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Una protesta en Madrid contra el aumento de la violencia machista. EP

Las adolescentes controladas o maltratadas por sus novios se duplican en cuatro años

Siete de cada diez chicas no denuncian por miedo o vergüenza, pero sobre todo porque la mitad no son conscientes de ser víctimas, según un informe de Fundación Anar

Martes, 24 de octubre 2023, 12:04

La violencia de género en la adolescencia, lejos de disminuir, va claramente en aumento. Así lo certifica un estudio en profundidad de la Fundación Anar, basado en las más de 20.000 llamadas de menores víctimas de la violencia contra las mujeres a las que ... han atendido, ayudado e incluso rescatado en los últimos cuatro años.

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Las peticiones de ayuda de menores con novios o exnovios que las someten, asfixian o vejan con sus controles y malos tratos machistas han crecido un 87% desde 2018 y el ritmo del problema se acelera. Solo en los últimos doce meses del estudio, los que van de octubre 2021 al mismo mes de 2022, el aumento interanual fue del 76%.

La víctima tipo es una chica de 16 años que vive con sus padres. El maltratador, en seis de cada diez ocasiones el propio novio, tiene una edad similar a la de la adolescente, pero hasta en un tercio de ocasiones ya es mayor de edad.

Él actúa desde una posición de poder, utilizando la dependencia afectiva. Normalmente empieza con un control machista suave pero creciente -no te juntes con otros chicos, no te maquilles para ir a clase, no te vistas así-, que se extiende a todos los aspectos de la vida y que en bastantes casos incluye el maltrato físico, el chantaje, la reclamación de imágenes o vídeos íntimos e, incluso, las agresiones sexuales. En este control o chantaje tienen un papel protagonista las nuevas tecnologías (móvil, chats, redes sociales), presentes en el 80% de las ocasiones y subiendo.

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Un gran problema para frenar esta lacra es que el 70% de las chicas o familiares que piden ayuda ni han denunciado al maltratador ni se plantean hacerlo. Las razones son múltiples: miedo, vergüenza (especialmente en las áreas rurales), cariño, pero sobre todo que hasta la mitad de ellas no son conscientes de ser víctimas de violencia machista. Creen que el control y los celos derivan de que les quieren mucho o normalizan machismos que ven desde niñas en su entorno social o familiar. No identifican la violencia como tal, pero sí sufren con claridad sus consecuencias. La mitad presentan problemas de salud mental, entre los que destacan las ideaciones o los intentos de suicidio (18%), las autolesiones (8%) o los problemas de conducta (10%).

Las otras violencias machistas contra menores que más crecen son las de los agresores de género contra sus hijos y los ataques sexuales

La segunda violencia machista que más creció en el último cuatrienio (exactamente en igual porcentaje que la anterior, el 87%) es la que ejercen los maltratadores sobre los niños del núcleo familiar, bien porque se ven inmersos en la violencia contra la madre o bien porque son víctimas directas de la tortura física o psicológica. Esta situación abarca más de la mitad de las llamadas por violencia machista en la infancia que recibe Anar.

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La víctima tipo tiene unos 10 años, forma parte de hogares monomarentales y destaca la proporción de familias inmigrantes. El agresor suele ser el propio padre. Cuando es el padrastro o el novio de la madre aumenta la presencia de agresiones sexuales. Cuando se ha producido la separación, los niños, mediante la violencia vicaria, son el arma para hacer daño a la madre o mantener el control sobre ella. Casi la mitad de estos pequeños sufre maltrato físico o psicológico directo y un 16% padece problemas mentales, que, como en el caso de las adolescentes víctimas de sus parejas, carecen de tratamiento o de ayuda especializada. Cuatro de cada diez niños peticionarios de ayuda ni ha denunciado ni piensa denunciar.

La tercera violencia contra las menores españolas en notable ascenso es la sexual. Es el motivo del 12% de las llamadas y los casos aumentaron un 40% en solo cuatro años. Los agresores, el 85% de las veces, son familiares, novios, amigos o conocidos del día a día, con el padre o padrastro a la cabeza. Los tocamientos o agresiones son la absoluta mayoría, el 95%. Entre el resto destacan los casos de 'grooming' -ciberpederasta que engaña a niños para lograr imágenes sexuales o citas-, que llegan al 2,7%, y en menor medida, el 1%, los problemas con la pornografía o el 'sexting', la difusión de imágenes íntimas de la víctima en las redes sin su permiso. El 'sexting' suele tener como ejecutores a novios o exnovios o a compañeros de clase o amigos.

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Móviles sin control

El estudio de Anar revela que los casos de violencia machista de cualquier tipo contra menores crecieron desde 2018 un 40% de media, tras pasar de 4.784 peticiones de ayuda anuales en 2018 a 6.686 en 2022. No fueron llamadas triviales. El 53% requirieron de atención urgente y el 70% se etiquetaron como de gravedad alta, pues la mitad de las víctimas sufría la violencia a diario y en seis de cada diez ocasiones la padecía desde hacía más de un año.

Estos expertos consideran que parte del fuerte aumento de peticiones de ayuda se debe a una mayor concienciación social contra esta lacra, que mejora su visibilidad, pero que la mayoría deriva del puro empeoramiento de la situación. Achacan el fuerte crecimiento de casos al acceso precoz y sin control a través del móvil a imágenes de violencia machista y una iniciación sexual a través de la pornografía, a la no transmisión de los valores sociales adecuados en las familias y colegios, a la sexualización cada vez más temprana de la infancia y a que en muchos casos nos se cree a las víctimas.

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