Semana Santa de Valladolid
Largas colas durante todo el día para venerar la imagen del NazarenoSemana Santa de Valladolid
Largas colas durante todo el día para venerar la imagen del NazarenoPrimer viernes de marzo y miles de personas volvieron a verse con el Nazareno de Valladolid. Largas colas a hora punta tanto dentro del templo como en la calle de Jesús para visitar a la venerada imagen con la Cruz a cuestas durante toda la ... jornada. Una cita convertida en oración, en caricia y en beso a un devoto pie. Hijos, padres y abuelos… La Iglesia de Jesús recibió este viernes a miles de personas, a varias generaciones, en un número superior a las registradas en años anteriores, según fuentes de la propia cofradía y calculadas por el reparto de velas, evidenciando así la gran devoción que continúa atesorando esta imagen desde que fue esculpida en el siglo XVII.
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Una llamativa nube de incienso con su penetrante olor anunciaba durante todo el día que un acontecimiento importante estaba sucediendo en el entorno de la Plaza Mayor. Un incensario en el acceso al templo penitencial purificaba a la par que santificaba el ambiente cofrade y devoto que se vivió desde las nueve de la mañana y hasta cerca de las once de la noche.
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Muchas horas con muchos momentos que a muchos se les hicieron cortos porque esta escultura continúa suscitando muchas atenciones entre los vallisoletanos y también entre algunos turistas que tuvieron ayer la oportunidad de asistir a uno de los actos cuaresmales más relevantes de la ciudad.
Largas colas durante todo el día y eucaristías llenas tanto por la mañana como por la tarde, destacando las misas oficiadas por el vicario general de la Diócesis, Jesús Fernández Lubiano, así como la celebrada por el arzobispo emérito de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien volvió a este templo para postrarse y rezar ante el Nazareno. Dos generaciones de la curia que suscitaron el interés de la feligresía, dos sacerdotes especialmente unidos con la tradición semanasantera, con lo vivido y con lo que queda por vivir en una Iglesia de Valladolid entregada con su tradición más arraigada.
Estos sentimientos se apreciaban en las miradas de miles de personas que fueron a encontrase con la talla y admirar el desgaste de la madera y la policromía del pie que es una usanza de ciudad. De la misma pierna que se arrodilla sobre un peñasco y que, junto a la mirada y al gesto de las manos, invitaba a confesarse con la bendita madera. Por eso los bancos de este recoleto templo estuvieron ocupados prácticamente durante todo el día: por el recuerdo de generaciones precedentes y por el rezo de las actuales.
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Una devoción plasmada también en las miles de velas encendidas que ocupaban ya a última hora la totalidad de los escalones del altar, salvando los accesos al camarín del Nazareno. Una luz que aportaba un ambiente de religiosidad único, como comentaban in situ varios grupos de fieles y cofrades, al observar a la vez el exorno floral con el que este año se ha ensalzado la imagen: grandes centros de rosas y numerosas velas de color morado dispuestas con especial precisión rectilínea.
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