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Eloy de la Pisa
Miércoles, 24 de febrero 2016, 20:58
Pongámonos en situación. Yo quise desde pequeño tener un perro. De hecho era el regalo que pedía siempre a los Reyes Magos. Jamás me lo trajeron. Y ahora que por fin me he independizado, es mi pareja la que cada vez que saco hábilmente el tema o se me va por los cerros de Úbeda, o me pone una cara de sorna que no sé interpretar o simplemente no acepta siquiera el hablar del asunto. Solo cabe cargarse de argumentos, apilar sobre la mesa del comedor una serie de argumentos a favor de que un inquilino de cuatro patas se convierta en nuevo habitante. Esto son los que utilicé. Igual te sirven
1.- Favorece los hábitos saludables, ya que obliga a salir a la calle a pasear y adoptar una serie de rutinas que, siendo buenas para el animal, también mejoran la calidad de vida del amo
2.- Desarrolla la responsabilidad y el compromiso. La necesidad de atenderle y cubrir sus necesidades fomenta en las personas que se potencien cualidades que no están especialmente valoradas en la sociedad actual
3.- Ayuda a superar los momentos difíciles. Cuando el ser humano se enfrenta a retos emocionales necesita siempre respaldo y apoyo. Un perro presta ese apoyo de manera natural, por cuanto siempre es el que se alegra de vernos, el que está presto a hacer lo que nosotros queramos y, sobre todo, porque es generoso y apenas reclama nada a cambio, más allá de que se atiendan sus necesidades básicas
4.- Fomenta el civismo. Recoger las heces de los canes es un deber que no siempre se cumple, cierto, pero no lo es menos que cada vez se ven menos deposiciones en lugares de uso común. Los propietarios de animales, que más de una vez han sufrido en sus suelas la ausencia de civismo de otros, se han ido concienciando poco a poco de que no puedes permitir que a los demás les ocurra algo que a ti te desagrada.
5.- Sociabilidad. Tener un perro implica mucha más facilidad para relacionarse con otras personas. Los propietarios de canes tienden a hacer piña, a juntarse en parques o espacios donde los animales puedan correr. Y cuando los perros se relacionan entre sí y está en su naturaleza hacerlo-, trazan el camino para que sus dueños también lo hagan.
6.- Elimina tensiones. La vida moderna tiene como una de sus características principales la velocidad a la que se mueve y a la que nos obliga a movernos. Un perro nos fuerza a pararnos, a dedicar un tiempo cada día a acariciarle, a jugar con él. El tiempo que le dedicamos es tiempo que eliminamos de nuestras preocupaciones, tiempo que dedicamos a producir endorfinas, que relajan y calman.
7.- Nunca comerás solo. Para aquellos a los que estar solo en la mesa no es un plato de gusto, tener un amigo peludo cerca significa estar no solo acompañado, también que siempre hay alguien que podrá aprovechar las sobras. Desde luego, quienes tienen perro producen menos basura orgánica seguro
Cuando terminé mi parlamento estaba seguro de que había logrado una victoria incuestionable. El peso de los argumentos era indudable, y no veía fácil rebatirlos con razonamientos tan de peso como los que yo había utilizado. Ingenuo. Que alguien no quiera un perro en casa no significa que no posea sensibilidad hacia los animales. Y estos fueron los argumentos con los que me contestaron.
1.-Te obliga a quitarte, como mínimo, los últimos veinte minutos de sueño que, por otra parte son los que mejor saben. Llueva, nieve, granice, haga niebla... Y, dependiendo a la hora que entres a trabajar, a veces, 'no han puesto las calles' y allí estás tú con tu perro. Idem por la noche y, si eres buen amo, también a mediodía.
2.- ¡Que no te vendan el tema de la responsabilidad y el compromiso! Tener una mascota te crea obligaciones, muchas, y muy importantes.
3.- La familia y los amigos también ayudan a superar los momentos difíciles con la ventaja de que no tienes que sacarles a pasear tres veces al día (caiga quien caiga). Los amigos, si son buenos, tampoco piden nada a cambio.
4.- Te obliga a estar todo el día limpiando la casa: pelos en el sofá, en las alfombras, en la cama (sí, no digas que eres de esos que no deja subirse a su perro en la cama porque sabes que no es cierto). Vaciar el aspirador se vuelve en una obligación casi diaria,
5.- El tema de ligar y el perro es un mito. No hace falta una mascota para socializar (y mucho menos para encontrar pareja). Si todos los días vas al mismo sitio a las mismas horas y con la misma gente, seguro que acabas haciendo amigos (o encontrando con quien compartir piso).
6.- Y hablando de pisos. ¿Qué hace un perro en un piso de 50 metros cuadrados? Si tienes un perro y lo quieres, que menos que proporcionarle un piso espacioso, o mejor, una casita con jardín, en la que pueda tener su propia casita. ¡Vete preparando la mudanza!
7.- ¡Y olvídate de viajar! ¿Con quién lo dejo si a los míos no les gustan los animales? ¿Aceptan mascotas del tamaño de mi perro en el hotel o en el barco? ¿O mejor una guardería? Si le sumo lo que me cuesta una semana en agosto en la playa más la guardería del perro, no salen las cuentas y, además, ¿estará bien cuidado? ¿le gustará la comida? ¿se llevará bien con los otros perros?
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Pedro Resina | Valladolid
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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