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a. frías y j. cano
Jueves, 26 de mayo 2016, 11:55
Si algún rasgo define necesariamente a los swingers, vocablo inglés que se utiliza para referirse a las parejas liberales, es la ausencia de celos. El pasado fin de semana, una joven de 19 años recibió una «brutal paliza» según el atestado policial a manos de su prometido a la salida de un club de intercambio de Torremolinos. Al ver que los agentes le colocaban los grilletes a su novio, que le dobla la edad, ella trató de que lo dejaran en libertad alegando que «solo era un caso de celos».
Los hechos sucedieron a las 5.35 horas del domingo en un local de swingers donde la pareja había pasado la noche. Testigos aseguran que, tras una disputa entre ambos, ella se marchó y él se quedó tomando copas. Al cabo de un rato, la joven regresó y volvieron a discutir. A los responsables del club no les gustó cómo la trataba al parecer, la cogió con fuerza por las muñecas y los expulsaron.
La agresión tuvo lugar nada más cruzar el umbral de la puerta. Un grupo de policías nacionales que patrullaban por la zona se toparon con la escena. El hombre salió del local pegando a la joven. Los agentes vieron cómo empezaba a propinarle puñetazos en la cara y en el cuerpo. La chica, «totalmente indefensa», según el atestado policial, «se protegía como podía de los golpes», que la hicieron caer al suelo, donde siguió pegándole mientras le gritaba en una lengua que ellos no lograron entender.
Los policías se bajaron del furgón tan pronto como pudieron y corrieron a reducir al agresor, que fue inmovilizado. A continuación, se entrevistaron con la víctima, quien les explicó que el hombre era su prometido y que mantenían una larga relación sentimental. Al parecer, la pareja, de nacionalidad rumana, declaró que estaban pasando unos días de vacaciones en la Costa y se alojaban en casa de una amiga en Fuengirola.
Al ver que le ponían las esposas a su prometido, la chica comenzó a gritar pidiendo que lo soltaran porque «si dormía en comisaría por su culpa iba a ser agredida en cuanto quedara en libertad», siempre según el atestado instruido en comisaría.
Los agentes destacaron el estado de «pánico» de la víctima por miedo a represalias, pidiendo una y otra vez que no se lo llevaran detenido. Ahí fue cuando argumentó que «sólo era un caso de celos» y recalcó que no pensaba presentar denuncia contra él. Pese a las contusiones que tenía, rechazó incluso ser asistida por un médico. Los policías resaltaron en su informe la diferencia de edad los 19 años de ella frente a 38 de él por si «de ello se puede inferir determinadas conductas de dependencia» que la hubiesen llevado a «justificar la paliza».
El detenido compareció el lunes ante el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Torremolinos, donde se celebró un juicio rápido por un delito de lesiones leves. El fiscal pidió nueve meses de prisión y orden de alejamiento de 500 metros respecto a la víctima durante dos años. El acusado mostró su conformidad con los hechos y la pena solicitada, por lo que se dictó sentencia in voce, que además se declaró firme tras comprometerse las partes a no recurrirla.
El agresor fue condenado finalmente a seis meses de cárcel y se le ha impuesto la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la chica o contactar con ella por cualquier medio durante un periodo de 16 meses. Al carecer de antecedentes penales, el juez decretó la suspensión de la pena privativa de libertad durante dos años, «siempre y cuando el penado no vuelva a delinquir».
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