Valladolid siente que la Semana Santa asoma cuando se celebra el pregón el cuarto viernes de cada Cuaresma, el anterior al Viernes de Dolores, en la catedral metropolitana. Los cofrades y 'semanasanteros' de la ciudad saben que ese acto, sobrio, protocolario, cargado de empaque y, ... bien podría decirse, que hasta algo social a la par que religioso, es el punto de partida de la Semana Santa de cada año. Este vuelve a ser distinto, como lo fue 2020. No habrá procesiones, pero sí habrá Semana Santa, y cada cual podrá celebrarla como pueda y su corazón guíe.
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En medio de la anormalidad que vivimos, el acto de esta noche sirve para tener la percepción de ganar algo de terreno al cautiverio y sentir que se recupera mínimamente una pizca de libertad. La historiadora María Antonia Fernández del Hoyo pudo, al fin, subir al ambón en el lateral del altar para proclamar un texto escrito 15 meses atrás, cuando recibió el encargo, que guardó en el cajón de su escritorio y que ayer disfrutó frente a las 270 personas que tuvieron el privilegio de acceder al templo y escuchar sus palabras. Previamente fue presentada por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y autorizada por el cardenal arzobispo Ricardo Blázquez, acompañado por el obispo auxiliar Luis Argüello.
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Tras la pregonera, presidiendo el acto en el altar, el Ecce Homo de Gregorio Fernández, propiedad de la Vera Cruz y que procesiona la cofradía de los Artilleros. El Cristo de la Caña lucía adornado con seis centros florales en color morado y otros tantos candelabros de alargados velones prendidos.
La profesora titular universitaria de Historia del Arte jubilada, y académica de número de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción dejó evidencia profunda y sentida de su pasión, el estudio y la investigación del Barroco y el Renacimiento, enamorada de los archivos y de investigar sobre conventos desaparecidos, el Campo Grande, edificios militares y el arte de Juan de Juni y Gregorio Fernández, con especial atención a los siglos XVI y XVII.
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El pregón tuvo varias partes claramente diferenciadas. Una, de vocación personal hacia la Semana Santa, con referencia a los pregoneros que la precedieron tras leer con detalle todos y cada uno de ellos, además de algunas reflexiones de tipo histórico artístico. El grueso del texto estaba basado en un recorrido desde 400 años atrás, desde 1620 hasta la actualidad.La parte final se convirtió en una reflexión de lo que la historia del arte debe a la religión y lo que significa el hecho religioso.
Fernández del Hoyo comenzó su alocución con «la esperanza de una vuelta a la vida de antes, como la propia celebración de este pregón así apunta», reconociendo que tras tanto sufrimiento, incertidumbre y dolor, pudiera ser que «mis palabras no tengan demasiado sentido en estos momentos». Recordó que ser designada dos años como pregonera es un hecho casi sin precedentes, con la excepción del cardenal primado de España, Marcelo González. Aquí realizó una remembranza de su infancia y los recuerdos de Valladolid y su Semana Santa. «Me hubiera gustado abordar algunos temas que solo puedo apuntar, como la presencia de la mujer en la Semana Santa», cuya participación en las procesiones vestidas de hábito no llegó hasta el año 1987 «como cofradas». Pero su pasión por el arte la impidió tratar otras cuestiones. Sí tuvo unas palabras de recuerdo para las visitas a los monumentos, basándose en 'La Semana Santa interior', escrita por el carmelita Teófanes Egido, recordando la pérdida de monumentos históricos de Juni en los conventos de San Francisco, San Ambrosio, o las Huelgas Reales, entre otros.
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Habló como si de una novela se tratase de monasterios y conventos primitivos de aquel Valladolid, como el de San Pablo, San Francisco, de la Trinidad Calzada, los agustinos calzados, el templo del Carmen Calzado, las agustinas recoletas, San Quirce o el de Nuestra Señora de Belén, «de modo que el perfil de la ciudad está definido por torres, espadañas y cúpulas, y su sonido es el de campanas que marcan el ritmo de la vida junto al reloj de san Francisco», tratando de hacer una fotografía sonora del Valladolid de hace 400 años. Paso obligado por la escultura de Gregorio Fernández y Francisco de Rincón con una frase: «Si la arquitectura depende, casi en todo de la religión, ¡qué decir de la escultura!».
La pregonera quiso regresar al presente. «¡Qué sociedad, qué mundo tan distinto el de 1620 del actual!», exclamó, para asegurar que «es mucho lo que la historia del arte debe a la religión católica», a modo de agradecimiento a una vocación que ha desarrollado Fernández del Hoy durante su vida.
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Más de la mitad de las hermandades de Semana Santa de Valladolid, once concretamente, han presentado un escrito a la Junta de Cofradías solicitando un pleno urgente con el fin de recibir información sobre los cuatro actos organizados para la próxima Semana Santa conjuntamente con el Ayuntamiento de Valladolid, «sin el consentimiento de las hermandades vallisoletanas».
En el último pleno, varias cofradías mostraron su intención de organizar actos de forma individual. De todas las propuestas, más de media docena han fructificado, aunque otras se opusieron y son las que ahora piden que los actos sean bajo la responsabilidad de cada hermandad y corriendo con los gastos, nunca al amparo de la Junta de Cofradías, sin capacidad de decisión más allá de lo que acuerden las 20.
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