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Una de las imágenes más conocidas de la serie de AMC 'The Walking Dead'.
Zombis, el monstruo adaptable

Zombis, el monstruo adaptable

Desde que tuvo conciencia de si mismo el ser humano ha vivido con el miedo a la muerte, por inevitable. Como consecuencia ha soñado con existir para siempre y ha buscado la resurrección, una ilusión que se ha tornado oscura y que ha dado lugar al mito zombi

M. E. García

Jueves, 14 de enero 2016, 21:19

«Pero revivirán tus muertos, los cadáveres se levantarán; se despertarán jubilosos los habitantes del polvo y los muertos resurgirán de la tierra». Isaías 26, 19

La mortalidad. La inevitabilidad de la muerte para el ser humano siempre ha sido una obsesión. El deseo de ser inmortal ha pasado por fases y toda época tiene sus modas. Los primeros no muertos fueron los vampiros, con sus capas, sus tentaciones, su glamour. Han estado de moda con diferentes sagas literarias, cinematográficas y en series sí. Pero si hay algo que siempre vuelve. Siempre y de diferentes, variadas y múltiples formas son los zombis.

Ese anhelo de ser eterno, de no morir ha degenerado con el paso del tiempo y así, se han creado a los zombis. La definición de zombi que da William Seabrook, en Muertos que trabajan en los campos de caña (1929) gira alrededor de su cosificación Ya no son personas, sino objetos, que se mueven en masa, pero eso, con el paso del tiempo, también ha cambiado.

«() Aunque el zombi sale de una tumba, no es ni un fantasma, ni una persona resucitada de entre los muertos como Lázaro. El zombi, decían, es un cadáver humano sin alma, aún muerto, pero que ha salido de la tumba dotado de movimiento por medio de la magia y con apariencia mecánica de vida. Lo describían como un cadáver al que se le obliga a andar, actuar y moverse como si estuviera vivo.» Seabrook.

Puede que el primer resucitado por razones médicas tipo zombie de la literatura lo creara Lovecraft. El escritor publicó una serie de relatos Herbert West, reanimador en las que no solo crea el primer zombi no mágico si no que sienta las bases del científico loco que alcanzaría su máxima expresión con el Frankensteis de Mary Shelley.

También Lovecraft, en su relato El Extraño (The Oustider) describe como un hombre despierta en un castillo solitario. El cuento está narrado en primera persona así que no responde a un zombi estúpido, a los que más estamos acostumbrados en la actualidad. Seres irracionales que actúan por puro impulso caníbal. En este caso el personaje se encontraría más cerca de ser un vampiro aunque en ningún momento se refiere a apetito alguno.

Los zombis tienen su origen en la pseudo religión. El vudú, mezcla de cristianismo y religiones africanas nacida en Haití, hija de esclavos que, contiene, en su aspecto más oscuro distintos rituales de resurrección. Así que sí, los primeros zombis son una creación mágica. Al fin y al cabo tanto la religión en la que se basa como la cultura en la que nació es un híbrido. Ese carácter, el de la mezcla, le supone una mutabilidad como pocos mitos conocidos, lo que siempre ha hecho a los zombis un monstruo tremendamente actual que probablemente jamás pasará de moda. Si la sociedad, la política, las creencias religiosas, la cultura cambian, la imaginación humana cambiará a los zombis dotándolos de nuevas cualidades y arrebatándoles otras para que sigan dando mucho miedo como fiel reflejo de los temores ancestrales que nos acechan desde que el hombre es hombre.

Y es que, este mito del horror no es otro que el mayor medio del ser humano como especie: su mayor enemigo es si mismo. Verse esclavo y putrefacto, sin razón ni moral. En The Walking Dead se apunta a un remoto recuerdo de esas cosas que matan sin control para poder sobrevivir. Incluso los personajes vivos se cuestionan la moralidad de matarlos puesto que desconocen hasta qué punto los caminantes conservan su humanidad. Perder la ética y la voluntad, sí, pero también conservarlas en mayor o menor medida pero no poder responder por los propios actos. Realmente, ¿qué es peor?

Con el paso del tiempo, las enfermedades y los experimentos son las causas por las que los zombis acaban siéndolo. Caminantes, muertos vivientes, resucitados, infectados, redivivos múltiples nombres, pero son muchos más los tipos que la imaginación ha creado. La literatura como principal fuente y después la pantalla, bien cine, bien televisión han trasladado los muertos vivientes de las páginas a las pantallas, que también han aportado su granito de arena a las historias de zombis.

Las clasificaciones sobre los tipos de estos series son muchas. De hecho, con el paso del tiempo se complica su etiquetado. Jesús Palacios distingue tres tipos de zombi: los vudú, los pulp y los post-Romero. Los dos primeros grupos responderían a un mismo espíritu. El primero es creado, mediante magia para ser un esclavo. En el segundo caso este zombi se revela y ya no quiere servir. Es la acción y la reacción natural pero los dos comparten su origen.

Pero llegó George A. Romero y La noche de los muertos vivientes (que también tiene sus inspiraciones). Nunca les llama zombis, pero esta película sentó, sin lugar a dudas, las bases del zombi moderno que acaba siéndolo por culpa de alguna enfermedad. Este tipo también ha degenerado en diferentes maneras de entender a los zombis. En ambos casos: el de la magia y el de la ciencia al fin y al cabo el zombi es zombi por culpa de la intervención humana.

Los zombis clásicos

La manada irracional que se guía por su deseo de comer. Son los de Romero y los de Robert Rodríguez en Planet Terror, Ruben Fleischer en Bienvenidos a Zombieland y, por supuesto, The Walking Dead. Estos ejemplos comparten entre sí, aunque no todos al mismo tiempo, un algo de humor negro y gore. Y es que la sangre y las vísceras son ingredientes indispensables en la mayoría de las obras sobre zombis actuales. A lo largo de este año se estrenará la película Orgullo y prejuicio y zombs basada en la novela del mismo nombre que readapta el clásico de Jane Austin. La novela ya supuso toda una nueva revisión del género que parece no tener fin.

Hasta tal punto ha llegado la degeneración de los zombis que hasta son inteligentes, pueden controlar los impulsos y hasta llegar a llevar una vida normal. Ahí está iZombi. Una serie de CW en la que la protagonista, una muerta viviente, trabaja como forense para poder comer cerebros (con mucha salsa picante) sin necesidad de matar a nadie.

Los zombis, en general, son lentos, bueno, no todos. Ahí tenemos a los rapidísimos (mezclados con lentos) de Resident Evil o Guerra Mundial Z. Incuso, los híbridos vampiros-zombis de Soy Leyenda. También los de la ya mencionada Bienvenidos a Zombiland, pero también 28 días después y su secuela o los patrios de REC. Estos zombis no solo son veloces sino que también parecen tener, al menos, una vaga conciencia de si mismos y hasta algo de inteligencia que hace que corran, incluso, de manera individual al no ser que algo los atraiga.

Según George A. Romero los zombis rápidos son una derivación de los videojuegos aunque a él no le gustan que sean así tal y como declaró para Vanity Fair en 2010: «Si los zombis están muertos, ¿cómo se pueden mover rápido? Mis chicos no corren, nunca lo han hecho y nunca lo harán. Simplemente son unos bobos torpes que son fáciles de destruir a menos de que cometas un error, esas son las reglas y me apego a ellas». Bien, partiendo de la base de que están muertos se podrían mover como quisieran, hasta volar, pero ese es otro tema.

En una nueva vuelta de tuerca una empresa se plantea resucitar a los muertos para el 2045. No es broma. Puede que el Apocalipsis zombi se encuentre más cerca de lo que pensamos. Pero bueno, en su día el Centro de Control de Plagas norteamericano ya publicó su guía para hacerle frente. Los usuarios tumbaron la web.

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