de utilizarlo?
– Depende de la circunstancia, pero con las alturas de seguridad con las que trabajamos tendría que dar tiempo.
– Pero si va boca abajo y hay algún problema...
– Entonces saldrás más fácil del avión porque te caes.
– Ah, claro, es verdad. Con tantas vueltas me había liado.
– Sé por dónde va. Si estás virando como en el peralte de una carretera te sientes pegado al asiento, y si por algún mal funcionamiento de los controles te quedas en una maniobra con cargas positivas es mucho más difícil saltar.
– ¿Ha tenido que hacerlo alguna vez?
– No. Rezo todos los días para que no me toque.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.