Guía de la Semana Santa de Valladolid para cofrades de acera
Consejos para vivir la pasión más vallisoletana aún siendo espectador y sintiéndose un hermano más en la vida cofrade y en el ambiente más procesional
Cinco recomendaciones para vivir el sentido más religioso y el atractivo más cultural y gastronómico de una ciudad completamente consagrada a su fe y entregada a su atractivo más culinario, salado o dulce. Las cofradías cautivan a los cofrades de acera con su puesta en escena donde el legado piadoso y artístico convergen. A partir de aquí una guía práctica para vivir la Semana Santa de Valladolid como espectado que complementa a la guía para sentirla desde dentro, como cofrade.
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Apasiónate desde la puerta del hotel
Plaza Mayor en Valladolid es sinónimo de Semana Santa latente. Y vivir el ambiente ciudadano y cofrade desde el corazón es prácticamente un complemento extra a la reserva de un hotel o la contratación de la estancia en un apartamento turístico. Es más, muchos de estos establecimientos están en pleno recorrido procesional con lo que entre descanso y descanso en la habitación incluso puede sorprender al viajero algún desfile debajo de su ventana.
Una reserva con tiempo, asimismo, es sinónimo de conseguir buen precio porque conforme llegan los días grandes, ley de la propia oferta y la demanda, las noches hoteleras encarecen por momentos. Si la economía no nos permite estar en el meollo procesional tampoco renuncies a estar en Valladolid porque la flota de transporte público es variada, eficiente y con llegadas a todos los puntos de interés: la empresa de autobús urbano -AUVASA- cuenta con una amplia red de líneas y de paradas de la misma manera que las centrales de taxi.
La utilización de las bicicletas municipales -BIKI- es otra opción nada desdeñable porque existen numerosas paradas distribuidas por toda la ciudad. Si eres de los de utilizar el coche porque tu intención es regresar a casa en modo noctámbulo, el aparcamiento disuasorio de la Feria de Valladolid es la opción perfecta para dejar el vehículo privado y acceder andando al centro en poco más de 10 minutos. Por cierto, antes de salir de procesión, comprobar la previsión meteorológica para ir bien pertrechado con lo necesario.
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Cómo moverse por la ciudad más procesional
Valladolid es una ciudad de andar y parar. El casco histórico es de trayecto fácil y relativamente cercano, por lo que es conveniente que en una estancia de varios días podamos planificar nuestros destinos urbanos. El Centro de Recursos Turísticos debe ser nuestra primera parada al llegar a la ciudad para que nos ayuden hacer de nuestra estancia un viaje especialmente provechoso en todos los sentidos. La capital tiene una amplia oferta de museos, casas-museo y monumentos civiles que estos días de Semana Santa tienen incluso horarios especiales para atender toda la demanda posible. Y entre tantos puntos de interés, las procesiones, que en jornadas como Jueves y Viernes Santo prácticamente es nuestro principal punto de interés más porque es el objeto de nuestra visita a la ciudad durante esta semana del año.
Precisamente, la Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid también dispone de un punto informativo en la calle de Cánovas del Castillo, entre la Plaza Mayor y la Catedral, y ahí podremos adquirir una guía procesional, nos podrán aconsejar por dónde moverse e incluso también podemos comprar localidades para ver la Procesión General del Redentor del Viernes Santo -a partir de las 19.30 horas- desde las tribunas instaladas en diferentes puntos de la Plaza Mayor (https://viernessantovalladolid.es/). En esta tienda también pueden encontrar publicaciones y numeroso material relacionado con la Semana Santa de Valladolid.
Con todo el material de la mano el epicentro procesional está alrededor de la Seo Metropolitana pero hay zonas de obligada visita como el barrio conventual, la antigua judería o plazas como Santa Cruz, San Pablo, el Salvador o Santa Ana. El Atrio de Santiago, la calle de la Platería o la plazuela del Palacio Arzobispal son otros puntos para no perderse. Y sin perder de visto el sentido arquitectónico y sentimental de la Acera de San Francisco, en plena Plaza Mayor, y donde hace cinco siglos se erigía el Convento de San Francisco, epicentro espiritual del nacimiento de las cofradías vallisoletanas.
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Una semana espiritual y gastronómica de momentos
Estar en Valladolid en Semana Santa es vivir, es participar, es disfrutar y es incluso adentrarse de su tradición más arraigada. En la calle y en los bares y restaurantes además de en los distintos monumentos antes citados. El centro urbano es un auténtico templo al aire libre de religiosidad popular combinada pero también es un museo único en el mundo.
La Semana Santa significa una continuo peregrinar de fe donde las moradas son las iglesias o las plazas de santos encuentros, pero los refugios para evitar el frío y coger fuerzas son los numerosos bares. Es el caso de los numerosos establecimientos hosteleros en el entorno de la Santa Iglesia Catedral, es decir, en la zona de Cascajares, Portugalete o plaza de la Universidad. Pero en los alrededores de la Plaza Mayor, de San Benito con el Mercado del Val, de Poniente, San Martín o la Acera Recoletos también se concentran numerosas cafeterías, bares y restaurantes con ricas viandas, tradicionales o más vanguardistas, que a buen seguro cautivan los gustos de los visitantes.
Y entre la hora de la comida y de la cena, para acompañar a un delicado café, merece la pena entrar en alguna de los establecimientos de la Asociación de Confiteros de Valladolid que en estos días ponen a la venta un postre muy de Valladolid y muy de Semana Santa: el dulce penitente, un sugerente postre con ingredientes como el chantilly, la crema pastelera, la nata montada o el azúcar fondant, sabores muy castellanos con los que se realiza un pastel petisú, y que por nombre propio se ha convertido en uno de los pasteles más demandados a lo largo del año en los establecimientos del ramo en la capital.
Espiritualidad y gastronomía se dan la mano estos días en la ciudad hasta el punto de que, con el máximo respeto y el silencio propio de estas procesiones, son muchas las personas que desde las barras exteriores de los bares contemplan las procesiones combinando paralelamente los dos atractivos que en el momento de mediodía incluso se puede compartir con la visita a alguna de las bodegas de la provincia pero próximas a la capital. Después de coger fuerzas y en este ambiente, el cuerpo pide seguir la procesión y participar de los actos sintiéndose así uno más de las cofradías. Por cierto, para los que viajen con niños, en el entorno de la plaza de Colón y Campo Grande la Asociación Feriantes de Valladolid instala estos días la tradicional feria del sudario, un espacio de carruseles y atracciones de feria para hacer más llevaderas las horas procesionales a los más pequeños.
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Sentirse uno más
Valladolid se caracteriza a lo largo del año de ser una ciudad especialmente acogedora. En Semana Santa más. Y es que los cofrades abren sus templos penitenciales o sedes canónicas para que naturales y visitantes participen con ellos de sus actos internos, en estos días más religiosos, pero también de otros cultos también devocionales como besapiés o besamanos. En el interior de las iglesias también están expuestos para admiración del arte y veneración de las imágenes tanto los enseres como los que posteriormente se alumbran en las diferentes procesiones.
Es más, adentrarse en estos centros de culto puede significar presenciar en vivo los preparativos ornamentales previos a la salida procesional viendo de primera mano la dedicación, la espiritualidad y el amor que ponen los cofrades sobre las tallas que han heredado de sus pasados y que intentan conservar en las mejores condiciones para que las nuevas generaciones puedan rezar ante los cristos sangrantes o las vírgenes dolorosas.
Unas visitas, por cierto, que llegada la tarde del Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, se realizan a las iglesias ante el Monumento. Una tradición la de visitar iglesias entre las celebraciones religiosas de los santos oficios del Jueves y del Viernes Santo que también es muy vallisoletana en familia o entre amigos.
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Componente capítulo
Depende del día y la hora de estancia en Valladolid. Para niños y para mayores. Los niños pueden sentirse especialmente atraídos por la tradicional Procesión de las Palmas donde La Borriquilla hace las delicias de los más pequeños el Domingo de Ramos por el tintineo que anuncia su llegada siendo especialmente emocionante la llegada a la cale de la Platería a partir de las 13.00 horas de este día desde cuyo balcón de la Iglesia de la Santa Vera Cruz el arzobispo, Luis Javier Argüello García, se dirige a los niños con una emotiva plática invitándoles a la vez a agitar sus palmas. No olviden comprarle una palma en los puestos colocados en algunos de los puntos del céntrico recorrido. Los caballos de la Cofradía de las Siete Palabras tanto la tarde del primer domingo como la mañana del Viernes Santo también acaparan la atención de los niños. Pero también muchos más momentos procesionales relajados desde la mirada infantil con el cuidado y variado estilo musical que aporta la Semana Santa de Valladolid. Otro de las citas imprescindibles cae en Martes Santo y es el afamado encuentro en la calle de la Amargura -la plaza de Santa Cruz- entre Cristo camino del Calvario y Nuestra Señora de las Angustias. El Miércoles Santo es el turno del Vía Crucis Procesional de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno aunque uno de los momentos más íntimos sucederá a partir de las 22.00 horas cuando se apaguen todas las farolas de los alrededores de la Iglesia de Santiago y salga a las calles el Santísimo Cristo de las Mercedes, uno de los crucificados más antiguos e imponentes de la capital que en completa solemnidad se dirigirá hasta la Catedral para realizar la correspondiente Estación de Penitencia. El Jueves Santo es día de buscar las emociones que circundan en turno de mañana, de tarde y de noche la Iglesia Mayor. Un día después, el Viernes Santo, es la gran jornada espiritual y turística de Valladolid con la celebración del Pregón de las Siete Palabras -a partir de las 8.30 horas desde el Palacio Arzobispal-, el Sermón de las Siete Palabras -desde el mediodía en la Plaza Mayor- y la magna Procesión General de la Sagrada Pasión -a partir de las 19.30 horas-. Y si algún día llueve, no desespere: las cofradías realizan visitas guiadas con carácter gratuito por sus templos para explicar su historia y la historia de todos los grupos escultóricos que guarden allí. En caso de suspensión las hermandades también realizan actos religiosos extraordinarios en el interior.
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