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Explotación de ganado ovino en Extremadura.

Cordero español para los jeques

La realeza de Dubái y Abu Dabi, los dos reinos más famosos de los Emiratos Árabes Unidos, pone el ojo, y el dinero, en la dehesa de Extremadura

ANTONIO ARMERO

Domingo, 13 de marzo 2016, 17:01

A Mohamad Bin Rashid Al Mak­tum, emir de Dubái, le gusta comer carne española. En especial, la de cordero o cabrito extremeño que le envía Ahmad Al Kathib, empresario de 58 años nacido en Jordania y que hace quince meses se mudó provisionalmente de Barcelona a Olivenza, en Badajoz. En esta misma provincia, otro rico de la realeza árabe, el jeque Mansour Al Nahyan (dueño del club de fútbol inglés Manchester City, yerno del emir de Dubái y hermano del de Abu Dabi) se ha comprado Los Quintos de San Martín, una finca de ocho mil hectáreas donde se llegan a pagar ocho mil euros por un puesto en una montería o sesenta euros por cada perdiz cobrada. Buena escopeta y buena mesa alimentan esta conexión árabe-española con Extremadura en el centro, amparada por la realeza de Dubái y Abu Dabi, los dos reinos más famosos de los siete que componen los Emiratos Árabes Unidos.

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«Mi sueño es hacer de esta región la despensa del mundo árabe», dijo Al Katib cuando compró el matadero de Olivenza, por el que pagó 6,7 millones de euros. El día que lo inauguró le acompañaron los embajadores en España de Líbano, Jordania, Kuwait, Libia y Egipto, algo que difícilmente podían imaginar en esta esquina del mapa de España pegada a Portugal. Lo que el empresario jordano con nacionalidad española está casado con una madrileña y tiene dos hijos compró en Olivenza fue una nave de ocho mil metros cuadrados sobrada de telarañas y con las paredes descoloridas. Un sitio sin vida desde el mismo momento en que se terminó de construir, en el año 2009. Ninguno de sus propietarios, entre los que estuvo en su día la familia Ruiz-Mateos a través de Nueva Rumasa, llegó a hacer nada en él. Hoy es uno de los pocos autorizados para exportar carne de piezas sacrificadas bajo el rito halal, tal como manda el islam. O sea: con el animal orientado hacia La Meca e invocando el nombre de Alá antes de que el matarife, que ha de ser musulmán, haga una única incisión en el cuello con un cuchillo bien afilado.

De los coches a los corderos

  • Ahmad Al Kathib creó en el año 1997 en Barcelona una empresa dedicada al alquiler de coches de lujo, que le permitió acercarse a personalidades árabes que visitaban España. El empresario jordano-español de origen palestino sus padres nacieron en Belén no terminó sus estudios de Química Industrial en la Ciudad Condal porque no hizo el trabajo de fin de carrera, pero decidió establecerse allí. Tiene una hija de 31 años y un hijo de 29 y se declara una persona «familiar y trabajadora».

Hay otras instalaciones de este tipo en España donde se mata a los animales cumpliendo estos requisitos, pero pocas en Europa con capacidad para sacrificar 200 corderos o 45 vacas en una hora. Y menos aún que tengan como dueño a un musulmán con buenos contactos entre la realeza y el empresariado de los países del Golfo Pérsico, y además con doble nacionalidad (Al Kathib vive en España desde que llegó a Barcelona en 1979 para estudiar Química Industrial).

Estas particularidades ayudan a comprender por qué el pasado 21 de febrero, en el Dubai World Trade Centre, durante el acto de apertura de la Gulfood 2016 (la feria de la alimentación más importante de Oriente Medio), el rey de Dubái se paró en el expositor de Golden Worldwide, la empresa con sede en Olivenza y departamento comercial en Barcelona. «Su alteza explica el empresario jordano-español es un enamorado de Extremadura, consume habitualmente en su palacio la carne y otros de los productos que nuestra firma exporta para ellos, y quería conocer de primera mano las novedades que le enviaremos este año».

Un carácter parecido

El viaje que acaba en esa mesa ilustre empieza en Olivenza y pasa por los aeropuertos de Lisboa, Madrid o Barcelona, o por los puertos de Algeciras, Huelva y algunos de la costa lusa si se elige el mar. Al Kathib, que el año pasado facturó doce millones de euros, manda cada semana de dos a tres contenedores al mercado árabe, donde está más del 80% de su negocio, que emplea a 36 trabajadores, todos extremeños, asegura la empresa. En esos enormes recipientes de 20.000 kilos cada uno hay mucho cordero y cabrito, pero también pollo, alfalfa, aceite, queso, mermeladas, miel... «Hoy es más importante la alimentación que el petróleo, y Extremadura tiene una fortuna incalculable en el campo», opina Al Kathib, que eligió esta región española y no cualquier otra de Europa o del mundo «una vez que supe que siempre ha sido una tierra con poca explotación y con muchas posibilidades para ser una comunidad de referencia, y también por el carácter de sus habitantes, que es muy parecido al de los árabes, por su sencillez», justifica Al Kathib, que admite una relación «indirecta» con la compra de Los Quintos de San Martín por parte del jeque futbolero Mansour Al Nahyan.

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Para quedársela, le pagó 55 millones de euros a la familia Mora-Figueroa, de origen gaditano y una de las más ricas de España, en gran parte gracias al negocio del embotellado y distribución de Coca-Cola para Andalucía, a través de la empresa Refrescos Envasados del Sur. Según la lista Forbes 2015, es la quinta fortuna de Andalucía y acumula activos por valor de ochocientos millones de euros. Los hijos de Carmen Domecq y José Ramón Mora-Figueroa llegaron hace 34 años a Extremadura, a una finca gigantesca con 12.000 ovejas, un cortijo de 1.200 metros cuadrados y una enorme superficie para cereal, además de terreno para caza menor y mayor, disciplina esta última en la que Ramón Mora-Figueroa Domecq es reconocido como una de las mejores escopetas del país. En Los Quintos de San Martín, un nombre fetiche para muchos cazadores de bolsillo desahogado de todo el país, llegaron a trabajar setenta personas, pero, tras dos expedientes de regulación de empleo, la plantilla se quedó en treinta. Probablemente, todos ellos han recibido con alegría la noticia de la llegada del jeque, que se va a construir una pista de 2,3 kilómetros de largo para que aterricen los aviones y que tiene intención de criar en su nueva finca en España 20.000 cabezas de ganado ovino.

El sentido común anticipa que sacrificará los animales en el matadero de Olivenza, a hora y media en coche. Para entonces, la conexión árabe-española a través de Extremadura se habrá ramificado. Más aún si se cumplen otros planes: Al Nahyan quiere tener una yeguada en Valencia de las Torres, y Al Kathib propuso hace unas pocas semanas al Ayuntamiento de Badajoz invertir de dos a tres millones de euros para convertir la finca municipal Las Arenosas en un centro hípico. Son vasos comunicantes de un negocio que ha colocado a una de las regiones más pobres de España en el ojo, y en el bolsillo, de los más ricos del mundo.

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