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SUSANA ZAMORA
Sábado, 14 de enero 2017, 21:31
Si buscaba su minuto de gloria, lo consiguió con creces. Lola Kirke no precisó de un escote de vértigo, como acostumbran a lucir las estrellas de Hollywood, ni de un vestido de diseño imposible (el suyo era un palabra de honor de Andrew Gn), ni de un acompañante misterioso para acaparar los flashes de la elegante alfombra roja de la 74ª edición de los Globos de Oro, celebrada esta pasada semana en el Beverly Hilton Hotel.
Fue mucho más sencillo y barato que todo eso. Solo tuvo que ponerse en jarras y dejar que asomase una mata de vello oscuro de sus axilas. ¿Natural o antiestético? Sin duda, controvertido en una sociedad que mira con recelo y con cierta repugnancia a aquellas mujeres peleadas con la cuchilla.
El debate está abierto, aunque ella parece tenerlo bastante claro. La pose de la actriz de la serie Mozart in the jungle dejaba entrever algo más que pelo. Su particular campaña en contra de la depilación ya se intuía horas antes cuando en su cuenta de Instagram colgó un vídeo en el que decía: «Lista para la alfombra roja», y en el que se la podía ver bailando en ropa interior y levantando sus brazos para mostrar sin reparos sus pobladas axilas.
No solo eso, con su atrevimiento y ruptura con el modelo de belleza que se deja ver por esos lares californianos, la actriz quiso mostrar su rechazo al tijeretazo que los republicanos quieren meter a las ayudas a los programas de planificación familiar. «Como persona que tiene una plataforma es importante que digamos lo que pensamos, porque solo así podemos levantar a gente que opina lo mismo. Mi cuerpo, mi elección. Tu cuerpo, tu elección», declaraba en la misma alfombra roja. Además, la actriz llevaba un pin con la frase Fuck Paul Ryan en referencia al presidente del Congreso de Estados Unidos, que el próximo mes de febrero podría aprobar el recorte de los programas de planificación familiar.
La reivindicación tuvo una segunda parte en las redes sociales, donde tras la gala contestó al aluvión de críticas que se le vino encima. Para acallar tanta lengua viperina solo bastaron dos fotos de su paso por la red carpet y un «de acuerdo, ahora estoy realmente lista. Gracias a toda esa gente hermosa que no me envió amenazas de muerte por mis impresionantes #hariyarmpits (vello en las axilas)».
Lola Kirke, singular hasta para sus aficiones (toca el oboe y pinta con acuarelas), es hija de un músico inglés que alcanzó su gloria en EE UU allá por los años 80 con el grupo Bad Company y Free. Ella se jacta de ser la única de la familia (tiene dos hermanas) que tiene un buen acento americano. Su madre, Lorraine, tiene una posee una tienda de ropa vintage en la ciudad de los rascacielos, llamada Geminola, que surte de vestuario a series tan populares, entre ellas la ya desaparecida Sexo en Nueva York.
El (mal) gusto por la vellosidad debe venir de familia, porque ya su hermana Jemina Kirke (Jessa, en Girls) siguió hace algunos años los pasos de la gran pionera en estas odas públicas a la no depilación. Julia Robert abrió una senda que otras famosas han seguido y que aún hoy llevan a gala. La novia de América y protagonista de Pretty woman explicó en su día que se sentía incómoda sin vello y que solo se depilaba sus axilas cuando estaba en medio de un rodaje. «Pelo largo, no importa», manifestó también la excéntrica Madonna en una imagen que generó hace unos años tantos partidarios como detractores.
Prejuicios sociales
El movimiento #Sobaquember nació en las redes sociales para romper con ese prejuicio social, tan arraigado actualmente, de que ir con las axilas sin depilar es algo antiestético y antihigiénico. Y lo hace en un momento en que se impone más que nunca no solo ir rasuradita para evitar que asome el pelo rebelde, sino la depilación integral para dejar a la mujer como su madre la trajo al mundo.
Impulsado por Lena Prado, #sobaquember adoptó su nombre de su homólogo masculino #movember, una tendencia que invita a los hombres a dejarse bigote en noviembre para tomar conciencia contra el cáncer de próstata. Hace unos años vio la luz en Twitter, a raíz del troleo que recibía su artífice por otros usuarios por defender la igualdad de condiciones entre el hombre y la mujer.
Pero el debate de pelos sí o pelos no es bien antiguo, y si allá por la década de los 50 tuvo como abanderada a la diva italiana Sofía Loren, en la actualidad sigue teniendo como grandes referentes a artistas de la talla de Britney Spears, Beyoncé, Drew Barrymore, Juliette Lewis, Geri Halliwell, Miley Cyrus y Halle Berry. También las ha habido españolas, como Penélope Cruz, Bimba Bosé y Blanca Marsillach.
Para todos los gustos
Otras famosas han hecho igualmente alarde de su pelo y así lo han mostrado sin apuro alguno, aunque no haya sido precisamente el de su cabeza. En esta banda se posicionó hace unos años la actriz Cameron Díaz, quien en su libro The body book se mostró a favor de no depilarse el pubis. En esa misma posición se alinea Gwyneth Paltrow, partidaria de un pubis «frondoso estilo años 70», tal y como declaró. Y ya puestos, otras prefieren enseñar sus piernas tal y como la madre naturaleza dispone. Es el caso de MoNique, que recogió su Globo de Oro como mejor actriz de reparto en 2010 con las piernas sin depilar. Llevaba un vestido largo, que pudo evitar el pasmo generalizado entre los presentes. La intérprete no dudó en abrirlo y hacer gala ante las cámaras de sus atributos peludos. Por cierto, bien abundantes y oscuros.
Las reivindicaciones femeninas no conocen límites y si es enseñando carne, mucho mejor. En estos últimos años han encontrado en las redes sociales su mejor aliado. Algunas con más o menos éxito. En 2013, el movimiento Free the Nipple (Libera el pezón) irrumpió en Twitter para defender el cuerpo femenino y su derecho a exhibirlo sin criminalizar a la mujer que lo acía. Tuvo que esperar un año para que esta crítica a la doble moral americana calara con fuerza. Una vez más el apoyo de conocidas celebridades como Rihanna, Miley Cyrus, Scout Willis (hija de Demi Moore y Bruce Willis) o Cara Delevingne resultó crucial.
Lola Kirke, huidiza de la fama y de la popularidad (en más de una ocasión ha confesado que ser desconocida le permite hacer mejor su trabajo), ha despertado un movimiento que parecía dormido. No sabemos si con intención o no, pero si prefería mantenerse alejada de los flashes se equivocó con la estrategia. El movimiento #sobaquember vive.
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