Faustino Mentero y Carmela Suda

El cantinero Gellida aborda desde detrás de la barra el escándalo de los papeles de Panamá, algo que no ha dejado indiferente a la variopinta clientela de la tasca más famosa del mundo virtual. Y desde un lado y otro del mostrador, unos y otros coinciden más que discrepan

cÉSAR pÉREZ gELLIDA

Lunes, 18 de abril 2016, 21:15

El pasado domingo 3 de abril, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación no me diga que el nombre no parece sacado de un tebeo de Ibáñez destapaban de forma simultánea y cito textualmente a 'El Confidencial', uno de estos medios: «la mayor filtración de la historia del periodismo». Seguro que ya ha adivinado que me refiero a los #PanamaPapers. Y utilizo la etiqueta porque esta agrupación de medios se han valido de las redes sociales para difundir la noticia. Revelación que, como el napam, parece haber arrasado con los últimos rastrojos de paciencia de los ciudadanos.

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La indignación ha sido unánime. Sin precedentes, asegura La Sexta.

Y me preguntó por qué.

Porque los paraísos fiscales existen desde que el capitalismo dirige los designios del planeta. Tanto es así que hasta la cúpula del Partido Comunista de China ha salido retratada en la foto panameña. Cosas vederes, amigo Sancho. Pero no vaya usted a pensar que estos reductos antifisco solo se encuentran en las Bahamas, Andorra, Luxemburgo y en esas islas exóticas que nadie sabría situar en un mapamundi; no. Hay decenas de países con banderas muy reconocibles cuya legislación en materia fiscal permite, entre otros beneficios, que personas físicas y jurídicas eludan pagar impuestos en los países que les corresponde de forma parcial o total.

Pero esto no es nada nuevo, y eso lo sabe hasta Faustino Mentero y Carmela Suda.

Entonces, ¿qué es lo que ha provocado esa ola de irritación popular? ¿El volumen monetario? Pues tampoco, porque no creo que nadie piense que quienes recurren a esas fórmulas se vacían los bolsillos sobre el mostrador del banco y cuentan las monedas una a una con el dedo índice. Por supuesto que no. A los paraísos fiscales acuden los que tienen cuentas corrientes que no tienen nada de corrientes. De la procedencia del dinero no hablamos, que de todo hay en la casa del señor Mossack Fonseca: hay jefes y exjefes de Estado, hay deportistas y clubes, hay banqueros y bancos, y también, una nutrida representación del mundo del arte y la cultura. Incluso un Premio Nobel, ¡claro que sí! ¡Qué Panamá siempre ha sido un lugar maravilloso para evadirse!

¿Será por tanto una cuestión de nombres lo que ha levantado tantas ampollas entre el vulgo? No, para nada, porque eso de señalar con el dedo índice a los que defraudan tampoco es algo novedoso. Son los de siempre pero con otros nombres. Los mismos que salían en la lista Falciani, ¿recuerda? Por si acaso, le refresco la memoria. Ocurrió entre los años 2006 y 2008 lo sé, en los tiempos que vivimos, eso pertenece a otra era, y se trataba de un listado de más de 130.000 titulares de cuentas ocultas en la sucursal del banco británico HSBC en Ginebra. Hace menos tiempo, el año pasado para ser exactos, se ha sabido que estos potenciales evasores fiscales acumulaban un total de 120.000 millones de dólares, cifra muy superior al PIB de muchos de esos países que albergan paraísos fiscales. Sus identidades salieron a la luz, pero le reto a que cierre los ojos, trate de poner cara a alguno de ellos y luego consulte sus aciertos en Internet. Al parecer, esa es su mayor condena al margen de la multa que pagan en efectivo, que sus nombres se ensucian, lo cual, no parece importarles mucho.

Pero a Faustino Mentero y a Carmela Suda tampoco.

Porque Fausti, obrero con contrato temporal, le preocupa mucho más acudir al Santander a implorar que le amplíen la hipoteca y pagar religiosamente su cuota de socio de la Real Sociedad. Su esposa, Mela, maestra de primaria, tiene todas las novelas de Vargas Llosa y no se pierde un estreno de Almodóvar. Su hijo mayor idolatra a Messi y la pequeña de la casa sueña con ser como Fernando Alonso cuando crezca. Por tanto, no nos escandalicemos tanto, que todos somos Faustino Mentero y Carmela Suda, mileuristas en el mejor de los casos, muy comprometidos con lo nuestro, con lo tangible, con lo que tenemos al alcance de la mano. Que sí, que usted y yo somos muy libres de indignarnos los días pares y los impares siempre y cuando cumplamos con el fisco. Y que me quede como estoy, no vaya a ser que vengan mal dadas y el Santander me quite la casa; que la Real descienda; que Vargas Llosa no encuentre inspiración en la evasión; que a Almodóvar le de por rodar películas de acción; que Messi esté cuatro partidos sin marcar; o que Fernando Alonso quede quinto.

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Virgencita, virgencita.

Faustino Mentero y Carmela Suda saben como usted y yo que los paraísos fiscales y las empresas offshore van a continuar existiendo, porque los que más tienen van a seguir siendo los mismos, y siempre quieren más. Mucho más.

La pregunta sigue sin respuesta. ¿Qué es lo que realmente ha provocado que el asunto llene las portadas de todos los diarios y cope los titulares de los informativos? En la cantina nos lo seguimos preguntando, así que, si le apetece unirse al debate, aquí le esperamos.

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¡Menudos sinvergüenzas son!

¿Y cómo dices que quedó Alonso?

Quinto.

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