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Adaptación del original de Sergio Mora
El virus Lesbiano

El virus Lesbiano

La tasca de Pérez Gellida inicia la semana con una música de fondo más que conocida: la banda que siempre aparece entre las sílabas de sus palabras va a convertirse esta vez en la protagonista del local. Pasen y vean, que el tabernero seguro que les acaba invitando a una ronda

cÉSAR pÉREZ gELLIDA

Lunes, 14 de marzo 2016, 21:22

Los primeros casos se detectaron durante el mes de marzo de 2016. Los testimonios, aterradores, describían cómo, sin causa aparente, los afectados por el virus se sumían en un estado de catalepsia del que no eran capaces salir mediante ningún estímulo externo. Permanecían inmóviles, con la mirada fija en algún punto perdido del universo y apenas eran capaces de pronunciar vocablos ininteligibles, palabras vacías que conformaban frases carentes de sentido.

Lo único que se sabía con certeza era que, cuando regresaban de la enajenación, lo hacían cambiados, del todo irreconocibles.

No volvían a ser los mismos.

Inicialmente, los especialistas no fueron capaces de identificar el virus que causaba tal estado de hipnosis, pero sí detectaron con cierta inmediatez que el agente se transmitía por el aire y que usaba los conductos auditivos para infectar a su huésped. La inusitada velocidad con la que aumentaba el número de contagios provocó que se encendieran todas las alarmas de las autoridades sanitarias y se activaran los protocolos establecidos más severos, diseñados para combatir la que calificaron como la peor pandemia conocida por el hombre.

El doctor Von Lesbian, uno de los más destacados miembros de la comunidad científica, fue el primero en aislar la nueva cepa del virus; un virus cuya existencia ya conocía y del que, años atrás, había advertido de su extrema peligrosidad en varias publicaciones especializadas. Muy pocos fueron los que le prestaron oídos. Todo lo que hoy sabemos sobre él se lo debemos al doctor Von Lesbian, y en su honor lo bautizaron: el virus Lesbiano.

Las investigaciones del grupo conformado por los cinco expertos barceloneses con los que trabajó Von Lesbian se centraron en analizar los efectos que provocaba el virus en los seres humanos, y fruto de sus progresos se supo cómo actuaba.

Contrariamente a lo que se había pensado en un principio, no se trata de un virus de acción rápida, todo lo contrario.

Evoluciona de manera lenta pero progresiva e implacable. En su fase inicial, tras invadir acústicamente el cerebro del sujeto, permanece en estado latente hasta que libera sus estrofas cargadas con ritmos astrales, métrica onírica, compases cósmicos, armonías celestiales y verbos siderales. Una vez que estas toman contacto con las neuronas, se multiplican en caótico equilibrio por el tejido nervioso, afectando en primera instancia al hemisferio izquierdo donde se localizan las funciones que las personas realizan de forma cotidiana. De este modo, la capacidad de abstracción, la comprensión del lenguaje, el análisis lógico y los procesos que conforman el razonamiento, se distorsionan de tal manera que el sujeto pierde el contacto con la realidad que le rodea. En la siguiente fase, el virus Lesbiano muta con el propósito de invadir el hemisferio derecho, concretamente, la parte encargada de crear las emociones. En ese punto la afección se torna irreversible y, entonces sí, comienza el viaje intergaláctico en busca de esa palabra.

A lomos de un cometa que cruza el universo de parte a parte, el individuo afectado va descubriendo nuevos planetas; trece, exactamente. Cada uno distinto al anterior. Los hay estructuralmente complejos, otros irracionalmente simples; los hay sugerentes e incoherentes, evocadores y ambiguos, irónicos y provocadores, y, sin embargo, todos, absolutamente todos, mantienen un común denominador: son increíblemente bellos. Hermosos hasta el delirio. Tanto es así, que el sujeto permanece durante un tiempo indefinido tratando de dilucidar en cuál de ellos estará esa palabra. Es justo en ese momento de indefinición cuando todo cobra sentido, porque no hay palabra que tenga más sentido que «ESPERANZA». Entonces, el viajero resuelve que debe regresar para difundir la palabra. Y una voz conocida, que no puede ser otra que la de nuestra conciencia, recita los versos que un día escribió el poeta Halley para certificar que el contagiado está completamente sano y que somos los demás los que seguimos enfermos.

En ocasiones, el mundo del arte nos sorprende con bofetones de esos que invitan a poner la otra mejilla. 'El Poeta Halley', ultimo elepé de Love of Lesbian publicado por Warner Music el pasado 4 de marzo, es un directo a la mandíbula. En esta cantina, habiendo asumido nuestra insalubre existencia, hemos querido poner remedio inmediato, y, en una decisión tan firme como inmadura, nos hemos inoculado voluntariamente el virus Lesbiano.

¡Y a brillar, que son dos sílabas!

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