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Caballos salvajes en los alrededores de la central nuclear ucraniana.
La vida se abre camino en Chernóbil

La vida se abre camino en Chernóbil

La ausencia de seres humanos ha permitido a la vida salvaje reconquistar un terreno radioactivo sin aparentes daños

P. Monteagudo

Jueves, 17 de diciembre 2015, 12:04

Hace casi 30 años que ocurrió la mayor catástrofe en la historia del uso civil de la energía nuclear (junto a la de Fukushima, de 2011) y en la actualidad sorprendentemente la vida ha florecido con intensidad inusitada, en los alrededores de Chernóbil (Ucrania)

El sábado 26 de abril de 1986 un terrible accidente ocurrió en la central nuclear, soviética en esa época, durante un simulacro de seguridad. Un fallo en el funcionamiento del reactor 4 generó el sobrecalentamiento del núcleo. Las barras de combustible radioactivo se derritieron como chocolatinas en verano y se produjo una explosión que esparció una nube de radioactividad por toda Europa. La población fue evacuada, aunque hoy en día al menos cinco millones de personas viven en entornos contaminados de la zona.

A pesar del desastre medioambiental, las conclusiones de un estudio reciente llevado a cabo durante años por Jim Smith, investigador de la Universidad de Portsmouth, revelan una grata sorpresa, actualmente viven en la zona numerosas especies de animales que han prosperado gracias a la ausencia de personas. Se pueden ver manadas de lobos jabalíes, ciervos y alces, en cantidades mayores a las de otras reservas naturales no contaminadas de la región.

Debido al miedo a los efectos mortales de la radiación en humanos la fauna de Chernóbil está exenta de la amenaza de los cazadores. Las condiciones son especialmente favorables para depredadores cómo el lobo, cuya población actual es siete veces mayor a la media de otras reservas.

Se han vuelto a ver especies que habían desaparecido del lugar cómo osos y linces, y para aumentar la biodiversidad se han introducido bisontes y caballos salvajes.

Se sabe que las especies animales se ven perjudicadas por la exposición a la contaminación radioactiva, no obstante, éste estudio revela que las actividades humanas, la agricultura y la caza perjudican a las especies más que la radioactividad.

Se han visto más golondrinas de lo normal, con malformaciones en el pico o plumaje poco desarrollado, en el entorno de la zona del desastre nuclear. Lo más grave son los informes contrastados de las mutaciones que se han producido en aves, peces, arañas e insectos, pero debido a que esos ejemplares viven poco, los daños no se transfieren a sus crías.

A pesar de la contaminación radioactiva, «nuestros resultados demuestran estadísticamente que la zona de exclusión alrededor de Chernóbil es hoy el hogar de una rica diversidad de mamíferos, independientemente de las alteraciones que presentan algunos ejemplares», afirman los investigadores.

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