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irma cuesta
Sábado, 18 de junio 2016, 21:02
Si anda usted sin planes para el verano de 2017, lleva tiempo pensando que se merece pasar unos días en un lugar poblado de personas dispuestas a vivir como si no hubiera mañana, y tiene a mano no menos de 2.700 euros, es el candidato perfecto para embarcar en el imponente Azamara Quest; el buque se convertirá entre el 26 de septiembre y el 3 de octubre del año próximo en el primer crucero sexual de la historia de la mano de la empresa mexicana Original Group. Ocho días en los que, si uno hace caso de lo que cuentan los organizadores, poco importará que surque el Adriático y atraque en Italia, Croacia y Eslovenia, porque lo verdaderamente interesante estará a bordo.
Para empezar, a los clásicos restaurantes, bares o casinos que suelen ofrecer las compañías de cruceros hay que añadir sex shows, spa, gimnasio, salones eróticos, zonas nudistas y tecnología de última generación dirigida, naturalmente, a calentar el ambiente. «Estamos encantados de llevar al mar nuestros más de treinta años de experiencia en la creación de atmósferas sensuales para adultos. No tenemos ninguna duda de que el crucero cambiará la vida de quienes lo prueben», aseguró Rodrigo de la Peña, portavoz de Original Group, el día de la presentación.
El objetivo: tener la sensación de haber muerto y vuelto a la vida en la plaza mayor de Sodoma, aunque no todo va a ser jauja en el barco del amor. En previsión de que el asunto se complique, los responsables del crucero, que hace ya tres décadas montaron con enorme éxito varios hoteles solo para adultos en la Riviera Maya y Cancún, han impuesto sus normas. Habrá piscinas en las que si uno está animado puede prescindir del traje de baño y darse un chapuzón como Dios le trajo al mundo, pero en las zonas públicas será obligatorio vestir con cierto recato. Además, para que el ciberespacio no se pueble con testimonios gráficos, estará terminantemente prohibido tomar fotografías y grabar vídeos. La idea, está claro, es que los viajeros puedan dar rienda suelta al libre albedrío sin miedo a las consecuencias cuando vuelvan a casa.
Regla de oro
La compañía también prohibirá embarcar y sumarse a la juerga a todo aquel que no esté dispuesto a asumir que, dentro del Azamara Quest, hay una regla de oro: «NO significa NO». Vamos, que nada de pasarse de la raya por muchas ganas que haya.
Lo explican en su pagina web, donde, en otro aviso a navegantes, ya adelantan que no estará permitido el consumo de drogas ni hacer ruido en los pasillos a partir de medianoche por muy contento que ande uno. Para eso es mejor recluirse en los cuartos de juegos «diseñados para el placer sexual y erótico».
Y como entre tanto cuerpo desnudo, masajes a cuatro manos, películas porno y animaciones de todo tipo las cosas pueden irse de las manos, los mexicanos han aleccionado a la tripulación para que se olvide de intimar con los pasajeros.
Por lo demás, el barco no es muy diferente a los muchos que surcan los mares cada año cargados de familias o jubilados a precios más o menos asequibles. Por eso, si al viajero le quedan fuerzas después de tanto ajetreo a bordo, siempre puede pedirse una bolsita de picnic y darse un paseo por Dubrovnik, el lugar en el que posiblemente porque entonces no había este tipo de cruceros Bernard Shaw creyó haber encontrado el paraíso.
Lo dicho, a partir de 2.700 euros y hasta 10.000 si se contrata una habitación mejor y servicios adicionales para todos los gustos, cualquiera puede embarcarse en esta travesía erótico-sexual y perderse en un mar de lujuria y frenesí a bordo del Azamara, con capacidad para 690 pasajeros y una escalera principal que recuerda a la del Titanic.
ErotikaLand
En cualquier caso, el barco que fletará Original Group en unos meses es solo una opción «para quienes tengan una mente abierta y quieran llevar su sexualidad a un nivel nuevo», porque hay muchas otras. Entre ellas, la que tiene en la cabeza el multimillonario brasileño Mauro Morata. El empresario está decidido a invertir nada menos que 19 millones de euros en la construcción de ErotikaLand, un parque temático dedicado al sexo que abrirá sus puertas en 2018 en la región de Piracicaba (Brasil).
La idea de este brasileño, que está convencido de haber dado con el que se convertirá en el negocio de su vida, es que unas 3.000 personas puedan perderse cada día en los 150.000 metros cuadrados que tiene pensado sembrar de trenes de la bruja en los que la vieja malvada será sustituida por un o una joven turgente en pelotas; salas de cine porno con asientos vibratorios en los que uno tarda segundos en meterse en la piel de los protagonistas, y esculturas que llevarán a los visitantes a creer que han aterrizado en la capital del vicio.
Aunque el señor Morata ya ha avisado de que las relaciones sexuales estarán prohibidas dentro del parque, los vecinos de este municipio del Estado de São Paulo andan locos pensando que en solo un par de años aquello se llenará de depravados y su pueblo pasará a ser mundialmente conocido como la capital del sexo.
A don Mauro, sin embargo, no le importan las críticas. 19 millones de euros es mucho dinero y está dispuesto a seguir adelante y convencer a quien haga falta de que su Disneyland XXX es una gran idea. De momento, por si alguien tenía alguna duda, la factoría que alumbró a Blancanieves y Mary Poppins, ya se ha apresurado a aclarar que ellos no tienen nada que ver con el asunto. Como el mar no queda lejos de Piracicaba, lo mismo atraca por allí el Azamara.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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