John Elkann, junto a un Ferrari, el día en que la multinacional italiana que preside salió a Bolsa en Wall Street.

Ferrari coge velocidad

John Elkann no heredó el atractivo de su abuelo Gianni Agnelli, pero sí su audacia empresarial

borja olaizola

Sábado, 16 de enero 2016, 17:13

De los Agnelli se ha dicho de todo. Se les ha comparado con los Médici, aquel poderoso clan florentino que dejó su impronta en el Renacimiento, les han equiparado con los Kennedy por sus frecuentes líos de faldas, y oficiosamente representan la familia real de la Italia republicana. La dinastía Agnelli ha hecho correr ríos de tinta desde que en 1899 el patriarca Giovanni puso la primera piedra de Fiat, el mayor emporio industrial del país transalpino. Buena parte de la culpa de esa popularidad la tuvo Gianni Agnelli, nieto de Giovanni y más conocido como el Avvocato, que se hizo cargo de la empresa en 1966 y la hizo crecer desde su sede central en Turín hasta convertirla en una poderosa multinacional, que fabrica más de 10.000 productos diferentes (desde válvulas para el corazón hasta trenes y alimentos), posee el club de fútbol Juventus y participa en medios de comunicación como Le Monde, The Economist y El Corriere della Sera, el periódico italiano de mayor difusión.

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Gianni, que se codeaba con reyes y plutócratas, encarnó como nadie el paradigma del italiano triunfador. Atractivo, elegante y con ese cosmopolitismo que solo se adquiere cuando uno ha sido criado entre las más delicadas sedas, el Avvocato tenía tanto éxito entre las mujeres como en los negocios. Monarca sin corona de la Italia emergente en las décadas centrales del pasado siglo, fue uno de los artífices de la adquisición de Ferrari, que desde 1969 ha caminado de la mano de Fiat. Pese a su renombre, la fábrica que había fundado en 1929 Enzo Ferrari en Módena estaba a punto de irse a pique. Agnelli se hizo con ella adelantándose a Ford y salvaguardando así la identidad de una marca que con el tiempo se convertiría en uno de los símbolos italianos.

El brillo de Gianni Agnelli se apagó con su muerte en 2003 a los 82 años. La saga se estremeció porque la estrategia de sucesión urdida había saltado por los aires en 1997 debido al inesperado fallecimiento a los 33 años de su sobrino Giovannino por un raro tumor intestinal.

Desde abajo

La muerte prematura del heredero del grupo industrial italiano obligó al Avvocato a improvisar un sucesor y eligió a uno de los descendientes de su hija Margherita. Fue así como a los 27 años John Elkann, que ahora tiene 39, asumió las riendas del imperio. John es el primogénito de los tres hijos del matrimonio entre la única hija de Gianni y el novelista y periodista Alain Elkann, que se divorciaron en 1981 tras seis años de matrimonio. Nacido en Nueva York, John vivió también en Londres, París y Río de Janeiro. A la hora de ir a la universidad, no obstante, regresó a Turín, referencia geográfica insoslayable para cualquier Agnelli.

Elkann está casado desde 2004 con Lavinia Borromeo, miembro de una de las familias nobles más antiguas de Italia y hermanastra de Beatrice, esposa de Pierre Casiraghi, hijo pequeño de Carolina de Mónaco. Son padres de tres hijos.

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Puede que Elkann, un ingeniero de andares desgarbados, mejillas sonrosadas y pelo rizado, no haya heredado el atractivo de su abuelo materno (el paterno, el que le dio el apellido, era un banquero francés perteneciente a una poderosa familia de industriales judíos), pero sí parece que conserva su mano para los negocios. Cuando se hizo cargo de Fiat (donde empezó conociendo el negocio desde abajo), la empresa perdía miles de millones de euros.

Poco a poco fue taponando agujeros y consiguió frenar la sangría. Cuando Chrysler se puso a tiro, aprovechó la oportunidad y gestionó una fusión que se ha revelado extraordinariamente fructífera para los intereses de los accionistas italianos. La reciente salida a bolsa de Ferrari forma parte de su estrategia. La marca de deportivos del simbólico Cavallino Rampante ha dejado de estar bajo el paraguas del grupo Fiat Chrysler Automobile (FCA) aunque la familia Agnelli se ha asegurado su control accionarial. Elkann y su mano derecha, Sergio Marchionne, están convencidos de que a Ferrari le va a ir mejor sin la tutela de su hermano mayor.

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La empresa va como un tiro: en 2014 obtuvo un beneficio neto de 295 millones de euros y la lista de pedidos de Ferrari engorda sin parar. Para evitar sorpresas solo se han puesto en el mercado el 10% de las acciones, unos 865 millones de euros. El 80% restante sigue siendo de FCA. Piero Ferrari, el único descendiente con vida de Enzo Ferrari, conserva el otro 10%. El volantazo, aseguran los expertos, dará un nuevo aire a la lujosa marca italiana. Si las cosas van bien rubricará la exitosa gestión del ahora patriarca de los Agnelli y ratificará el buen ojo de su abuelo el Avvocato a la hora de elegir a su sucesor.

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