Es la cita más esperada por los cofrades vallisoletanos, el acto central de la Semana Santa de Valladolid, uno de los grandes imanes turísticos de la ciudad y, como muchos lo han calificado, un auténtico museo al aire libre. La Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor congrega en apenas unas horas a miles de personas y a algunas de las más excelsas obras de arte de la imaginería castellana. A continuación, te ofrecemos, paso a paso, las principales claves para disfrutar de la procesión.
Publicidad
Las cofradías penitenciales históricas de Valladolid participaron, durante los siglos XV y XVI, en diversas procesiones, que perdieron esplendor a lo largo del siglo XVIII. La última constancia que se tiene de esta primera etapa es de 1731, con una procesión general en la que solo desfiló la cofradía de Jesús Nazareno.
Los ecos de aquellos desfiles se retomaron a principios del siglo XIX. Durante la ocupación francesa, el general Kellerman (que tenía encomendado el gobierno sobre Valladolid) decidió rescatar aquella tradición. Se apoyó para ello en José Timoteo de Monasterio, comisario de policía e integrante de varias cofradías penitenciales, que recibió el encargo de retomar los desfiles procesionales, con especial atención a los del Viernes Santo.
El 21 de abril de 1810, a las 18:00 horas, las cinco cofradías históricas de Valladolid (Vera Cruz, Pasión, Angustias, Piedad y Jesús Nazareno) celebraron la procesión del Santo Entierro, con salida desde la iglesia penitencial de las Angustias. Alumbraron ocho pasos: Oración del Huerto, Atado a la Columna, Ecce Homo, Jesús Nazareno, Cristo Crucificado, Descendimiento, Cristo Yacente y Virgen de las Angustias. Se celebró de nuevo en 1811, pero pronto se perdió la tradición en beneficio de las procesiones de regla de cada cofradía.
El arzobispo Remigio Gandásegui (con la colaboración del director del Museo de Escultura, Francisco de Cossío, y del erudito local Juan Agapito y Revilla) recuperó la tradición de la Semana Santa en 1922. Ese año, el 14 de abril, Viernes Santo, pese a estar todo preparado, no salió por culpa de la lluvia.
Publicidad
Pero la procesión general, llamada entonces del Santo Entierro, sí que pudo volver a las calles el Viernes Santo del año siguiente, el 30 de marzo de 1923. Lo hizo en una tarde «tibia y primaveral» para recuperar en Valladolid, ante «un gentío inmenso», «una vieja tradición perdida», como contaba entonces El Norte de Castilla. El periódico cifró en 40.000 el número de personas que siguieron este desfile procesional, compuesto entonces por 17 pasos.
Poco a poco, se incorporaron nuevas hermandades y pasos.
Publicidad
Su nombre actual, Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, se adoptó en 1946.
En la actualidad, forman parte de ella veinte cofradías, que alumbran 33 pasos.
Con salida a las 19:30 horas, la procesión parte de la iglesia de las Angustias y recorre las principales calles del casco histórico de la ciudad, en un recorrido ya consolidado.
Angustias, Plaza de la Libertad, Bajada de la Libertad, Plaza de Fuente Dorada, Ferrari, Plaza Mayor, Santiago, Plaza de Zorrilla, Miguel Iscar, Duque de la Victoria, Regalado, Cánovas del Castillo.
Publicidad
En la Plaza Mayor, se instalan gradas para seguir la procesión, con capacidad para 1.500 personas (la Junta de Cofradías ha reclamado nuevas estructuras que permitan ampliar el aforo) y un precio donativo a partir de 20 euros. Justo frente a la Casa Consistorial (engalanada con tapices que incluyen el sello y el escudo de la ciudad) hay un espacio reservado para las autoridades, en una tribuna específica presidida por el alcalde y el arzobispo.
Delante de esa grada de autoridades, se sitúan varios integrantes de la Policía Municipal, con uniforme de gala, casco y espada, que escoltarán a las autoridades cuando estas se incorporen, en la Plaza Mayor, al destile procesional.
Publicidad
Aunque la procesión se da por terminada (después de en torno a tres horas de recorrido) en la calle Cánovas del Castillo, la celebración continúa hasta la iglesia penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, donde, a la llegada de su cofradía titular, se entona la Salve Popular. A continuación, el arzobispo imparte la bendición.
El desfile procesional se abre con un piquete a caballo de la Policía Nacional, que participa con el uniforme de gala.
Noticia Patrocinada
A continuación, desfilan la cruz alzada del cabildo catedralicio, con ciriales, acolóticos y el deán de la seo.
A partir de aquí, el cortejo incluye a todas las cofradías penitenciales de la ciudad, con sus guiones, pendonetas e insignias, así como su propia planta de procesión (algunas con más de 300 años de implantación). Cada una de estas cofradías -separadas entre sí en torno a cinco metros- alumbran las tallas que, trasladadas en carrozas, forman parte de la procesión, que rememora las principales escenas de la Pasión de Cristo.
Cierra la procesión las autoridades, que esperan en la tribuna y se incorporan al paso de la procesión por la Plaza Mayor.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.