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Los restos de Teresa descansan aquí desde hace cien años.
¡Felicidades Teresa!

¡Felicidades Teresa!

Hoy se cumplen cien años de la muerte de Teresa, la única moradora del cementerio más pequeño de España, en Bausén, un pueblo del Pirineo leridano

José Antonio Guerrero

Martes, 10 de mayo 2016, 19:02

Allá donde estés, felicidades Teresa. Hoy cumples cien años en tu solitaria morada de Bausén. Te fuiste a los 33, dejando viudo a tu primo Sisco y huérfanos de madre a tus dos hijos. ¿Sabes que ya tienes dos bisnietos? Se llaman Joel y Claire y te han hecho cuatro veces tatarabuela. Viven en Francia, pero todos los años bajan a verte. A estas alturas, ya sabrás Teresa que eres la musa de los bosques de Bausén, donde naciste y donde estás enterrada en ese pequeño cementerio que solo tú ocupas. También sabrás que ese camposanto, quizás el más bello del Pirineo, es fruto de la solidaridad de tus vecinos, que respondieron así al gesto de aquel cura intolerante que no permitió que te inhumaran en tierra santa por no estar casada por la Iglesia. Tu 'pecado', Teresa, fue enamorarte de Sisco. Con dinero habrías podido obtener sin problema la dispensa canónica y casarte con tu primo ante el altar. Pero ni tú ni él, agricultores los dos, teníais un duro, ni aquel párroco insensible estaba dispuesto a echaros una mano. Peor para él. Lo que la Iglesia te hurtó, te lo dio la libertad, ese precioso don que ni Dios te puede quitar.

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Como decimos hoy, tiraste p'lante con todas las consecuencias. Viviste tu amor libremente y sin estar casados fundaste un hogar con Sisco, trajiste dos hijos al mundo La gente os quería, vuestros paisanos os trataron como un matrimonio más, los niños crecieron con estrecheces pero felices Hasta que enfermaste de una mala pulmonía que te separó de ellos para siempre con solo 33 años. Sucedió un 10 de mayo de 1916.

Tu historia de amor se sigue contando de padres a hijos y ha traspasado fronteras. Mucho más allá de las montañas que rodean tu aldea se habla, como una leyenda, de 'Los amantes de Bausén'. A esa crónica le siguió la mejor página de solidaridad jamás escrita en el Valle. Quizás tampoco lo sepas, Teresa, pero cuando dejaste esta tierra, aquel cura intransigente impidió que te dieran cristiana sepultura en el cementerio religioso del pueblo. No podía permitir que el cuerpo de una madre soltera, a ojos de la Iglesia, 'profanara' un recinto santo. Esa misma noche, tu gente de Bausén, indignados, te construyeron en un pequeño claro del bosque un cementerio solo para ti. Es bellísimo. De verdad. Eres su única moradora y sin embargo estás siempre muy acompañada. A ese mágico lugar se acercan a diario senderistas y viajeros que quieren conocerte, a ti y la fascinante historia que se esconde tras esa cancela de hierro forjado que da entrada a tu tumba. Hoy tampoco faltarán las flores frescas sobre la lápida.

Quizás no sepas Teresa que veinte años después de tu muerte hubo una terrible guerra que enfrentó a españoles contra españoles en las ciudades y en los pueblos. Sisco y los niños tuvieron que exiliarse a Francia, como miles de perdedores más. Tus descendientes viven ahora en París y Toulouse. Quizás tampoco sepas Teresa, que tus paisanos de Bausén se siguen acordando de ti y que la alcaldesa, que se llama Verónique Noelle, ha organizado un homenaje por el centenario de tu muerte. Lo han aplazado al próximo 16 de agosto para que puedan venir tus bisnietos.

Como el Ayuntamiento está sin blanca, Veronique ha organizado una campaña de pequeñas donaciones (lo llaman 'crowdfunding', Teresa) para levantar a los pies de tu cementerio un pequeño memorial en recuerdo tuyo. Necesitan 850 euros y ya solo les faltan 90 euros para llegar a esa cifra y cerrar la colecta. Se han volcado todos los pueblos del Valle y también gente anónima que ha aportado desde diez a cien euros. Una joven artesana de Bausén está elaborando unas placas de pizarra donde cuenta tu historia Teresa. Bueno, la tuya y la de Sisco, y también el gran ejemplo de generosidad y cariño de tu pueblo. Lo escribirá en tres idiomas, aranés, catalán y castellano. Ah y también van a instalar unos banquitos de madera para que la gente se pueda sentar frente a tu última morada. Ya te digo amiga mía, no veas lo que acompañas con tu soledad. Querida Teresa, allá donde estés, felicidades.

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