Semana Santa de Valladolid
La lluvia y la nieve obligan a suspender la procesión del EncuentroSemana Santa de Valladolid
La lluvia y la nieve obligan a suspender la procesión del EncuentroLluvia, nieve… ¡Pero siempre quedará la fe! Porque el encuentro se suspendió. María de las Angustias volvió a citarse con el Nazareno camino del Calvario en Santa Cruz pero la esperada procesión se cruzó con una decisión difícil y se canceló porque la intensa borrasca ... caída una hora antes del comienzo y el riesgo persistente de más precipitaciones en las horas siguientes desaconsejaron su salida. Caras tristes, gestos compungidos, miradas desangeladas e incluso algunas lágrimas fue lo vivido en el interior de los templos, de la Penitencial de las Angustias y de la Parroquia de San Andrés al comunicarse la anulación.
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A las puertas, en el exterior, también una realidad de desolación además de tristeza, disgusto y lágrimas. Porque durante toda la jornada, los claros de nubes pronosticados por la Agencia Española de Meteorología daban una tregua al finalizar el día, aunque no es menos cierto que también advirtieron de que ante tanta inestabilidad la certeza se vería llegado el momento. Y así fue. Unas vísperas con intensas precipitaciones y sorprendentes copos que ya vaticinaban lo que finalmente se acordó: suspender.
Pese a todo, el milagro anual de cada Martes Santo de los encuentros íntimos y personales con la Virgen de las Angustias y con el Cristo camino del Calvario por parte de naturales y forasteros sucedió aunque de otra manera. La expectación creada alrededor de este día era máxima, entre niños y mayores, por eso las cofradías titulares del desfile, la de Nuestra Señora de las Angustias y la de Cristo Despojado, también quisieron realizar sendos actos simbólicos para permitir que cofrades y espectadores se postrasen ante sus sagradas imágenes. Fueron unas convocatorias espontáneas que en el caso de las Angustias abarrotaron los alrededores y en el caso del Despojado llenaron el templo.
El ambiente en la calle era especialmente invernal, con temperaturas de menos de cinco grados centígrados, pero con una sensación térmica por debajo de 0 grados y muchísima humedad. Pero había ganas y esperanza a tenor de la multitud concentrada a las puertas de la Penitencial de Angustias más cuando el cielo había dejado de llorar desde hacía varios minutos viniéndose arriba las ilusiones cuando el chirriar del portalón del templo anunciaba que la Señora de Valladolid iba a salir.
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Y tanto que salió porque la histórica penitencial configuró su planta de procesión tal cual: cruz guía y ciriales, banderas, los diferentes tramos de la planta de procesión con sus respectivas insignias, así como la numerosa participación de niños, las muchísimas manolas e interminables filas de cofrades. Y su caminar se dirigía más allá del pórtico porque subían en dirección hacia el Palacio Arzobispal ante la sorpresa de los presentes. No caía ni una gota de lluvia. Es más, tal era el silencio que ni se escuchaban los restos de agua de los tejados al caer por los canalones. El cielo se abrió para ver en la calle a la Madre.
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Y apareció María, angustiada de dolor por la muerte de su Hijo, y con ella las caras de alegría por verla. Y ascendió por la calle San Juan de Dios con mucho arte mientras daba la vuelta al coliseo vallisoletano de las artes. Es más, todos quedaron prendados por el solemne caminar aportado por el movimiento del estiloso exorno floral realizado con cientos de rosas blancas que simbolizaban la pureza.
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Es más, fue tal el número de cofrades que la cabeza de esta pequeña procesión regresaba a la iglesia recién habían partido los 24 hermanos de carga junto con su cuadrilla de relevo. En la parte musical, la cita contó como estaba previsto si se hubiera celebrado la Procesión del Encuentro, con la Banda de Cornetas y Tambores Pureza así como con la Agrupación Musical Iscariense.
La Cofradía del Despojado, por su lado y esta vez en el interior de su amplio templo, realizaron un emotivo acto con las imágenes de Cristo camino del Calvario y la Virgen de la Amargura. Un encuentro orante entre sus dos titulares que además de los rostros afligidos también dejaron entrever algunas lágrimas. Los cofrades en los bancos, atentos, rezando y emocionados por la escena conseguida con el movimiento de los pasos. En la puerta de acceso al templo parroquial, mucha gente y el zaguán lleno de devoción y de expectación. Entre tanto, las interpretaciones de a Banda del Cristo Despojado y la Agrupación Musical del Cristo del Perdón.
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Paradojas de la vida, dolor sentimental y piadoso la no salida hacia Santa Cruz que en la parte religiosa, acompañando a la imagen mariana, contó con el deán de la Catedral, José Andrés Cabrerizo, quien había preparado su fervorín como reveló él mismo en torno al versículo «Atendite et videte, si est dolor meus» para predicar sobre el dolor de Cristo y de la Virgen extendiéndolo al dolor material y moral del mundo ante la actual crisis de la verdad existente en todas las edades, en todas las personas y en todos los estatus de la sociedad. En la parte institucional, por su parte, las concejalas Irene Carvajal y Blanca Jimenez. Con la Cofradía del Despojado, por su lado, el alcalde Jesús Julio Carnero y el diputado provincial Roberto Migallón.
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