El Nazareno desafía a la lluvia y realiza el Vía Crucis sin sobresaltos

Nada más salir los primeros varales de la puerta de la Iglesia, comenzó a llover. Semana Santa de valientes. Y tras aguantar unos minutos, dejó de llover y los 32 cofrades que cargaban a hombros las andas de Jesús Nazareno pisaron por primera vez la remozada nueva calzada de la entrada de su sede, que tantos desvelos había provocado entre los cofrades.

Antes de todo esto, Adolfo Suárez Illana observaba en el interior del templo el montaje de la procesión y cómo se prepara una procesión. Siguió atento las explicaciones de la cofrade Isabel García Tejerina. El concejal municipal Pedro Herrero realizó una ofrenda floral al Nazareno, en representación del Ayuntamiento de Valladolid, cofrade de honor.

Y con las gradas de la Plaza Mayor repletas de gente expectante, la procesión comenzó avanzando lentamente en busca de las estaciones del Vía Crucis, que se rezaban a medida que llegaba el Santísimo Cristo de la Agonía, portado por dos cofrades al brazo en la parte delantera y dos más al hombro en la parte trasera. Las hermanas de devoción volvieron a citarse en número destacado para orar en procesión con la imagen titular de la cofradía.

Con la incertidumbre de las precipitaciones, la procesión se convirtió en un avanzar buscando llegar a la proximidad del siguiente templo con capacidad para poder introducir las andas del Nazareno, que ayer fue escoltado por seis guardias civiles, dos a cada lado y tras el paso un mando y un agente vestido de gala portando un banderín. De este modo, en la cuarta estación se produjo el encuentro del Nazareno con la Vera Cruz en la puerta de su sede. Minutos más tarde repitieron escena entonando la Salve Popular frente a Las Angustias.

El cardenal Ricardo Blázquez no falto a la cita con el Vía Crucis, que ayer contó con el acompañamiento musical de la agrupación Torre del Reloj de Peñafiel. Esta vez, la valentía tuvo su recompensas y la lluvia no hizo aparición.