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¿Paloma o pichón?
La respuesta que Berto no supo dar

La respuesta que Berto no supo dar

Un espectador preguntó por qué no se ven crias de palomas en las ciudades y el colaborador de Buenafuente reconoció que no sabía qué respuesta darle

Eloy de la Pisa

Domingo, 5 de junio 2016, 17:59

¿Por qué no se ven crías de palomas en las ciudades? ¿Y si las que se ven son las crías, dónde están los padres? preguntaba un día un espectador de Late Motiv a Berto Romero. Y el bueno de Berto, perplejo, reconocía que ignoraba la respuesta y que no sabía que decirle.

Este es el momento.

Pues bien, la respuesta es muy sencilla: los pichones están, claro que están, pero tu cerebro cuando los registra no sabe que lo son, ya que no hay diferencias sustanciales entre una paloma del año y otra de de la temporada anterior. Cualquier persona que vea volando juntas dos palomas -ya sean bravías, torcaces o piñoneras-, no las distinguirá. Solo un ojo muy, muy experto es capaz de diferenciarlas, y eso solo si alguna de las dos le da por hacer una cosa poco normal en el vuelo. Los pichones, como jóvenes que son, en ocasiones juguetean en el aire y hacen extraños requiebros. Esa es una pista, lo que no quiere decir que toda paloma que haga extraños en vuelo sea un pichón.

¿No hay manera de distinguirlas, entonces?

Sí, sí la hay: en el pico. Los pichones tienen el pico muy largo y acabado en gancho, y los adultos lo tienen mucho más corto y fuerte. ¿La razón? Los pichones necesitan tenerlo con esa forma para poder capturar la comida del buche de sus padres. De adultos la alimentación es a base de granos y pequeños insectos, con lo que necesitan un pico corto y fuerte que les permita coger las cosas con agilidad del suelo.

Otro detalle. El pichón tiene mucho más cuello que el adulto. La razón es la misma que en el caso del pico: facilitar al animal el acceso a la comida cuando está en el nido

Ya lo saben: si ven dos palomas juntos, sabrán cual es pichón y cual no mirando el pico y el cuello.

Y otra curiosidad. Es posible que alguna vez te hayas fijado en que hay torcaces de las que se ven en la ciudad que parecen tener la cabeza pelada, casi sin plumas. No se asusten, no está enferma. Simplemente se trata de un ejemplar que ha migrado y el vuelo continuo en altura acaba desgastando las plumas del cráneo.

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